Desde canciones cantadas por Alicia Keys o Frank Sinatra, hasta series y películas que se enmarcan en la gran ciudad donde nadie duerme, esta metrópoli ha gozado de gran popularidad por varios motivos. Entre ellos, podemos encontrar su imponente arquitectura.
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¿Qué sería de esta gran ciudad sin sus rascacielos? Probablemente la figura de poder que se alza gracias a sus grandes e importantes edificios, no sería la misma.
Generalmente estas estructuras también están caracterizadas por sus ventanas grandes que le dan un toque “brillante” y vivo a esta jungla de concreto. Sin embargo, hay un sólo edificio que llama la atención por sus fachadas grises y planas.
Aquella obra arquitectónica que está ubicada en el número 33 de Thomas Street, se le conoce como el ‘Long Lines Building’ (LLB). Su popularidad se debe tanto a su apariencia -propia de la corriente brutalista-, como por lo enigmático que ha llegado a ser.
Fue diseñado en 1974 por el arquitecto de San Francisco, John Carl Warnecke, personaje que fue muy allegado al gobierno de Kennedy. Es por esto que llama la atención el estilo y la estructura de este edificio, siendo que está ubicado en medio de otros rascacielos, totalmente distintos a él.
Un búnker a prueba de todo
El edificio está hecho en hormigón, no tiene ventanas y mide 169 metros de altura. Es totalmente gris y está en medio del corazón de la ciudad.
Esto se debe a que su diseño es propio de la corriente brutalista, el cual es un estilo que nació en los países comunistas europeos y fue famoso en todo el mundo en la década de los años 60. Después de la Segunda Guerra Mundial, las ciudades que habían sido bombardeadas necesitaban surgir de nuevo. La verdad es que según el crítico Charles Jencks, el objetivo principal del movimiento era cuestionar los valores estéticos de la arquitectura de la época buscando un contraste con la realidad.
Ahora bien, volviendo a Nueva York, el ver una estructura de este tipo puede llegar a ser impactante y aterrador (o por lo menos eso es lo que algunos internautas dicen).
Se supone que una vez finalizada su construcción, esta obra arquitectónica se convirtió en la sede principal de una de las compañías de telecomunicaciones más importantes de Estados Unidos: AT&T. Sin embargo, hay teorías que dicen que esto no es verdad.
El ‘New York Times’ dijo en 1994 que era la base de la Agencia de Seguridad Nacional y que “podría formar parte de una gigantesca Red Mundial de Inteligencia, que recibe un promedio de 175 millones de llamadas telefónicas al día”. Esto concuerda a su vez con una investigación hecha en el 2016 por ‘The Intercept’, en la cual se aseguró que este rascacielos realmente era una base de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
En ambos se cuenta que realmente este centro de inteligencia tiene más secretos de los que creemos. Por ejemplo, antes de ser llamado ‘Long Lines Building’, su nombre en clave era ‘Proyecto X’ y se dice que realmente estaba destinado para que el gobierno pudiese monitorear, de manera encubierta, llamadas telefónicas, faxes y datos de internet de todo el país.
Aunque esto puede llegar a ser confuso, pues en 1997 hubo un error por parte de AT&T, que provocó que más de cinco millones de llamadas fueran bloqueadas. Incluso, hizo que varios aviones estuvieran en gran peligro, ya que las líneas privadas de la Administración Federal de Aviación también se interrumpieron.
Por otro lado, se supone que la estructura es capaz de aguantar cualquier ataque nuclear contra la ciudad. Y no sólo desde afuera, sino que por dentro, su estructura permite proveer suficiente comida, agua y energía para 1.500 personas durante dos semanas.
Esto lo puede corroborar Roger Piqueras, un trabajador que estuvo en el edificio durante cinco años, quien en una entrevista con el medio ‘La Vanguardia’ dijo que incluso en su interior había “un pozo de agua potable y comida tipo astronauta en paquetes secos, además de tener su propio generador eléctrico”.
También es importante resaltar que, a pesar de no tener ventanas, la estructura de hormigón cuenta con grandes respiraderos por los que se renueva el aire en su interior, y un sistema de iluminación potente y “a prueba de todo”. Tanto así, que según Piqueras, cuando ocurrió el Huracán Sandy, el LLB no sufrió ningún tipo de daño.
Pero, ¿por qué un edificio de telecomunicaciones querría tener todo eso? La verdad es que no hay declaraciones oficiales al respecto, sino pequeñas investigaciones que tratan de develar lo que allí sucede, con la poca información que han podido llegar a obtener.
Por: “El Tiempo”, de Colombia / GDA
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