Este 21 de mayo se cumplió seis meses que se destapó una gran alcantarilla en América Latina. Aquel día de diciembre, el Departamento de Justicia de EE.UU., en un acuerdo suscrito también con sus pares de Brasil y Suiza, informó que multó con US$ 2600 millones a la multinacional Odebrecht, luego de que esta reconociera que, a cambio de conseguir obras, sobornó a funcionarios públicos de al menos 12 países por un total de US$ 788 millones.La justicia estadounidense calificó el hecho como el caso más grave de corrupción transnacional de los últimos años, aunque solo se trate de un capítulo de un caso que es todavía más grande: Lava Jato.
-
Odebrecht, que solo tres años atrás era considerada la constructora más poderosa del continente, se comprometió a pagar la multa en un plazo de 20 años y a entregar información detallada a las autoridades sobre las coimas que pagaron, según reconocieron, desde el 2001 al 2016. Desde entonces, cada país afectado por el Caso Odebrecht vive su propio trama de corrupción, que ha puesto en vilo a una generación completa de políticos. Todo ello, mientras fiscales tratan de identificar a los funcionarios y políticos que se beneficiaron de manera ilícita y, a su vez, determinar las obras por las que se hicieron los pagos.
Pero descifrar la ruta de los sobornos de Odebrecht no es una tarea sencilla. De hecho, se trata de uno de los esquemas más sofisticados de lavado de activos que se recuerde, en el que se usaron, por lo menos, tres niveles de blanqueo para ocultar el origen del dinero.Para llevar el registro de esta contabilidad paralela, Odebrecht creó una división especial que llamó el “Departamento de Operaciones Estructuradas”, hoy conocido como el departamento de sobornos. De acuerdo a un cuadro entregado por un ex directivo de la empresa a los fiscales brasileños, esta división tenía el siguiente organigrama:
De ese departamento, salía el dinero de la multinacional, previa autorización de los directivos, para pagar los sobornos y financiar a los partidos políticos. La “Caja 2”. Así llamaban los ex ejecutivos de Odebrecht a los fondos utilizados para este tipo de pagos. Pero ese solo era el inicio del entramado. La red que utilizó Odebrecht para transportar su dinero negro no hubiera sido posible sin la participación de más de una decena de los llamados 'doleiros' (traficante de divisas) y de testaferros, pero principalmente del considerable número de empresas offshore que creó la constructora en paraísos fiscales para ocultar estos pagos. Así, por ejemplo, cuando un soborno era aprobado por los directivos, el dinero salía del Departamento de Operaciones Estructuradas a las cuentas que tenían las offshore en lugares como Andorra, Suiza, Portugal y Austria. Ese era el primer nivel de lavado. Estas offshore, a su vez, transferían el soborno a otra (segundo nivel de lavado) en Antigua o Panamá, que eran controladas por los hermanos Olivio y Marcelo Rodrigues y el abogado Rodrigo Tacla.Según información de la fiscalía de Brasil, estas son las 15 offshore que la empresa tenía bajo su control en el primer nivel de lavado y que eran administradas por Fernando Migliaccio, importante ejecutivo de la constructora del Departamento de Operaciones Estructuradas.
Las autoridades en Brasil también tienen información sobre las 19 sociedades offshore que administraban los hermanos Rodrigues. Una de ellas, por ejemplo, es la firma Kleinfield Services Ltda, utilizada por Odebrecht para pagar los sobornos en Perú en los casos de la Vía Costa Verde Callao y de la Vía de Evitamiento de Cusco.
En el caso del abogado Tacla Duran, que fue detenido a fines de noviembre del año pasado en España, las autoridades conocen que él manejaba 12 offshore para los sobornos en Brasil y el extranjero.
En el tercer nivel de lavado de Odebrecht, los pagos se dividían por el origen del beneficiario, es decir, si era brasileño o de otro país. De ser el último caso, el dinero era transferido a una offshore que era creada por el funcionario (como en los casos de los ex gobernadores Félix Moreno y Jorge Acurio). Pero si eran brasileños, los fondos se enviaban a los cuentas de las offshore de los 'doleiros' en el extranjero, quienes lo cambiaban en reales y entregaban el dinero a los políticos.
El siguiente paso de las autoridades de los países afectados será la de verificar la información dada por los ex directivos de la constructora. Constatar, por ejemplo, la ruta del dinero. Para ello, será un aporte fundamental el servidor que los fiscales suizos le incautaron a la multinacional el año pasado. Este contiene miles de documentos que acreditan el pago de las coimas y el camino que siguió. Desde mediados de abril, la fiscalía de Brasil cuenta con una copia de ese servidor. El detalle es que la información está encriptada, por lo que su análisis demorará un par de meses. En las próximas semanas, Perú será el siguiente país en recibir el software.