A comienzos de esta semana, una botella de whisky rompió todos los récords de su categoría al ser vendida en 2,8 millones de dólares a un coleccionista.
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Se trata de una exclusiva botella de The Emerald Isle, un licor de triple destilación de malta pura, añejado por 30 años, con un envase diseñado por la joyería Fabergé y producido por The Craft Irish Whiskey. Según la compañía irlandesa, tan solo existen siete paquetes extraexclusivos en los que se incluye esta bebida.
“Es la botella de ‘whiskey’, o whisky, jamás vendida”, aseguró la empresa. La aclaración entre ambas grafías es a propósito y parece una pulla para la industria escocesa, que hasta ahora dominaba este rubro de alta gama y ostentaba el récord luego de que en noviembre del año pasado una botella de The Macallan 1926 se vendiera en US$2,7 millones.
La botella de The Emerald Isle fue adquirida por el coleccionista estadounidense Mike Daley.
Además de la botella, la exclusiva caja contenía cigarros Cohiba y un huevo de Fabergé que contenía una esmeralda.
- Millones en juego -
Aunque luzcan exorbitantes, los precios pagados por ambos whiskys se encuentran a años luz de las estratosféricas cifras que alcanzan las subastas de artículos de lujo.
El mundo de las pujas está dominado por una puesta en escena en la que cada lote es presentado con un despliegue de detalles exquisitos y una narrativa cuidadosamente tejida para despertar el interés de los apasionados coleccionistas, inversores o representantes de instituciones culturales.
Para llegar ahí, la pieza es primero evaluada por un equipo de expertos de la casa de subastas. Son ellos los que determinarán su valor en base a la autenticidad, rareza, estado de conservación y demanda en el mercado.
De ser aceptada la pieza, el dueño y la casa de subastas acuerdan los términos y las condiciones para la operación. Hay infinidad de negocios dedicados a las subastas, pero las más importantes son, por mucha distancia, las británicas Sotheby’s y Christie’s; seguidas de las también inglesas Bonhams, Phillips y la austríaca Dorotheum.
Christie’s
Creada en Londres en 1766 y parte del Groupe Artemis desde 1998. Sus subastas han incluido piezas de Da Vinci, Van Gogh, Rembrandt, Diana de Gales e Yves Saint Laurent, entre otros. Tiene oficinas en 46 países y 12 salas de ventas repartidas por el mundo.
Sotheby’s
Fue fundada en Londres en 1744. Ha subastado piezas excepcionales como la biblioteca de Napoleón, las joyas de la duquesa de Windsor o las de Jackie Kennedy, entre otras. Tiene sedes en 40 países y 9 salas de ventas repartidas por el orbe.
- Martillazo -
Asumamos entonces que su pieza fue evaluada y aceptada por Christie’s. La prestigiosa casa se encargará de exponer la obra durante varios días en alguna de sus instalaciones. Posteriormente, su exclusiva lista de clientes será convocada para la siguiente subasta, en la que con suerte se incluirá su pieza.
La puja empieza con el llamado precio de reserva –el mínimo dispuesto a aceptar por el vendedor– y se incrementa dependiendo de las ofertas. ¿El límite? Incierto, pues reside en el deseo de cada cliente por poseer un tesoro exclusivo cuyo valor trasciende lo metálico y se convierte en un signo de estatus.
Eso llevó, por ejemplo, a que en el 2018 se vendiera un reloj Rolex que pertenecía al actor Paul Newman en 17 millones de dólares.
Un año después fue adjudicada en 1,4 millones de dólares una famosa pintura del artista británico Banksy que inmediatamente después se autodestruyó y, por supuesto, en el 2017 se batió el máximo récord histórico al cerrarse en 450,3 millones de dólares el valor del cuadro “Salvator Mundi”, de Leonardo da Vinci. El encargado de pagar la surreal cifra fue el príncipe heredero saudita Mohamed bin Salman.
US$ 450’300.000
us$ 179’400.000
168’000.000
US$ 141’300.000
US$ 91’100.000
US$ 90’300.000
US$ 57’541.779
US$ 48’000.000
US$ 44’400.000
US$ 36’662.106
Otros nombres ligados a estos artículos ultraexclusivos son el ex primer ministro catarí y jeque Hamad bin Yasem bin Yaber Al Zani, quien habría comprado el cuadro “Les femmes d’Alger” a través de un representante.
Se presume que el oligarca ruso Roman Abramovich fue quien propuso la mejor oferta por el Giga-Yate en la histórica subasta de eBay.
Y según el “New York Post”, el multimillonario inversor y coleccionista estadounidense Steven Cohen habría sido quien adquirió la escultura “L’homme au doigt”. Muchas de estas son elucubraciones, pues lo común en estos casos es que la identidad de los compradores se mantenga en reserva por seguridad.
En el 2022, una subasta realizada en Nueva York por Sotheby’s incluyó la pintura “Tristán e Isolda”, realizada por la artista peruana Tilsa Tsuchiya (1928-1984).
Tomó apenas dos minutos de puja para que el óleo sobre lienzo de 101x131 centímetros, pintado entre 1974 y 1975, pasara de los 480 mil dólares iniciales al precio final de 882.000 dólares.
En la pintura de la recordada artista peruana se puede ver a dos enigmáticas criaturas unidas por sus lenguas, en medio de un paisaje brumoso característico en el trabajo de Tsuchiya.
Es considerada la obra de arte peruana por la que más se ha pagado en la historia, sobrepasando la marca anterior de US$682.000 pagados por un cuadro de Federico del Campo.
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