Es casi medianoche en Singapur.
El Brigadier General Frank Gräfe, alto oficial de la Luftwaffe, la Fuerza Aérea Alemana, llega a su habitación de hotel.
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Ha viajado a Singapur para codearse con actores de la industria de defensa en la feria aérea más grande de Asia.
Ha sido un día largo, pero aún no puede irse a dormir.
Aún tiene una llamada de trabajo con su jefe, el comandante de la Fuerza Aérea alemana.
No es nada especial para el jefe de operaciones de la Fuerza Aérea. Suena relajado en la línea mientras charla con dos colegas sobre la impresionante vista desde su habitación, y cuenta que acaba de regresar de tomar una copa en un hotel cercano que tiene una piscina increíble.
“No está nada mal”, comenta uno de ellos.
Finalmente, el jefe, el Teniente General Ingo Gerhartz, se conecta y comienza la reunión en serio. Durante los siguientes 40 minutos, el grupo trata temas militares altamente sensibles, incluido el debate sobre si Alemania debería enviar sus misiles de crucero Taurus a Ucrania, una cuestión ahora abierta.
Lo que ninguno de los participantes de la llamada sabe es que los espían y la conversación está siendo grabada.
Dos semanas después, la cinta de audio de la conversación fue publicada por el canal estatal ruso RT.
Berlín no ha dicho si cree que la grabación pudo haber sido manipulada, pero ha confirmado que la llamada tuvo lugar y fue interceptada, según creen los servicios alemanes, por espías rusos.
Según el gobierno alemán, su hombre en Singapur provocó “una filtración de datos”.
Aunque no ha sido señalado oficialmente, se da a entender que fue Frank Gräfe quien accidentalmente permitió que los espías rusos se unieran a la llamada.
Pronto, la conversación altamente secreta se difundió a través de los medios estatales rusos y de todo el mundo.
Los oficiales discutieron cómo Ucrania podría usar los misiles Taurus de fabricación alemana de serles entregados.
El contenido de la llamada ahora es ampliamente conocido.
Los cuatro participantes discutieron qué objetivos podrían alcanzar los Taurus si el canciller Olaf Scholz permite su envío a Kyiv, un tema controvertido en Alemania.
También se mencionaron entregas de armas francesas y británicas, y se hicieron comentarios sobre la supuesta presencia de “algunos” efectivos británicos sobre el terreno en Ucrania, un asunto altamente sensible.
Pero, ¿cómo pudieron los espías colarse en la conversación?
La respuesta oficial alemana hasta ahora es que esto se reduce a un caso de error humano.
Según las autoridades alemanas, la “filtración de datos” se debió a que uno de los participantes se conectó a través de una línea insegura, ya sea mediante su teléfono móvil o el wifi del hotel.
El modo exacto de la conexión aún se está “aclarando”, han dicho.
“Creo que es una buena lección para todos: nunca uses internet del hotel si quieres hacer una llamada segura”, dijo esta semana el embajador de Alemania en Reino Unido, Miguel Berger, a la BBC. No faltará quien piense que el consejo llegó un poco tarde.
La revelación de que la llamada se realizó a través de la ampliamente utilizada plataforma WebEx causó sorpresa, pero Berlín ha insistido en que los funcionarios utilizaron una versión especialmente segura y certificada.
El profesor Alan Woodward, del Centro Surrey de Seguridad Cibernética, dice que WebEx proporciona cifrado de extremo a extremo “si se usa la aplicación en sí”.
Pero usar una línea terrestre, un teléfono móvil o el wifi abierto del hotel podría significar que la seguridad ya no estaba garantizada, y, según se supone ahora, los espías rusos estaban listos para atacar.
El profesor Woodward dice que los espías probablemente estaban “sentados en los aledaños del Salón Aeronáutico de Singapur”.
Este evento bianual, que se celebró este año del 20 al 25 de febrero, suele atraer a figuras gubernamentales, militares e industriales de alto nivel.
Si eres un espía, “cuando tienes reuniones así, siempre vale la pena sentarse en el estacionamiento o conseguir una habitación de hotel”, dice el profesor Woodward.
Los rusos podrían haber usado antenas de largo alcance combinadas con programas informáticos capaces de capturar el tráfico de red local.
“Estas interceptaciones son básicamente como mover manijas de puertas”. dice el profesor Woodward. ”Al final, encuentras una que no está bloqueada.“
Un investigador en criptografía de Berlín, Henning Seidler, cree que la teoría más probable es que el oficial se conectó a través de su teléfono móvil y la llamada fue captada por las antenas de los espías que también pueden “reenviar” el tráfico a la antena principal y oficial.
Según él, esto les permitió escuchar y escribir todo lo que se transmitía.
“Es como pescar con dinamita. Solo la lanzas en un estanque y ves qué peces están flotando después”.
“Este fue su captura más jugosa”, concluye, refiriéndose a la conversación de los militares alemanes.
El gobierno alemán ha estado ansioso por descartar una teoría que circulaba: que un espía ruso simplemente se conectó y se quedó en la línea sin que nadie lo notara.
Berlín insiste en que, aunque están investigando lo sucedido, todo se debe básicamente al error de una sola persona.
La llamada fue interceptada en un barrido indiscriminado. Los espías tuvieron suerte, mientras que Alemania no, señalan desde Berlín.
Pero el exoficial superior del ejército alemán y miembro del Bundestag, el Parlamento alemán, Roderich Kiesewetter, es uno de los que no acaba de creer en la línea de defensa esgrimida de “esto le podría haber pasado a cualquiera”.
“Tienes que elegir un cierto disfraz para este desastre”, dice Kiesewetter, que también ha trabajado en la OTAN y es miembro de la CDU, fuerza conservadora ahora en la oposición en Alemania.
Cree que una mentalidad anclada en un “tiempo de paz” ha permitido que se establezca la complacencia en la defensa alemana.
“Podría ser un error personal. Sin embargo, es una señal de un fallo sistémico”, dice Kiesewetter.
También cree que Alemania se ha convertido en un “blanco fácil” debido en parte a un “romanticismo ruso generalizado” que se remonta a la Segunda Guerra Mundial.
Pero en el gobierno alemán encuentran cada vez más irritantes las alusiones a su supuesta debilidad hacia Rusia, sobre todo porque Berlín ha donado más ayuda armamentística a Ucrania que cualquier otro país europeo.
Sus ministros también creen que Moscú filtró la grabación el día del funeral del líder opositor Alexei Navalny en un intento deliberado de distraer la atención en Rusia y causar división en el extranjero.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, está jugando un juego “pérfido” en el que no se debe caer.
Rusia no ha confirmado ni negado que su servicio de inteligencia estuviera detrás del hackeo.
Quienquiera que haya sido el responsable de captar la conversación de la Luftwaffe, su filtración ha sido dañina para Alemania.
Ha expuesto aún más las divisiones internas sobre si enviar misiles Taurus a Ucrania y ha provocado una discusión más amplia sobre las presuntas debilidades en defensa y seguridad del país.
En Berlín confían en que la filtración haya sido, de hecho, un incidente aislado, y no solamente la punta del iceberg.
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