Una de las postales más curiosas que dejan cada año las celebraciones del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos muestra el momento en que el presidente de ese país posa junto a los pavos a los que les perdonará la vida.
El “indulto presidencial” a esas aves es una tradición que han cumplido tanto Donald Trump como sus antecesores. El presidente George Bush padre fue el encargado de inaugurar oficialmente la ceremoniosa costumbre en 1989 al salvar del horno a un pavo. “Déjenme asegurarles que él no va a acabar en la mesa de nadie. Se acaba de ganar un indulto presidencial”, dijo el mandatario.
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Desde entonces, varios mandatarios, como Barack Obama y el propio Trump, han indultado hasta a dos pavos.
Donald Trump perdonó este martes a “Butter” (mantequilla en español), un pavo de 21 kilos, como parte del tradicional evento anual en la Casa Blanca. La misma suerte corrió después “Bread” (pan en español), que también escapó al destino de convertirse en el plato principal en el Día de Acción de Gracias para ser enviado a una reserva especial en Virginia.
Los estadounidense comen pavo en estas fechas en honor a los primero colonos, conocidos cazadores de estas aves.
El mandatario incluso aprovechó la ceremonia para bromear sobre la investigación de los demócratas para someterlo a un juicio político. De pie en un podio en el Jardín de las Rosas, Trump dijo que las aves habían sido criadas para mantener la calma bajo “cualquier circunstancia”.
“Eso será muy importante porque ya recibieron citaciones para aparecer el jueves ante Adam Schiff”, bromeó el mandatario en referencia al presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes que dirigió la investigación sobre si Trump debería ser acusado por presionar a Ucrania para que investigue a un rival político.
Sin embargo, aunque la ceremonia está rodeada de un ambiente de generosidad y piedad hacia el animal, en realidad la historia de esas aves no tiene un final feliz.
UNA VIDA Y MUERTE DIFÍCILES
La Federación Nacional del Pavo es la encargada de criar a los pavos del presidente desde 1947. Su trabajo es seleccionar a unos 80 pavos recién nacidos para prepararlos para la ceremonia. Los animales elegidos tienen una dieta más rica en carbohidratos (maíz y soja fortificada) que lo habitual y llegan a pesar más de 20 kilos.
Pero no todos serán los protagonistas del show. Solo 20 de ellos son preseleccionados por su tamaño y buen comportamiento y, finalmente, solo dos pavos estarán ante las cámaras en la Casa Blanca.
Antes de su presentación pública, los animales elegidos son tratados con los más altos honores. “Bread” y “Butter”, los pavos indultados este año por Donald Trump, fueron tratados como celebridades en el hotel Willard de Washington, donde se hospedaron hasta la ceremonia del martes.
Pese a toda la parafernalia que envuelve al “indulto presidencial”, las aves que “gozan” de este privilegio no suelen tener una vida larga. Como son criados para ser tan grandes casi ninguno logra llegar vivo al siguiente Día de Acción de Gracias. Según el diario español “El Confidencial”, las enormes aves sufren enfermedades cardiovasculares, problemas en las articulaciones, fallos respiratorios, entre otros males.
Además, un reportero de ‘ABC News’ visitó hace unos años a los pavos indultados que fueron llevados a Disneyland (California) y descubrió que todos eran falsos, pues los reponían con nuevos ejemplares al morir.
“Normalmente nos los encontramos muertos”, reconoció uno de los cuidadores. “Su carne crece muy rápido y su corazón, sus huesos y otros órganos no pueden mantenerla”.
Fuente: Con información de Reuters