El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se felicitó por el acuerdo del Congreso que evitará los efectos del llamado abismo fiscal y aseguró que constituye solo un paso dentro de un esfuerzo más amplio de fortalecimiento de la economía.
En una breve conferencia, Obama aseguró que la aprobación de la ley que evita la subida de impuestos para la clase media representa el cumplimiento de su principal promesa electoral por hacer un sistema tributario más justo.
El presidente reconoció, no obstante, que el déficit del país es demasiado alto y se declaró completamente abierto a un compromiso para reducirlo de forma equilibrada.
Obama advirtió también de que no está dispuesto a entrar de nuevo en largas negociaciones con el Congreso sobre el aumento del techo de endeudamiento nacional.
El Congreso, dijo, tiene que proporcionar al Gobierno los medios requeridos por las leyes que los mismos congresistas aprueban.
Gracias a los votos de republicanos y demócratas en el Congreso voy a firmar una ley que sube los impuestos al dos por ciento de los estadounidenses más acaudalados y evita al propio tiempo subidas impositivas que habrían devuelto al país a la recesión, subrayó el presidente.
Agradeció el trabajo realizado en estos últimos días por su vicepresidente, Joe Biden, quien permaneció a su lado durante la comparecencia ante los medios, así como la colaboración mostrada por el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, y el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner.
UN NUEVO RETO Obama subrayó igualmente que el acuerdo sobre el precipicio fiscal prueba que es posible la cooperación entre republicanos y demócratas.
El próximo reto será, sin duda, la búsqueda de un acuerdo sobre la reducción del presupuesto federal, especialmente del gasto en algunos programas sociales muy populares.
A este respecto, advirtió de que la racionalización de esos gastos deberá ir pareja con una reforma del código fiscal que elimine los abusos y las lagunas que permiten la evasión.
Tras la conferencia, el presidente de EE.UU. emprendió viaje a Hawai para reanudar las vacaciones con su familia que hubo de interrumpir debido a la crisis fiscal.