El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, fue reelegido el domingo en unos comicios presidenciales anticipados con el apoyo de entre el 82 % y el 85,5 % de los kazajos, según los sondeos a pie de urna.
Tokáyev, que llegó al poder en 2019, podrá dirigir la mayor república de Asia Central sólo hasta 2029, merced a una enmienda constitucional que limita los mandatos presidenciales a un único período de siete años.
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De esta forma, los kazajos apuestan por dar continuidad a las tímidas reformas democráticas iniciadas este año por Tokáyev, que intenta sacar a su país del estancamiento político y económico en el que se encuentra sumida la locomotora regional, que mantiene estrechos lazos con Rusia y China, pero también coopera abiertamente con Occidente.
La según opción más votada fue el voto contra todos con el 5,2 %, mientras los otros cinco candidatos, entre los que figuraban dos mujeres y ningún opositor, oscilaron entre el 1,4 % y el 3,7 % de los sufragios, según tres diferentes institutos demoscópicos.
Siete años son suficientes
”Considero que siete años serán suficientes. Es un plazo grande de tiempo en la vida de cualquier persona. Lo más importante es que en nuestro país no habrá monopolio del poder”, dijo Tokáyev a la prensa tras depositar su voto esta mañana en la capital kazaja, Astaná.
Este tecnócrata de 69 años adelantó que habrá cambios en el Gobierno tras los comicios y que, de cara a las elecciones legislativas de 2023, se registrarán nuevos partidos políticos.
Estas promesas contrastan con el hecho de que ninguno de sus cinco rivales de hoy eran opositores y que varios activistas de la oposición recibieron en vísperas de los comicios 15 días de arresto domiciliario.
A su vez, Tokáyev abogó por aprobar una nueva ley sobre el retorno de los capitales sacados ilegalmente del país, de lo que el Gobierno acusa a oligarcas y altos cargos vinculados con la familia del primer presidente del país, Nursultán Nazarbáyev, que algunos estiman en decenas de miles de millones de dólares.
Pese a que Tokáyev ha desalojado del poder a muchas figuras cercanas al padre de la nación, éste llamó el domingo a los kazajos a unirse en torno a la figura del presidente, al que - recordó- cedió hace tres años “voluntariamente” el poder.
”Esto es muy importante para el futuro del pueblo kazajo. La independencia, por supuesto, la tenemos, el Estado y la capital fueron construidos bajos mis órdenes, pero aún queda mucho trabajo por hacer”, señaló.
Además, también respaldó la persecución de la corrupción al considerar “justa” la condena de seis años de cárcel por malversación y evasión de impuestos contra su sobrino, Kairat Satibaldiuli. Según algunos analistas, este apoyo público es el precio a pagar por su inmunidad.
Almaty da la espalda a las elecciones
La única mancha en la jornada electoral fue la baja participación en la segunda ciudad del país, Almaty, escenario en enero de violentos disturbios y donde votó sólo el 28,72 % del electorado.
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Los habitantes de la urbe, la capital del país hasta 1997, aún están enfadados con las autoridades por su mala gestión de la crisis, en la que murieron 240 personas, incluidos numerosos viandantes.
Según la prensa, una decena de activistas que demandaban elecciones libres y responsabilizan al presidente del derramamiento de sangre de enero fueron detenidos hoy en Almaty.
Tokáyev, que ha aprobado también una nueva ley sobre manifestación, llamó toda la semana a los kazajos a no confundir un mitin pacífico con una sublevación armada.
Con todo, consciente de que el origen de esas protestas fue el descontento social con la caída de los ingresos y la corrupción en la administración pública, prometió que amnistiará a aquellos que participaron en los disturbios, pero no cometieron delitos de sangre.
Nazarbáyev se desmarca de los golpistas
Al respecto, esta misma semana arrancó el juicio contra al antiguo jefe del Comité de Seguridad Nacional, Karim Masímov, y sus colaboradores más cercanos, incriminados de organizar a principios de año un golpe de Estado en el país.
En un intento de desmarcarse de su antiguo aliado, Nazarbáyev aseguró que él también quiere saber quién tramó dicha asonada.
”Masímov trabajó conmigo muchos años, ¿pero cómo saberlo? ¿Acaso Jesucristo sabía que Judas era un traidor?”, comentó a la prensa.
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Al contrario que hace tres años, no hubo protestas en la capital, que recuperó recientemente su nombre después de ser rebautizada como Nur-Sultán en 2019, un claro ejemplo del desmontaje del culto a la personalidad de Nazarbáyev.
La oposición en el exilio, representada por el exiliado banquero Mujtar Abliazov, convocó una protesta para el mediodía en Astaná, pero según pudo comprobar Efe, el gran dispositivo policial impidió la celebración de acciones antigubernamentales.
Según los datos preliminares, un 69,43 % de los kazajos ejerció el domingo su derecho al voto, es decir, 8,3 millones de los casi 12 millones de censados.
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