Cuando el 22 de octubre de 1962 el presidente John F. Kennedy denunció el despliegue de misiles nucleares soviéticos en Cuba, el mundo se situó al borde de una guerra atómica.
En aquel momento, ningún lugar del territorio estadounidense estaba a salvo de un posible ataque con armas nucleares soviéticas.
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Y la primera línea de fuego era la península de Florida, cuyo punto más cercano a la isla se encuentra a unos meros 145 k.m. de distancia de algunas de las plataformas de misiles instaladas en secreto por la URSS en Cuba.
“La gente en Miami era consciente de que los misiles en Cuba eran ofensivos y apuntaban a EEUU. Y esta era la gran urbe estadounidense más cercana a la isla”, indica a BBC el historiador principal del Museo de Historia de la ciudad, Paul S. George.
Los 1,5 millones de habitantes de Miami en esa época (hoy su área metropolitana aloja a 6,2 millones) se sabían candidatos prioritarios a un primer ataque atómico ruso.
“La gente dejaba las estanterías vacías en los supermercados, e incluso algunos se pusieron a construir búnkeres en sus casas”, afirma George.
Las autoridades, por su parte, desplazaron con rapidez miles de soldados, armamento, vehículos y equipos militares desde todo el país al sur de Florida.
El historiador recuerda que “en aquellos días llegaban constantemente trenes llenos de soldados y las calles estaban tomadas por jeeps y tanques”.
“La ciudad de Miami, y Florida en general, estaban en pie de guerra”, asegura.
El campus de la facultad de Miami-Dade, emplazada en antiguas instalaciones del ejército, se convirtió de nuevo en una base militar de forma provisional.
George, que tenía solo 19 años y estudiaba en esa misma facultad cuando se desató la crisis, nos comparte una anécdota personal que ilustra el ambiente de tensión de aquellos días en la ciudad.
“Yo tenía una novia que vivía lejos y estábamos tristes, porque realmente pensábamos que podía ser el fin del mundo y no nos íbamos a ver más”.
Mientras, funcionarios locales evaluaban a toda prisa la solidez de los edificios de la ciudad y entre ellos designaron más de 100 como refugios en caso de ataque nuclear.
A diferencia de otras ciudades como Nueva York o Washington D.C., la defensa de Miami presentaba un gran problema: el suelo.
Al estar asentada en terreno pantanoso, la ciudad carece de metro o instalaciones subterráneas profundas donde sus habitantes pudieran resguardarse en situación de alerta por ataque aéreo o misil.
En todo caso, lo prioritario para EE.UU. era evitar que un solo proyectil, especialmente con carga nuclear, llegara a impactar en Florida.
Para ello, en los días de tensión que siguieron al anuncio de Kennedy se instalaron rápidamente cuatro bases defensivas provisionales para complementar y proteger a las ya existentes en el estado.
A estas cuatro bases se desplazó una unidad de élite, el regimiento 52 de artillería, que en solo unos días desplegó el que sería el principal recurso defensivo de EE.UU. ante los soviéticos y los cubanos: los misiles Nike Hercules.
Para revivir los acontecimientos que tuvieron lugar hace 60 años, BBC visitó la única de estas cuatro antiguas bases que no ha sido desmantelada por completo.
Situada en el parque natural de Everglades en el extremo sur de la península, la base de misiles Nike HM69 se consideraba crucial en la defensa de EE.UU. si estallaba el conflicto.
“Florida fue la zona cero en la crisis de los misiles, y dentro de Florida este parque fue la zona cero”, asegura el guarda forestal Daniel Agudelo en un recorrido para BBC Mundo por las instalaciones de la antigua base.
Aquí llegaron a finales de octubre los soldados del regimiento 52: “Sin tiempo para despedirse, tomaron un tren a medianoche con todo, incluidos equipos, máquinas, vehículos y las piezas de los misiles, para instalar una base de misiles provisional”.
A solo cien metros del edificio de ensamblaje se erige la primera de las tres enormes naves que alojaban hasta 18 misiles Nike Hercules.
Y, en la explanada frente al portalón, se observa un entramado de raíles y plataformas conectadas al interior del hangar.
“En caso de recibir la alerta, los soldados abrirían las puertas y empujarían el misil por los raíles para colocarlo en la plataforma de lanzamiento, moverlo en un ángulo de 87 grados y disparar al objetivo”, explica Agudelo.
Con un limitado alcance de unos 150 kilómetros y velocidad tres veces la del sonido, los misiles Nike Hercules eran puramente defensivos: su cometido era interceptar proyectiles de gran tamaño que entraran en espacio aéreo estadounidense, como los misiles atómicos soviéticos.
“Alguno de ellos contenía cabezas nucleares y, por ejemplo, en caso de que vinieran al mismo tiempo 15 o 20 aviones enemigos cargados de bombas atómicas, podrían destruirlos a todos en el cielo”, afirma el guardia.
La naturaleza defensiva de la base Nike no significaba que el sur de Florida careciera de recursos para atacar suelo cubano o ruso.
A apenas 15 kilómetros, la base aérea de Homestead albergaba toda una legión de bombarderos B-52 cargados con proyectiles atómicos y listos para entrar en acción.
“Durante la crisis en todo momento había B-52 en el aire con armas nucleares para responder a un ataque sorpresa soviético. La URSS lo sabía, así que no iba a atacar porque teníamos no solo misiles, sino aviones que podían llevar a cabo ofensivas atómicas”, explica el historiador Paul S. George.
Tras la crisis de los misiles, la base HM69 siguió operando como una instalación militar provisional durante tres años más.
En 1965 las carpas donde se alojaban los soldados fueron reemplazadas por edificios de hormigón y el lugar se consolidó como una base permanente de las fuerzas armadas.
Pero solo estuvo operativa 13 años más, hasta 1979, cuando sus instalaciones se retiraron de servicio y quedaron abandonadas en medio del parque natural.
No fue hasta la década de los 2000 cuando un veterano que había servido como soldado en la base durante la crisis de los misiles, Charles Carter, emprendió junto con autoridades locales un proyecto para preservarla y abrirla al público por varios meses al año.
Desde entonces, quienes visitan el parque natural de Everglades entre diciembre y marzo no solo pueden ver cocodrilos, caimanes, aves y manatís, sino también una insólita reliquia de la Guerra Fría.
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