Decenas de personas llevan tres días protestando frente a la sede de Evergrande en Shenzen, al sureste de China, para exigir respuestas de parte del gigante inmobiliario que está en riesgo de caer en quiebra y con ello perjudicar a los cientos de miles de inversores, entidades financieras y a la segunda economía más grande del mundo en el camino.
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La empresa acumula una deuda total que supera los 304 mil millones de dólares, debido principalmente a préstamos con los que pudo sostener el enorme crecimiento que vivió durante las últimas décadas y que la posicionó como la segunda inmobiliaria más importante de China.
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Las alarmas se encendieron el lunes, cuando las acciones de Evergrande registraron una caída de 12% en la bolsa, lo que sumaba una depreciación total de 80% desde que ha comenzado el año. Esto, a su vez, llevó a que los cientos de accionistas e inversores exigieran el pago de sus deudas ante el riesgo de la bancarrota que los llevaría a perder su dinero. En muchos casos, según diferentes medios y agencias de noticias, los inversores son trabajadores de la misma empresa que convirtieron los ahorros de sus vidas en acciones.
El temor también ha alcanzado a los millones de ciudadanos que compraron un inmueble que sería construido por Evergrande y corren el riesgo de no recibirlo, pese a haberlo pagado tal como dicta la ley de ese país. Según una estimación de Capital Economics recogida por la agencia AFP, Evergrande debía finalizar 1,4 millones de propiedades a fines de junio.
Pese a todos estos factores, el lunes representantes de la empresa reconocieron “dificultades sin precedentes” pero negaban que entrarían en quiebra. Un día después, sin embargo, reconocieron que se encontraban bajo “enorme presión” y añadieron que habían contratado asesores financieros para explorar las formas de solventar la falta de liquidez, reconociendo por primera vez que no podían garantizar que cumplirían con todos sus pagos.
“La declaración de Evergrande marca el primer paso de una restructuración, que normalmente involucra retrasos en el pago de interés, el impago de interés o retrasos con recortes”, explicó el analista de deuda problemática de la empresa Reorg, James Shi, a Reuters.
En un comunicado enviado el martes a la bolsa de Hong Kong y recogido por Bloomberg, Evergrande detalló que Houlihan Lokey y Admiralty Harbour Capital son las empresas asesoras contratadas.
CRECIMIENTO METEÓRICO
Evergrande fue fundado en 1996 por Xu Jiayin y durante sus primeras décadas se vio beneficiado de la masiva ola migratoria hacia las ciudades chinas, posicionándose como una de las principales constructoras destinadas a cubrir la demanda de viviendas de la clase media.
Según un artículo de EFE, cuando Evergrande fue fundado apenas el 29% de la población china vivía en las ciudades. Mientras que para el 2017 ya representaban el 57%. Esto llevó a que en el 2009 la empresa entrara a cotizar en la bolsa de Hong Kong y experimentara un acelerado crecimiento que alcanzó su pico ocho años más tarde.
En paralelo, Jiayin se convertía en el hombre más rico de China con una fortuna valorizada en 42.500 millones de dólares, según registró la revista especializada Forbes en el 2017.
Todas las noticias parecían positivas para Evergrande por esas fechas. Un año después de entrar en la bolsa compró al equipo de fútbol Guangzhou F.C. y se expandió a otros sectores como el de servicios sanitarios, vehículos eléctricos, turismo, alimentación y parques de diversiones.
El meteórico ascenso, sin embargo, era financiado con una millonaria deuda que crecía igual de rápido. El cambio del fenómeno migratorio en China y, especialmente, una política dictada por el Gobierno el año pasado serían los que llevarían al enorme conglomerado a chocar contra la realidad.
En el 2020, Beijing anunció su política de “tres líneas rojas”, que limitaba el acceso a crédito a las inmobiliarias que no cumplieran con ciertos requisitos en el balance entre sus deudas, activos y apalancamientos.
Evergrande ensayó una estrategia de “reducción y control de la deuda” que incluía descuentos en los precios de los departamentos, los mismos que se han sextuplicado en los últimos 15 años, pero fue insuficiente. Este año, la crisis se intensificó en la que es considerada por los especialistas como un rinoceronte gris: una gran empresa en riesgo de desaparecer debido a sus deudas.
En la primera mitad del año el flujo de caja de Evergrande registró una contracción del 45% interanual. Las pérdidas llevaron a que la semana pasada las agencias Moody’s y Fitch alertaran que existía un “alto riesgo de impago” por parte de la compañía. El resto fue como una partida de dominó, en la que la desesperación de los inversores llevó a profundizar aún más las pérdidas de la empresa.
IMPACTO NACIONAL
Más allá del temor que existe entre los más de 120 mil trabajadores que emplea directamente Evergrande, los analistas están a la expectativa del daño que podría causar en la economía china y el impacto que tendría a nivel global.
El conglomerado, además, genera cerca de 3,8 millones de empleos de forma indirecta en el país. “El colapso de Evergrande sería el mayor desafío que el sistema financiero de China ha sufrido en años”, dijo a AFP Mark Williams, economista jefe de Asia en Capital Economics.
Es por ello que los expertos no han dudado en comparar el posible colapso de Evergrande con el caso del banco Lehmann Brothers que desencadenó en la crisis económica del 2008, la misma que afectó a todo el planeta.
En este punto, tal como explica un artículo de Radio Francia Internacional, será clave el papel que jueguen las autoridades chinas frente al caso de Evergrande. Si bien en principio Beijing ha permitido que la empresa renegocie su deuda con sus principales inversores, se estima que el Gobierno buscará velar por la ejecución de las obras pendientes en beneficio de los ciudadanos antes que por los inversores, quienes podrían terminar pendiendo capital.
Otro temor aún por confirmar sería el impacto que la caída de Evergrande tendría en el resto del sector inmobiliario chino, una industria que según la Oficina Nacional de Estadística representa el 7,5% del PBI.
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