Nicaragua, bajo la presidencia de Daniel Ortega, es uno de los países donde menos se respetan las libertades de expresión y de prensa en América. Recientemente más de veinte periodistas y críticos del régimen fueron secuestrados y actualmente no se conoce el paradero de muchos de ellos, lo que motivó un informe de la Sociedad Interamericana de Prensa a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Según el informe Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021 de Reporteros Sin Fronteras, Nicaragua ocupa el puesto 121 de 180 países, una caída de cuatro puestos respecto del año anterior.
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En alusión a ello el director ejecutivo del Consejo de la Prensa Peruana, Rodrigo Salazar Zimmermann, entrevistó a Juan Lorenzo Holmann, secretario de la junta directiva del diario La Prensa de Nicaragua, fundado en 1926. Holmann contó la dramática situación de los periodistas y los medios de comunicación en su país y su situación personal. Algunas situaciones vividas en el Perú en los últimos meses, y en particular en los últimos días, hacen eco de las experiencias que cuenta el periodista.
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- ¿Cómo resumiría la actual situación de las libertades de expresión y de prensa en Nicaragua?
Inexistente. En Nicaragua todo inició con una falta de acceso a la información y ahora se ha desembocado en una serie de situaciones amparadas por leyes dictadas por la Asamblea [Congreso], controlada por el partido que está desgobernando.
Por ejemplo, a fines del año pasado promulgaron la ley de ciberdelitos. Cualquier persona que ponga algo en redes sociales y que la dictadura considere como un ataque directo puede ser procesada y llevada a la cárcel. Son leyes que completamente riñen contra la Constitución y los derechos humanos de las personas. Sólo se ven en países como Corea del Norte y Cuba. Venezuela ha sido más cautelosa en sus actuares.
- ¿Se asemeja Nicaragua más a Cuba o al Ecuador de Rafael Correa?
Nos vamos dirigiendo más a una Cuba. Todos los que pretenden ser dictadores, o que a todas luces se convertirán en dictadores, comienzan con un ataque a la libertad de expresión, a los medios de comunicación. Eso lo hizo Correa. Lo hizo usando argucias como injuria y calumnia, impuestos. De todo hemos tenido nosotros.
- ¿Cuál es la situación de los más de veinte periodistas desaparecidos en las últimas semanas?
No son periodistas todos los que están detenidos. De nuestra junta directiva tenemos a dos personas. Una es Liliana Chamorro y el otro está en un lugar desconocido. Sabemos que está detenido, pero no sabemos dónde. También está Miguel Mora, que es un periodista que tenía un medio de comunicación que se llama 100% Noticias. Él está desaparecido. No están presos; están secuestrados. Otro es Miguel Mendoza, un periodista deportivo que se había vuelto muy crítico [al régimen de Daniel Ortega] en redes sociales y en su programa radial.
- ¿Teme usted por su libertad o su vida?
Fíjate que nunca me había puesto a pensar en temor a mi vida. Honestamente, es una reacción de la mente no querer ponerse a pensar en una fatalidad así. Pero en mi libertad sí. Antes de salir de mi casa me encomiendo a dios, voy a mi oficina y cuando regreso le doy gracias a dios. La forma en la que uno se encomienda a dios en este trabajo y en este país es una forma de defensa. Y cuando me despierto en la mañana le doy gracias a dios haberme despertado en mi cama, con mi esposa al lado, porque todos los secuestros son en la noche. Es una cuestión de los mecanismos de dictadura: hacer las cosas en la noche, en la penumbra.
- Casi una especie de terrorismo…
Pues sí. Toda dictadura es un Estado terrorista.
- ¿Han intentado algo contra usted?
A veces hay uno que otro mensaje, personas que veo tal vez cerca a mi casa de forma sospechosa, que nunca había visto. Puede ser que esté viendo fantasmas. Hay gente que me dice “debes tener cuidado”, y cuando dicen eso es porque algo saben. No he recibido ninguna amenaza directa.
Como yo soy el representante legal de La Prensa, cuando viene una invitación a la fiscalía, yo soy quien me tengo que presentar. En la fiscalía me trataron con cordialidad, pero sí me amenazaron: era sujeto a volver a ser llamado o investigado. Eso mismo le dijeron a otros periodistas.
- ¿Cómo ha afectado esta presión a su diario La Prensa en el día a día?
Inicialmente nos afectaban de forma económica. Es el primer indicio, la primera alerta sobre lo que puede suceder. Ortega fue electo de forma correcta. Algunos decían que hubo fraude, otros decían que no, pero la verdad es que fueron unas elecciones limpias. El primer signo fue hostilidad frente a los medios de comunicación. Por ejemplo, todo lo que es publicidad del gobierno fue completamente suspendido.
- En el Perú hay una situación similar en cuanto a la publicidad del Estado. Hace unos años se prohibió la contratación de publicidad estatal en medios privados, pero la ley fue declarada inconstitucional. El intento de regularla sin estándares técnicos persiste, sin embargo.
Sí, correcto. Después [el gobierno] comienza a atacar a los anunciantes. “Si veo mucho anuncio en los medios independientes”… puede ser una amenaza directa. Nosotros tenemos, además del periódico, una imprenta comercial con la que participamos en licitaciones de gobierno. De repente fuimos siendo relegados. Después tuvimos durante más de quinientos días secuestrada nuestra materia prima. En febrero del año pasado nos la liberaron, pero a partir de eso cada vez que hacemos una importación, los tiempos que la ley da para terminar la importación nunca se cumplen. Todo eso desde el punto de vista económico.
El problema más grande ha surgido últimamente con la ley de ciberdelitos, con la que los periodistas se están sintiendo acosados. Hemos tomado la medida de asumir la responsabilidad completa en el medio de lo que se está publicando. Es decir, quitamos el nombre del periodista que hace la nota para protegerlo. Eso no ha funcionado mucho y tenemos muchos periodistas que están renunciando no a La Prensa para irse a otro medio, sino para dedicarse a otras actividades. Esa es la última etapa del ataque a la libertad de expresión. Ayer firmé dos cheques de liquidación. [El periodismo] se ha convertido en una actividad demasiado riesgosa.
- Existe la idea en la ciudadanía de que si se reprime la libertad de prensa, o un gobierno va contra los periodistas, no hay problema. Pero un gobierno como el de Ortega no sólo persigue a los periodistas, sino también a los ciudadanos que disienten. La ley de ciberdelito que usted comentaba es eso: no sólo me voy contra ti periodista incómodo, sino contra ti ciudadano cualquiera porque dices cosas que no me gustan.
Hay acoso hacia el periodismo. Acoso a la libertad de expresión, porque no solo es a los periodistas sino a cualquier persona. Vos te metes a las redes sociales nicaragüenses y el 90% de las personas usan seudónimos.
Yo soy de la idea de que el derecho fundamental que le sigue a la vida, en orden de relevancia, es el de la libertad de expresión. La persona que no se puede expresar se carcome por dentro. Nadie piensa en eso porque es una cuestión que no se ve. Estos regímenes populistas, ya sean de izquierda o derecha, aunque más marcado desde la izquierda, tienen esa parte fundamental: destruir a la sociedad desde sus entrañas.
Ortega llegó al poder en el 2007. Llevamos 14 años. Imagínate un niño que en ese momento tenía cinco años y estaba iniciando su prekinder o kínder y ahora tiene 19 años. Ya se bachilleró con ese bombardeo de ideas.
- Pasemos al Perú. Hemos iniciado un nuevo gobierno en un contexto muy complicado. El partido del presidente Pedro Castillo es marxista y leninista; en su ideario se sostiene que los medios de comunicación deben ser censurados y se ensalza la actitud de Rafael Correa con los medios. Con la experiencia de Nicaragua, ¿qué podría decirles a los peruanos?
Lo que más nos perjudicó a nosotros es que cuando Daniel Ortega llegó al poder, la derecha tenía mayoría en el Congreso, pero estaba fraccionada en tres partidos políticos. No lograron trabajar de la mano. Sus diferencias nunca las pudieron superar. La clave está en poner el freno al Poder Ejecutivo. El que tiene la voz cantante es el Poder Legislativo.
- ¿Cuál cree que será el futuro a mediano plazo de las libertades de expresión y de prensa en Nicaragua?
Un futuro muy incierto. El Daniel Ortega de los años ochenta es la dictadura sandinista 1.0 y esta es la 2.0. En los ochenta había una ley de censura en la que vos tenías que llevar tu periódico armado a una oficina, físicamente, y allí decían “esta noticia va, esta no va, hay que cambiar esto”. Se revisaba, se componía; parte de la ley era evitar que hubiera espacios en blancos para que no pareciera que había censura. Después de ir y venir no sé cuántas veces, salía el periódico. ¿Qué hacíamos nosotros? En hojas de papel imprimíamos las noticias censuradas y las mandábamos a todas las embajadas. Era un acto de rebeldía de primera categoría.
Hoy la censura es practicada por autocensura. “Ni siquiera lo voy a poner”, dice la persona o el medio. La ley de ciberdelitos está generando que ya no se necesite una oficina de censura ni un oficial censurador, porque quien se censura sos vos. Por eso dije que a los periodistas les quitamos sus nombres de las notas, salvo en columnas de opinión.
Hoy podría estar yo aquí y [puede] llegar una horda de militares. No sé cómo va a evolucionar el tema de la libertad de expresión; vienen elecciones que son un fiasco. No sé qué va a pasar con este medio. Estoy tomando medidas de previsión. Aprovechamos la pandemia para que nuestros periodistas no estén viniendo. A partir del 2019 comenzamos la transformación digital bien agresiva, un paywall. Nos estamos preparando para lo que pueda surgir. Ojalá ustedes en el Perú no lleguen a eso. [En sus elecciones entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori] estaban ustedes, como dicen los Rolling Stones, “between a rock and a hard place”.
- Bueno, mientras la historia no termine en “I can’t get no satisfaction”…
[Risas] Exactamente.
*Esta entrevista fue realizada por Rodrigo Salazar Zimmermann, director ejecutivo del Consejo de la Prensa Peruana. Esta publicación ha sido realizada sin ninguna modificación y puede encontrar su versión original en la página web de dicha asociación civil.
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