“Obedece a distintas causas. En el nivel más obvio están aquellos que difícilmente pueden guardar la cuarentena y al mismo tiempo sobrevivir”. La politóloga Arlene Tickner se anima a dar un diagnóstico sobre los orígenes de las protestas en contra de la cuarentena. Para ella, lo primero es ubicar al sector más vulnerable de la población, a aquellas personas que salen a la calle por la “simple necesidad vital de trabajar y reunir ingresos suficientes para obtener un grado mínimo de subsistencia”. “Me parece que el descontento y angustia de este segmento no debe ser subestimado”, anota.
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También hay que tener en consideración a los que están hartos. “Luego de meses de encierro y restricción de sus libertades de movimiento, por ejemplo, están cansados de las medidas y han salido a manifestarse en contra de ellas”, señala la especialista.
Tickner toma en consideración el caso de Bogotá, ciudad en donde reside. Ella comenta: “Desde marzo estamos en el encierro y por el momento parece que las medidas no se levantarán. Luego de intentos paulatinos de ir abriendo la economía, estamos viendo que en algunos países donde se había controlado la primera ola de la pandemia, se volvió necesario regresar a ellas, con el esperable descontento de la población”.
Finalmente, para Tickner, están quienes consideran que los gobiernos han exagerado con estas medidas draconianas o bien porque consideran que la pandemia es una gran ficción o porque creen que las pérdidas económicas jamás se justifican.
Se le pregunta a la especialista quiénes son, en su consideración, los que niegan el poder del coronavirus. Ella explica: “Podríamos hablar de algunos sectores de extrema derecha o de derecha religiosa, sobre todo los negacionistas de la ciencia. Pero también hay otros casos condenables, como el de Bolsonaro o Trump, quienes insisten que el virus no es peor que un resfriado. Allí se entrecruzan esas posiciones. Pero creo que son segmentos minoritarios, aunque hacen ruido y daño”.
¿Y los que se niegan al uso de las mascarillas? “Eso obedece al rechazo a la obstrucción de las libertades individuales –anota–. En EE.UU., el uso del tapabocas se ha vuelto también una cuestión política. Allí y en Brasil el tema se ha vuelto un debate político cuando es una cuestión de salud pública”.
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