El miércoles 24 de enero, los siete miembros de la banda de rock ruso Bi-2 fueron detenidos por las autoridades migratorias tailandesas y corrieron el riesgo de ser deportados a su país, donde son señalados de “apoyar al terrorismo” debido a que las letras de sus canciones suelen ser críticas al gobierno de Vladimir Putin y la guerra desatada en Ucrania.
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Alegando un problema en sus documentos de visado, los miembros de la banda fueron detenidos en la turística isla de Phuket. VPI, la compañía organizadora de eventos que se encargó de gestionar la visita de la banda, admitió ser culpable de “emitir incorrectamente visados de turista para los miembros de la banda, lo que provocó una violación de la ley de inmigración de Tailandia”.
Sin embargo, al mismo tiempo aseguró que desde diciembre venía recibiendo “presiones del consulado ruso” en Tailandia buscando cancelar el concierto.
Bi-2 informó, además, que durante el 2023 había realizado espectáculos en Tailandia y no se le habían requerido dichos documentos.
Lo más grave, sin embargo, era la decisión que podría tomar el gobierno tailandés con los integrantes. Mientras estos estaban detenidos en un centro migratorio de Bangkok, las autoridades locales evaluaban la opción de deportar a los siete acusados hacia Rusia.
Egor Bortnik, conocido por su nombre artístico “Lyova”, es un acérrimo crítico de Vladimir Putin. El año pasado, por ejemplo, utilizó sus redes sociales para acusar al mandatario de “destruir” al país, en referencia a la guerra con Ucrania.
Ese tipo de pronunciamientos se suma a muchos otros vertidos por la banda en contra de la campaña militar de Putin en Ucrania, lo que los ha llevado a ser considerados por el Gobierno Ruso como un grupo de “apoyo al terrorismo”.
- Traidores y enemigos -
En 1985 Lyova y su amigo Aleksandr “Shura” Uman lanzaron la banda “Bratya po Oruzhiyu” (Hermanos en Armas), en su natal Minsk, por ese entonces parte de la Unión Soviética y capital de la actual Bielorrusia.
Tres años más tarde, la banda se refundó bajo el nombre de “Bereg Istini” (Seguro de la Verdad), cuyas iniciales dieron paso al actual Bi-2. La ascendencia judía de los dos miembros de la banda los llevó a obtener la ciudadanía israelí a inicios de los años noventa, mientras que para inicios de milenio consiguieron entrar al mercado ruso.
En el año 2000, mientras Putin recién se acomodaba en el Kremlin luego de haber sucedido sorpresivamente a Boris Yeltsin, Bi-2 comenzó a volverse popular gracias a que algunas de sus canciones se utilizaron en la famosa película Brother 2, de Aleksei Balabanov.
Con “Miau Kiss Me” (2001) e “Inomarki” (2004) la banda consolidó su éxito en el gigante euroasiático, apareciendo con frecuencia desde entonces en los ránkings de discos vendidos y videoclips más famosos.
El inicio de la guerra en Ucrania, en febrero del 2022, y las subsecuentes medidas adoptadas por Putin para silenciar a quienes se oponían a su campaña militar, llevaron a que Bi-2 se volviera un ácido crítico del Kremlin.
Según Human Rights Watch, esto llevó a que en mayo del 2023 el Ministerio de Justicia designara a Bortnik como “agente extranjero” por “oponerse a la ‘operación militar especial’ en Ucrania, (y) hacer declaraciones negativas sobre Rusia, sus ciudadanos y autoridades”.
Luego de ello, los miembros de Bi-2 decidieron autoexiliarse, mismo destino que corrieron cientos de miles de rusos tras el inicio de la guerra y que los ha llevado a ser considerados “traidores y enemigos”, además de “un riesgo para la estabilidad política de Rusia, un problema de seguridad nacional”, según explicó a la agencia AFP Tatiana Stanovaya, politóloga y fundadora del centro de reflexión R. Politik.
Por ello, además de HRW, Amnistía Internacional o la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Sviatlana Tsikhanouskaya, temían que su deportación a Rusia podría conllevar una persecución judicial por su postura.
Afortunadamente para los músicos, el miércoles 31 de enero las autoridades tailandesas accedieron a deportarlos a Israel, apoyados en su segunda nacionalidad. Lyova llegó esa misma noche a Tel Aviv, mientras que el resto de la banda arribó al día siguiente.
- Casos similares -
El político opositor exiliado Dmitri Gudkov aseguró que la deportación de Bi-2 hacia Israel conllevó un denodado esfuerzo diplomático en el que intervinieron funcionarios estadounidenses, alemanes, israelíes y australianos, debido a que sus pares rusos buscaban llevarlos como fuera a su territorio.
“La presión fue muy fuerte. Estamos sorprendidos”, declaró Gudkov a la AFP. Esto se debería, según especula, a la preocupación del Kremlin por la popularidad de la banda de cara a las elecciones presidenciales de marzo.
Sin embargo, los de Bi-2 no han sido los únicos artistas perseguidos por el puño de Putin. Apenas la semana pasada, el humorista Maxim Galkin aseguró que se le negó la entrada a Indonesia en respuesta a una carta del gobierno ruso.
Esta, además, era la segunda vez que le pasaba algo así, luego de recibir la misma respuesta un mes atrás en Tailandia. El rapero ruso Alisher Morgenshtern aseguró recientemente que le prohibieron entrar en los Emiratos Árabes Unidos, sin razón oficial.
Cabe resaltar que al igual que Bi-2, Galkin y Morgenshtern figuran en la lista de “agentes extranjeros” en Rusia.
La persecución a tantas voces incómodas parece tratarse de una evolución en la forma con la que el gobierno de Putin responde a sus críticos. Para ello convendría recordar la detención en 2012 de Maria Alyokhina y Nadezhda Tolokonnikova, miembros de la banda de punk rock Pussy Riot.
Las cantantes fueron enviadas a cárceles en los montes Urales y Siberia, respectivamente, luego de protagonizar una actuación en el centro de Moscú donde criticaban a la Iglesia Ortodoxa rusa y a Vladimir Putin tras su reelección.
En febrero del 2014, durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, el grupo intentó interpretar el tema “Putin Will Teach you to Love the Motherland” (Putin te enseñará a querer a la Madre Patria) pero sus integrantes fueron detenidas violentamente por un grupo de presuntos cosacos que “las tomaron y empujaron” antes de agredirlas con látigos, gas pimienta y hasta con sus propias guitarras, según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que en agosto del 2023 condenó al estado ruso a indemnizar con casi 25.000 dólares a cada una de las víctimas.
En el 2018, Pussy Riot volvería a acaparar las portadas globales luego de que cuatro de sus miembros saltaran al campo de juego durante la final de la Copa del Mundo disputada entre Francia y Croacia. El grupo aseguró que realizó dicho acto en protesta por los abusos a los derechos humanos en el país.
Con la guerra en Ucrania, varias de sus miembros -entre ellas Maria Alyokhina- decidieron sortear el arresto domiciliario en el que se encontraban y escapar del país por temor a que la represión aumente.
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