Una piloto adolescente se convirtió en la mujer más joven en volar sola alrededor del mundo después de un desafío de cinco meses.
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Zara Rutherford, de 19 años, aterrizó en el aeropuerto internacional de Cortrique-Wevelgem, en Bélgica, dos meses más tarde de lo previsto como consecuencia de la meteorología adversa.
Durante el viaje estuvo un mes atrapada en Nome, Alaska, y 41 días en Rusia.
A su regreso a Bélgica, fue recibida por su familia, periodistas y sus seguidores.
La acompañaron en su aterrizaje cuatro aviones del equipo de exhibición acrobático belga Red Devils.
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Después de aterrizar, se envolvió en las banderas británica y belga, y les dijo a los periodistas: “Es realmente una locura, no lo procesé del todo”.
En conferencia de prensa, dijo que estaba “muy contenta” de haber logrado el desafío de volar 51.000 kilómetros.
“La parte más difícil fue volar sobre Siberia: hacía mucho frío y si el motor se hubiese detenido, estaba a horas de ser rescatada. No estoy segura de que hubiera sobrevivido”, contó.
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“Tengo muchas ganas de contarle a la gente sobre mis experiencias y alentar a la gente a hacer algo loco con su vida”, agregó.
“Si tienes la oportunidad, hazlo”.
La circunnavegación incluyó más de 60 paradas en los cinco continentes y comenzó el 18 de agosto.
La aviadora británico-belga, cuyos padres son pilotos, dijo que esperaba inspirar a otras niñas a dedicarse al campo de las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés).
El viaje fue posible gracias a los patrocinadores, incluida la escuela en la que hizo sus estudios en Hampshire, Reino Unido, y Shark, el fabricante eslovaco de su avión Shark UL.
Su antigua escuela fue una de las primeras en felicitarla y tuiteó que estaba “superorgullosa” de su logro.
Anteriormente, la mujer más joven en volar sola alrededor del mundo era la estadounidense Shaesta Waiz, que tenía 30 años en el momento de su desafío en 2017. El poseedor del récord masculino más joven tiene 18 años.
Además de ser la mujer más joven en completar el desafío, Rutherford es la primera mujer en dar la vuelta al mundo en un avión ultraligero, y la primera belga en dar la vuelta al mundo sola por aire.
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Se esperaba que el viaje durara tres meses, pero numerosos retrasos climáticos tuvieron un efecto dominó y provocaron que su visa rusa expirara, al tiempo que se acercaba el invierno siberiano.
Cuando llegó a Nome, solo tres de los 39 vuelos habían salido según lo planificado, y tuvo que esperar mientras su pasaporte era enviado por vía aérea al consulado ruso en Houston.
Pero, incluso con su nueva visa, pasaron otras tres semanas antes de que pudiera cruzar el Estrecho de Bering.
En un video publicado en Instagram, dijo: “Hay -18 °C y mis manos están literalmente congeladas. Estoy acá desde hace casi un mes”.
“Me he mantenido ocupada, he estado postulándome a universidades y manteniendo el avión listo para despegar”, agregó.
“El tiempo no ha sido bueno. Cada vez (que quiero salir), en Rusia el tiempo está muy feo o en Nome está muy feo”.
Una vez en Siberia, donde las temperaturas eran tan bajas como -35 °C en tierra y -20 °C en el aire, un mecánico bloqueó algunas de las tomas de aire de su avión para mantener el motor caliente en el frío extremo.
A pesar de los ajustes, Rutherford tuvo que permanecer en Magadán durante una semana y luego en Ayán por tres semanas.
Y después de que el clima forzara una escala no programada en el aeropuerto Bandar Udara Rahadi Osman, en Indonesia, debió dormir en la terminal dos noches porque no tenía la documentación necesaria para salir del aeropuerto.
A pesar de los contratiempos, y luego de pasar Navidad y Año Nuevo lejos de su familia, la adolescente se mostró feliz y sonriente en sus mensajes de Instagram.
Otro de los retos que tuvo que enfrentar fue volar a través del humo de los incendios forestales en California.
Su avión también falló en Nuevo México debido a un tubo de Pitot bloqueado, y un neumático pinchado la dejó varada en Singapur en Navidad.
Mientras estaba en Veracruz, México, experimentó un terremoto en su habitación de hotel en el sexto piso.
“De repente, el edificio comenzó a balancearse. No creo que alguna vez haya bajado las escaleras tan rápido. Realmente esperaba que la parte más peligrosa de este viaje fuera en el aire”.
La directora de su escuela, Jane Gandee, dijo que los alumnos y el personal habían estado siguiendo el viaje de Rutherford “con interés y admiración”.
“Como si el vuelo y la navegación reales no fueran lo suficientemente desafiantes, tuvo que lidiar con el clima extremo y la complicada burocracia”, dijo.
“Estamos inmensamente orgullosos del buen humor y la resistencia que mostró en todo momento”, añadió.
“Cincuenta de nuestras alumnas se inspiraron en Zara para intentar volar, y estoy segura de que su ejemplo servirá de inspiración para muchas más mujeres jóvenes en todo el mundo”, concluyó.
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