Las protestas en Kazajistán contra el aumento de los precios del combustible se han extendido como reguero de pólvora por todo el país.
La velocidad a la que se tornaron violentas tomó a muchos por sorpresa, tanto a nivel local como en toda la región, y sugiere que no se trata solo del alza de los costos de energía.
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Tropas lideradas por Rusia se desplegarán en el país para ayudar a “estabilizarlo”.
Aquí hay una guía de por qué son importantes estas protestas.
Las protestas comenzaron después de que las autoridades de la exnación soviética rica en petróleo levantaran los límites de precios del gas licuado de petróleo, que muchas personas usan en sus automóviles, lo que causó un aumento en los precios al consumidor.
La indignación estalló el domingo en una localidad y para el martes la mayoría de las ciudades y pueblos del país veían concentraciones masivas y enfrentamientos con la policía.
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Las manifestaciones rápidamente se volvieron violentas cuando la policía utilizó gases lacrimógenos y granadas paralizantes contra una multitud de miles de personas en la ciudad principal y antigua capital de Kazajistán, Almaty.
Cientos de personas, tanto manifestantes como policías, resultaron heridas.
El miércoles se declaró estado de emergencia en muchas partes de Kazajistán, pero miles seguían saliendo a las calles. El servicio de internet fue reportado como caído en numerosas partes del país.
El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokaev, destituyó a su gabinete, culpándolo de permitir los disturbios, y prometió restaurar los bajos precios del combustible “para asegurar la estabilidad en el país”.
Los manifestantes respondieron asaltando la oficina del alcalde en Almaty y prendiéndole fuego.
Kazajistán, rico en petróleo y gas, es el país más influyente de Asia Central, responsable del 60% del PIB de la región. A menudo se describe como un estado autoritario.
Es el noveno país de mayor tamaño del mundo, pero tiene una población relativamente pequeña de 18,8 millones de personas.
Kazajistán declaró su independencia en 1991 durante el colapso de la Unión Soviética. Durante muchos años estuvo dirigido por Nursultán Nazarbáyev, quien se convirtió en primer ministro del país en 1984, cuando todavía era una república soviética.
Más tarde fue elegido presidente en unas elecciones sin oposición, y su gobierno ha estado marcado por elementos de culto a la personalidad, con sus estatuas erigidas en todo el país y la nueva capital rebautizada con su nombre.
Nazarbáyev finalmente dio un paso al costado en 2019, en medio de inusuales protestas contra el gobierno que trató de calmar con su renuncia.
El presidente Tokaev, su sucesor designado a dedo, fue elegido en unos comicios anticipados que fueron criticados por observadores internacionales.
A pesar de que ya no está en el poder, Nazarbáyev sigue siendo influyente y los analistas dicen que las protestas actuales están dirigidas principalmente contra él.
En los casi tres años transcurridos desde su renuncia, muy poco ha cambiado y muchas personas en Kazajistán están amargadas por la falta de reformas, el bajo nivel de vida y las limitadas libertades cívicas.
Kate Mallinson, del Real Instituto de Asuntos Internacionales (también conocido como Chatham House), le dijo a BBC Rusia: “Nazarbáyev tenía una especie de pacto social con la población de Kazajistán”.
“La gente era leal al régimen, porque veía que la situación económica estaba mejorando”, añadió.
“Pero a partir de 2015 empezó a empeorar, y en los últimos dos años, durante la pandemia de covid, la tasa de inflación en Kazajistán ha sido muy alta”, explicó.
La mayoría de las elecciones en Kazajistán las gana el partido gobernante con casi el 100% de los votos y no existe una oposición política efectiva.
El aumento del precio del gas licuado, combustible tradicionalmente barato que se utiliza para el transporte público y privado en Kazajistán, fue la gota que colmó el vaso.
A pesar de la destitución del gobierno y la reducción de los precios del combustible, los manifestantes no dan señales de querer abandonar las calles.
Habiendo aprendido la lección de 2019 con la renuncia de Nazrabáyev, se dan cuenta de que el cambio en el gobierno no siempre trae los resultados deseados.
Ahora la pregunta que se hacen en las calles y plazas centrales de innumerables ciudades y pueblos del país es: “¿Qué han hecho las autoridades por nosotros en los últimos 30 años?”.
La ciudad de Janaozen, en la provincia de Mangystau, en el suroeste de Kazajistán, se convirtió en uno de los principales focos de los disturbios actuales.
Esta ciudad también fue un punto de acceso durante las grandes protestas anteriores: en 2011, al menos 14 trabajadores petroleros murieron en una represión policial contra una protesta por las condiciones salariales y laborales. Más de 100 resultaron heridos.
Ahora, una vez más, Janaozen se convirtió en un centro de protesta y allí los activistas han presentado cinco demandas principales:
No hay líderes claros o bien establecidos de estas protestas. Los analistas señalan que durante décadas toda la disidencia fue sofocada en las etapas más tempranas y que la democracia electoral en Kazajistán efectivamente no existe.
El politólogo Grigorii Golosov, de la Universidad Europea de San Petersburgo, le dijo a BBC Rusia que al tomar las calles la gente encontró una manera de ser escuchada.
“Bajo condiciones autoritarias, la protesta callejera es una reacción normal de la población a las medidas económicas impopulares”. sostuvo.
Con la situación en Kazajistán cada vez más volátil, los manifestantes se niegan a salir de las calles, pero la policía no responde con mano dura.
Por ahora, las autoridades parecen estar tratando de resolver la crisis sin recurrir a una severa represión.
“Parece que el presidente Tokaev está tratando de fortalecer su autoridad pero siendo liberal al mismo tiempo. Es realmente difícil predecir si esto funcionará”, dice Golosov.
Otro experto con el que habló la BBC, Alexander Baunov, del Centro Carnegie de Moscú, tiene una visión diferente.
En su opinión, Kazajistán no es un aliado tradicional de Occidente y, como resultado, los líderes occidentales optarán por interpretar estos eventos como “un levantamiento democrático contra un gobierno opresor”.
“Será difícil para los líderes occidentales no apoyar a los manifestantes y para las autoridades kazajas no responder. Es probable que estas protestas acerquen Kazajistán a Moscú a largo plazo”.
Diana Kudaibergenova, investigadora de la Universidad de Cambridge, dice que hay indicios de que las autoridades kazajas intentarán resolver la situación de forma pacífica.
“Una forma de terminar esto pacíficamente es que el presidente se siente a la mesa de negociaciones con algunos de los manifestantes y que la gente vea que sus voces están representadas”.
Como importante exportador de gas, petróleo y minerales, Kazajistán debe prestar atención a la confianza de los inversores. La estabilidad política es un factor clave para preservarla.
Al mismo tiempo, parece que muchas personas en el país están cansadas de vivir a la sombra del expresidente Nazarbáyev y están listas para luchar por un cambio genuino.
La agitación dentro de Kazajistán sin duda afectará al resto de la región.
Algunos de los medios de comunicación estatales rusos ya han expresado su opinión de que las protestas fueron instigadas por “las fuerzas de Occidente”.
La Casa Blanca pidió el miércoles a las autoridades kazajas que actúen “con moderación” frente a los manifestantes, y dijo que deberían poder “expresarse pacíficamente” contra el gobierno.
La secretaria de prensa del gobierno estadounidense, Jen Psaki, calificó de “locas afirmaciones rusas” las acusaciones de que están incitando a las protestas, agregó que son “absolutamente falsas” y que “claramente forman parte del manual ruso estándar de estrategias de desinformación”.
Las relaciones de EE.UU. y Rusia están bajo tensión tras las amenazas de nuevas sanciones de Washington a Moscú ante una eventual invasión a Ucrania.
A última hora del miércoles, Tokaev anunció que había pedido ayuda a Rusia para controlar los disturbios.
“Hoy hice un llamamiento a los jefes de los Estados de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) para que ayuden a Kazajistán a superar esta amenaza terrorista”, dijo el presidente en la televisión estatal.
La OTSC es una alianza militar liderada por Moscú que también integran otras exrepúblicas soviéticas, que rápidamente respondió que enviará “fuerzas de mantenimiento de la paz”.
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