Washington (Agencias)
La respuesta internacional a la epidemia de ébola que sufren los países de Africa occidental es peligrosamente inadecuada, afirmó la coordinadora de emergencia de Médicos sin Fronteras (MSF) en Sierra Leona, en un testimonio difundido hoy, según refiere la agencia AFP.
“La epidemia de ébola se ha convertido en incontrolable desde hace varios meses, pero la comunidad sanitaria internacional tardó demasiado tiempo en reaccionar”, escribe la coordinadora Anja Wolz en el New England Journal of Medicine. “La actual respuesta internacional al Ébola sigue siendo peligrosamente inadecuada”.
La epidemia se declaró a principios de año en Guinea y más tarde en Liberia, Sierra Leona y Nigeria. La enfermedad se manifiesta por hemorragias, vómitos y diarreas. Su tasa de mortalidad es muy elevada y no existe una vacuna homologada.
Desde principios de año, el virus ha dejado cerca de 1.500 muertos, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y se identificaron 2.400 casos.
Los principales problemas residen en la incapacidad de identificar a todas las personas que pudieron estar en contacto con enfermos infectados, observa la coordinadora de MSF.
Un sistema de alerta por el cual se envía un equipo de investigadores y una ambulancia en caso de muerte o sospecha “no funciona correctamente”, lamentó Wolz. El Ministerio de Sanidad del país no dispone más que de cuatro ambulancias para un distrito de 470.000 habitantes. “Cada día hay muertos debido al ébola, pero estos casos no son reportados por el Ministerio de Sanidad porque la causa de la muerte no fue confirmada por un test de laboratorio”, subrayó.
Frustración
El personal sanitario en Sierra Leona está particularmente expuesto, aunque vistan trajes que cubran su cuerpo. La enfermedad se transmite por contacto con los fluidos corporales (saliva, sudor o sangre) de una persona que presenta estos síntomas.
“Es un traje que consta de dos pares de guantes, dos máscaras y una pesada bata y no puede llevarse durante más de 40 minutos seguidos debido al calor sofocante”, narra Wolz.
La especialista mostró igualmente su “triste frustración por ver a pacientes llegar demasiado tarde y saber que muchos, asustados, se esconden y no vienen a ser atendidos”.
Pero estos momentos de alegría se ven eclipsados rápidamente por el número de nuevos pacientes. El día que Wolz reseñó su artículo, cuatro pacientes regresaron a casa pero ocho nuevos llegaron al centro para ser atendidos.
“Mi misión en Kailahun (al este de Sierra Leona) es frustrante y decepcionante porque conozco, de mis experiencias precedentes, lo que debe ser hecho para controlar esta epidemia. Tenemos que dar un paso adelante para detener el virus, pero estamos dando cinco hacia atrás”, concluye.