La ciudad del futuro, la más enorme construcción. Así llaman al ambicioso proyecto que impulsa el príncipe heredero de Arabia Saudita Mohammed Bin Salman. The Line (La Línea) trae a la memoria los años del auge inmobiliario de Dubái, que edificó en el desierto faraónicas construcciones multimillonarias que captaban la atención mundial. Pero lo que quieren hacer los sauditas no tiene comparación.
Arabia Saudita quiere construir en el desierto una enorme ciudad lineal de 120 kilómetros de largo para acoger a unos 9 millones de habitantes. Estará compuesta por dos edificios paralelos de hasta 487 metros de altura que serán conectados por pasarelas, que correrán en una línea a través del terreno costero, montañoso y desértico, según documentos de planificación confidenciales que exponen la idea por primera vez en detalle y a los que The Wall Street Journal tuvo acceso.
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El también denominado Mirror Line (Línea de Espejos) tendrá un costo de un billón de dólares.
Un tren de alta velocidad pasará por debajo de los edificios espejados, según The Wall Street Journal. Para alimentar a sus residentes, el proyecto prevé una agricultura vertical integrada en los edificios.
Los residentes pagarán una suscripción para que se les sirva el desayuno, el almuerzo y la cena.
También habrá un estadio deportivo a más de 300 metros de altura y contará con un puerto para yates que se encuentra debajo de un arco de los dos edificios.
“La Línea de Espejos forma parte de una serie de proyectos de alto nivel que conforman Neom, un desarrollo del tamaño de Massachusetts concebido por el príncipe Mohammed para diversificar la economía del reino y dejar de depender del petróleo”, señala The Wall Street Journal.
No habrá carros ni contaminación, aseguran los impulsores del proyecto. Los dos bloques paralelos unirán el Golfo de Aqaba con el desierto a través de una cadena montañosa. En el desierto habrá algo que llaman aerotrópolis, un suburbio de Neom construido en torno a un aeropuerto futurista que unirá a la nueva ciudad con gran parte del resto del mundo en unas pocas horas.
The Line se extenderá por una superficie de apenas 34 kilómetros cuadrados. Con ello se busca que cada uno de sus vecinos pueda cubrir todas sus necesidades diarias con un paseo de cinco minutos.
Su sistema de transporte público será un tren de alta velocidad capaz de desplazarse de un extremo a otro en 20 minutos.
“Ofrece un nuevo enfoque para el diseño urbano: la idea de superponer las funciones de la ciudad verticalmente mientras brinda a las personas la posibilidad de moverse sin problemas en tres dimensiones: hacia arriba, abajo o transversalmente”, señala la agencia estatal saudí SPA.
Los residentes contarán con un microclima templado, suministros de energía y agua 100% renovables y una posición estratégica que le permite conectarse con el 40% de la población mundial con un vuelo de unas cuantas horas.
El príncipe Mohammed Bin Salmán desveló por primera vez su idea de una ciudad lineal, sin coches y con cero contaminación, en enero de 2021.
Durante el lanzamiento de The Line el príncipe dijo que con el proyecto el país “se compromete con una revolución civilizatoria que pone a los humanos primero sobre la base de un cambio radical en la planificación urbana”.
Plazos y dificultades
Neom, que es propiedad del fondo soberano de Arabia Saudita, quiere atraer la inversión extranjera y crear miles de nuevos puestos de trabajo.
El plazo de finalización para el proyecto es el año 2030. Según The Wall Street Journal, antes se deben resolver muchas cuestiones, como la gestión de la migración de millones de aves a través de los corredores que cruzará el enorme edificio.
Una evaluación inicial del impacto de The Line elaborada en enero de 2021 señalaba que el proyecto tendría que construirse por etapas y podría tardar 50 años.
Además, el príncipe heredero se enfrenta a boicots internacionales por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi el 2 de octubre del 2018 en el consulado saudí en Estambul.
También hay preocupación por la posibilidad de que la gente evitara vivir en un entorno de gran altura tras la pandemia de coronavirus y por el hecho de que el gran tamaño de la estructura alterara la dinámica del flujo de aguas subterráneas en las ramblas del desierto y restringiera el movimiento de las aves y otros animales.
La Línea de Espejos fue diseñada por el estudio estadounidense Morphosis Architects, fundado por el ganador del Premio Pritzker de Arquitectura Thom Mayne, y cuenta con la participación de al menos otros nueve consultores de diseño e ingeniería, como WSP Global, con sede en Montreal, y Thornton Tomasetti, de Nueva York, entre otros, de acuerdo con The Wall Street Journal.
La propuesta es construirlo por etapas, creando estructuras de 790 metros de largo que se conectarán a lo largo de una línea, con alturas variables de hasta 487 metros, más altas que el Empire State Building o la torre Eiffel.
“The Line encarna lo que serán las comunidades urbanas en el futuro, con un entorno libre de carreteras, automóviles y emisiones. Funcionará con energía 100 por ciento renovable y priorizará la salud y el bienestar de las personas sobre el transporte y la infraestructura”, dijo el lunes el príncipe, según SPA.
En la actualidad, el reino tiene unos ingresos económicos inesperados gracias a los altos precios del petróleo, lo que ha permitido al príncipe seguir adelante con sus proyectos ambiciosos.
Por ello, da igual lo que cueste el proyecto. Mohammed Bin Salman ya se lo dijo a los ingenieros en una reunión privada, según informó el WSJ: “Quiero construir mis pirámides”.
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