Un auténtico desconocido y un funcionario en el anonimato. Así ha calificado la prensa a Mijail Mishustin, quien este miércoles fue nombrado como el nuevo primer ministro de Rusia por el presidente Vladimir Putin.
Su designación se produjo en medio de un terremoto político, luego de que el primer ministro Dimitri Medvedev, muy cercano a Putin, y todo su gabinete presentaran su renuncia tras un discurso en el que el mandatario ruso expresó su deseo de realizar reformas constitucionales inéditas.
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El anuncio sacó de las sombras a Mishustin, un moscovita de 53 años que desde hace diez años dirige el servicio de recaudación de impuestos.
El trabajo de Mishustin, hombre fuerte del fisco ruso, le ha valido a este ingeniero de sistemas y computación que también es doctor en Economía forjarce una reputación de funcionario eficaz.
Aunque se ha mostrado varias veces jugando hockey sobre hielo con Putin, Mishustin tiene más bien un perfil bajo ante el público. Por ejemplo, no hizo una declaración pública inmediata tras su nombramiento como primer ministro y el Kremlin solo distribuyó fotos suyas en traje oscuro, sentado frente a Putin.
Tampoco tenía una página de Wikipedia dedicada a él en inglés o español hasta que fue designado primer ministro.
Un hombre del fisco
Mishustin estudió en la capital rusa en tiempos de la Perestroika y se convirtió en catedrático de economía ya tras la caída de la Unión Soviética, en 1991.
Fue en 1998 que inició su lento ascenso en el Servicio Federal de Impuestos. Desde el 2004 fue alto funcionario en otras agencias gubernamentales. También dirigió un fondo de inversiones, UFG Asset Management.
En el 2010 volvió al servicio de impuestos ruso con la misión de modernizarlo profundamente. Desde entonces logró la reestructuración y la digitalización del fisco, durante mucho tiempo dominado por una enorme burocracia, para convertirlo en una agencia de peso.
Aunque es un excelente tecnócrata, medios internacionales destacan que es una figura muy poco conocida y sin ambiciones políticas. De hecho, nunca perteneció a la élite política del país.
El diario español “El País” destaca que “a diferencia de Medvedev y de otros hombres de confianza del presidente ruso -como Igor Sechin, el CEO de Rosneft-, Mishustin no pertenece al que se conoce como ‘grupo de San Petersburgo’; personas que ya formaron parte de alguna forma de la época en que Putin trabajó en la alcaldía de su ciudad natal”.
Sin embargo, Putin valora que gracias a la gestión de Mishustin y a que no se le vincula con casos de corrupción, la recaudación de impuestos se incrementó incluso en tiempos de crisis económica y un gran número de negocios salió a la superficie.
Mishustin es también considerado un apasionado de las nuevas tecnologías, lo que se corresponde con los planes de Putin de digitalizar la gestión estatal.
“Es conocido como un magnífico burócrata, en el mejor sentido de la palabra”, dijo a la agencia Efe el politólogo Gleb Pavloski.
Según la revista Forbes, Mishustin aparecía en el 2015 en el 54º lugar de los funcionarios mejor pagados de Rusia, con ingresos de 183,31 millones de rublos (2,7 millones de euros a la tasa actual).
Asimismo, los medios rusos han resaltado que el funcionario no tiene auto ni casa y que vive junto con su esposa y sus tres hijos en un departamento de 140 metros cuadrados, propiedad del Estado.