El papa Francisco inició este martes su pontificado con una homilía en la que fue aclamado por miles de personas. En la misa, definió su labor papal como una tarea de servicio especialmente dirigido a los más pobres y débiles.
El papa fue investido con el palio de lana de cinco cruces rojas y recibió el anillo del pescador, símbolo del papado como pescador de almas en referencia al apóstol Pedro.
Con estos dos gestos cargados de simbolismo, Francisco comenzó oficialmente su ministerio como pontífice de la Iglesia católica, una religión que profesan 1.200 millones de personas en el mundo.
En su homilía durante la misa, a la que asistieron delegaciones de casi 150 países, monarcas, príncipes y más de 30 jefes de Estado, Francisco pidió a los gobernantes que sean custodios de la creación de Dios, que respeten el medio ambiente y no dejen que los signos de destrucción y de muerte acompañen al mundo.
El odio, la envidia, la soberbia ensucian el mundo, dijo.
Francisco, de 76 años, enfrenta un papado marcado por la profunda crisis de la Iglesia, sumida en diversos escándalos de corrupción. Sobre su papel como guía de los católicos, aseguró que el verdadero poder del sucesor de Pedro es el servicio humilde y rico en fe, especialmente dirigido a los más desfavorecidos.
Francisco fue interrumpido por aplausos en algunas partes de su predicación, en la que también recordó a su predecesor, el ahora papa emérito Benedicto XVI.
BAÑO DE MULTITUD Antes de la celebración litúrgica, que coincidió con la festividad de San José, recorrió en papamóvil descubierto una abarrotada plaza de San Pedro. El papa dio varias vueltas entre vítores y aplausos de los fieles en un día primaveral y soleado en Roma.
Bajó del vehículo en una ocasión para bendecir a un enfermo. También besó a varios niños durante el paseo, en el que las campanas de la basílica repicaron en señal de júbilo.
Numerosas banderas latinoamericanas y sobre todo argentinas, país de origen de Francisco, colorearon el recorrido del papa. Una de ellas, por ejemplo, mostraba una imagen grande del pontífice junto al escudo de su equipo favorito de fútbol en Argentina: San Lorenzo de Almagro.