Desde hace más de un año y medio, era el objetivo “prioritario” de Francia y sus aliados en el Sahel. Adnan Abu Walid al Sahraoui, cuya muerte fue anunciada por París, era considerado el líder yihadista más despiadado en esta región africana.
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Informaciones sobre la muerte del jefe del grupo “Estado Islámico en el Gran Sáhara” (EIGS) entre Menaka (noreste de Malí), y del otro lado de la frontera con Níger, su principal zona de acción, ya circulaban desde agosto.
Finalmente, en la madrugada de este jueves París anunció que había sido “neutralizado (abatido) por las fuerzas francesas”. La ministra de los Ejércitos, Florence Parly, precisó que la operación tuvo lugar “hace unas semanas” atrás.
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Este hombre, en la cuarentena, con barba negra y tocado con turbante, de acuerdo a sus escasas fotos conocidas, era oriundo del Sáhara occidental.
Tras vivir parte de su juventud en Argelia, donde se habría enrolado en grupos armados islamistas, según varios expertos, intervino en 2011 en la creación en el norte de Malí del Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUJAO).
Éste movimiento se dio a conocer en particular por el secuestro, en octubre de 2011, de dos cooperantes humanitarios españoles y una italiana en un campo de refugiados saharauis cerca de Tinduf (suroeste de Argelia).
En aquella instancia, el propio Adnan Abu Walid al Sahraoui exigió el pago al MUJAO de un “rescate considerable” de 15 millones de euros (casi 17,7 millones de dólares), por la liberación de estas tres personas en julio de 2012.
El MUJAO se integra por entonces a la coalición yihadista vinculada a Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), que entre marzo y abril de 2012 tomó bajo su control el norte de Malí.
Por entonces, era su portavoz con sede en Gao, principal ciudad de la región, donde es recordado como un firme adepto a la aplicación de la Sharia (ley islámica), sobre todo en lo concerniente a castigos corporales.
“Si en Gao, mucho más que en otras partes, se cortaban las manos a las personas acusadas de robo, era por instrucciones de Abu Walid”, afirmó a la AFP un funcionario electo de esta ciudad, quien requirió el anonimato.
- Tensiones intercomuntarias -
Tras el comienzo, en 2013, de la operación francesa Serval que logró expulsar a los yihadistas de las ciudades y localidades del norte de Malí, el MUJAO, derrotado, entonces se fusionó con el grupo argelino Mojtar Belmojtar, creando la coalición Al Murabitune.
Sin embargo en 2015, Adnan Abu Walid al Sahraoui, reputado por haber asumido una visión más transnacional y global de la Yihad, respecto a la mayoría de sus aliados del Sahel, se escindió del grupo Belmojtar, aún afiliado a Al Qaida, para jurar lealtad al Estado Islámico (EI).
En 2017, cuando los grupos coaligados en AQMI se fusionaron en el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, de acuerdo a su acrónimo en árabe) con el líder tuareg maliense Iyad Ag Ghaly a la cabeza, dio un gran golpe. Esto fue en octubre con la emboscada de Tongo Tongo en Níger, en la que murieron cuatro soldados estadounidenses y cuatro nigerinos.
Así, el grupo gana impulso en esta zona, conocida como de las “tres fronteras”, entre Malí, Níger y Burkina Faso. Numerosos ataques mortíferos contra la comunidad tuareg son atribuidos al EIGS, que recluta muchos miembros entre los fulani, acusados de actuar para aumentar de manera deliberada las tensiones intercomunitarias.
Tanto especialistas como fuentes de seguridad atribuyen a Adnan Abu Walid al Sahraoui una práctica del mando muy personalizada, y también una aparente indiferencia frente a las muertes de civiles.
Una fuente de seguridad maliense lo señala como el “amo absoluto” del EIGS, quien “no dudó en perpetrar ataques contra tropas extranjeras y nigerinas en la frontera con el propio Malí”.
Entre fines de 2019 y enero de 2020, en una serie de ataques atribuidos a su grupo contra campos militares en Níger, Malí y Burkina Faso, en esa zona de las “tres fronteras”, abaten a centenares de efectivos.
Esta escalada de violencia lleva a Francia y a los países del G5 Sahel (Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad) a catalogar en enero de 2020 al EIGS como su “enemigo prioritario”, sobre el cual centran sus esfuerzos militares.
Pese a las pérdidas que sufre, el grupo insiste en intentar imponer su visión intransigente de la Sharia, acusando en ocasiones a grupos rivales de tibios en su aplicación.
De esta manera, en mayo, durante el mercado semanal de Tin Hama, cerca de Ansongo (norte de Malí), militantes del EIGS amputaron públicamente una mano y un pie a tres presuntos “salteadores de caminos”.
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