“Amigos, sé que no soy un hombre joven, pero sé cómo hacer este trabajo. Sé decir la verdad. Donald Trump no lo hace”. En torno a esa premisa gira el video que este lunes 1 de julio lanzó el equipo de campaña de Joe Biden en un intento por aplacar el terremoto que desató su muy mala participación en el debate del último jueves.
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El cruce entre el líder demócrata y Donald Trump profundizó las dudas ya existentes sobre su capacidad para gobernar Estados Unidos ante una eventual reelección presidencial. Los silencios, titubeos y dudas que mostró el mandatario de 81 años (cumplirá 82 en noviembre) no solo desataron el regocijo entre los republicanos sino que también alimentaron cuestionamientos en la interna de las filas demócratas, aunque la mayoría se ha cuidado de hacerlos de manera pública.
Nada más acabado el frente a frente en la sede de CNN, en Atlanta, diferentes medios estadounidenses empezaron a reportar que dentro del partido de gobierno algunas voces ya barajan la posibilidad de buscar un sustituto para Biden. El propio mandatario pasó el fin de semana reunido con su familia debatiendo sobre su futuro político, según algunos de estos medios, aunque altos funcionarios de la Casa Blanca lo negaron.
Según la esposa del mandatario, Jill Biden, su marido sigue firme en su decisión de presentarse como candidato. “No permitiremos que esos 90 minutos definan los cuatro años que ha sido presidente. Seguiremos luchando”, aseguró este lunes 1 la primera dama.
Otras figuras destacadas como el expresidente Barack Obama o la exsecretaria de Estado Hillary Clinton se han mostrado en la misma línea reafirmando su apoyo al actual jefe de Estado.
Sin embargo, el impacto es innegable. Un sondeo realizado el domingo último por YouGov y CBS revela que el 72% de los votantes estadounidenses considera que Biden no debería presentarse a la reelección.
“Los demócratas quedaron muy mal parados (tras el debate) y ambas opciones le implican riesgos. Cambiar al candidato sería un desastre, pero mantenerlo en las condiciones que vimos el jueves último también lo es”, advierte a El Comercio el analista político Hernán Molina.
¿Qué opinan los líderes demócratas?
Pese a los rumores iniciales que indicaban que un grupo de políticos demócratas habrían planteado la posibilidad de reunirse con Biden en la Casa Blanca para solicitar que diera un paso al costado en su postulación, el domingo último importantes líderes de la bancada mostraron su apoyo al mandatario.
Uno de los primeros fue el senador por Georgia Raphael Warnock, quien aseguró estar con Biden pese a que “los malos debates ocurren”. En la misma línea se pronunció el líder demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, quien calificó el revés del jueves como “una preparación para un regreso”.
El congresista James Clyburn también se mostró a favor de que Biden siguiera en carrera y su colega Alexandria Ocasio-Cortez instó a los latinos a que voten por el líder demócrata en un video publicado a propósito de la Copa América.
¿Es posible reemplazar a Biden?
El escenario de un reemplazo para Biden no está absolutamente descartado y si en las próximas semanas esa corriente adquiriera más fuerza sería virtualmente posible -aunque poco probable- tener a otro representante demócrata en la boleta de noviembre.
El candidato presidencial, tanto demócrata como republicano, se oficializa en las convenciones nacionales de cada partido. En dicho evento, que los demócratas celebrarán entre el 19 y el 22 de agosto, los delegados confirman al postulante que haya obtenido más votos durante las primarias de su partido.
En el caso demócrata, Biden se hizo con el apoyo del 95% de los casi 4 mil delegados que participarán de la convención. Puesto que las reglas del comité no contemplan la elección de otro nominado que no sea el ganador de las primarias, haría falta que Biden renuncie a su designación, lo que dejaría una convención abierta.
“En este momento las posibilidades de que Biden sea reemplazado son 50-50. Por un lado, Biden está convencido de que le puede ganar a Trump y no es fácil tener esa conversación con un presidente. Pero por otro lado, el presidente también entiende que permitir que su candidatura sea la puerta para que Trump vuelva a la Casa Blanca es algo que lo debe hacer pensar que podría dar un paso al costado”, opina Molina.
-¿Hay algún precedente histórico de un reemplazo a estas alturas?
Dicha situación resultaría inédita en la historia moderna estadounidense, pero se podría trazar un paralelo con una situación que ocurrió en 1968. Agobiado por las marchas en pos de derechos civiles y las manifestaciones que pedían el fin de la guerra de Vietnam, el 1 de abril el entonces mandatario Lyndon B. Johnson anunció que no se presentaría a la reelección de ese año.
Esto, sumado a las protestas que abarrotaron las calles de Chicago mientras los demócratas llevaban a cabo su convención, desató un caos en la tienda azul, en la que tras intensas negociaciones se terminó eligiendo al vicepresidente Hubert H. Humphrey como candidato.
Humphrey terminaría siendo derrotado por el republicano Richard Nixon en los comicios de noviembre de aquel año.
¿Quiénes serían los eventuales reemplazos de Biden?
“Kamala Harris es una de las personas que está en la cima de posibles reemplazos de Biden como candidato a la presidencia. La gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, también figura ahí. Y el otro es el gobernador de California, Gavin Newsom, ya que recordemos que él está al frente de la economía más importante de Estados Unidos y la quinta del mundo”, señala Molina.
“Opciones hay en el Partido Demócrata, el tema es que Biden es una persona de centro, y no se puede decir lo mismo de Harris ni de Newsom. La actual vicepresidenta viene desgastada de esta administración y por haber cambiado de opinión en temas muy importantes. Newsom ha mostrado ser de centroizquierda y con ideas bastante liberales, y eso para un votante moderado no lo convence tanto”, agrega el analista.
Tanto Harris como Newsom han expresado su respaldo a Biden y el gobernador incluso calificó de “sin sentido” la opción de que el gobernante de la nación renuncie a su candidatura.
¿Cuán decisivo resulta un debate en Estados Unidos?
Sin duda alguna, si Biden termina retirándose de la contienda electoral, el debate del último jueves se convertirá en el más decisivo de la historia política estadounidense. “El debate del jueves puso realmente en duda la posibilidad de que los demócratas mantengan el control de la Casa Blanca porque una parte importante del electorado piensa que no está en óptimas condiciones para un segundo mandato”, afirma Molina.
Sin embargo, no sería el único que ha resultado determinante para la elección del próximo inquilino de la Casa Blanca. En 1960 un joven y preparado John F. Kennedy vapuleó a un nervioso y enfermo Richard Nixon en el primer debate presidencial televisado. Dicho evento sirvió para relanzar la campaña del demócrata y terminó siendo decisivo en la ajustada victoria de Kennedy.
Otro encuentro crucial fue el que sostuvieron el republicano Ronald Reagan y el demócrata Jimmy Carter en 1980. Dicho debate pasó a la historia cuando un Reagan lleno de confianza cuestionó a un nervioso Carter sobre si estaba seguro de estar mejor que hace cuatro años. La frase se convirtió en un lema de campaña para el republicano y le permitió virar las encuestas a solo una semana de los comicios.
Ya en el nuevo milenio, los tres debates que sostuvieron George W. Bush y Al Gore terminaron inclinando la balanza ligeramente a favor del republicano. Según sondeos realizados por la encuestadora Gallup, la preferencia por Bush aumentó luego de cada uno de los encuentros entre ambos candidatos.
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