El papa Francisco viajó el sábado a la residencia veraniega de Castel Gandolfo para almorzar con su predecesor Benedicto XVI en una unión histórica pero potencialmente problemática entre dos papados de la Iglesia católica.
El Vaticano dijo que ambos pontífices intercambiaron un abrazo en el helipuerto. En la capilla donde oraron juntos, Benedicto XVI entregó a Francisco el reclinatorio que el papa utiliza tradicionalmente. Este rehusó utilizarlo solo y afirmó: somos hermanos. Entonces ambos oraron juntos sobre la misma pieza.
Afuera de la villa, la plaza principal de Castel Gandolfo estaba llena de gente, de admiradores que tenían esperanza de ver un momento histórico: dos papas compartiendo el pan y presumiblemente conversando sobre el futuro de la Iglesia católica. La multitud gritaba ¡Francisco!, ¡Francisco!.
El portavoz vaticano, reverendo Federico Lombardi, dijo que Benedicto XVI ofreció su promesa de obediencia al nuevo papa, mientras que Francisco agradeció a su predecesor su ministerio.
Lombardi dijo que ambos vestían de blanco, aunque Benedicto XVI llevaba una sotana sencilla sin la faja y la esclavina tradicionales que sí traía Francisco.