El gobierno de Estados Unidos presentó este miércoles los resultados de una amplia investigación que revela que al menos 500 niños murieron en 19 escuelas públicas para niños indígenas desde el siglo XIX.
Y se teme que puedan ser muchos más.
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Según el Departamento del Interior, las muertes infantiles en esos internados podrían ascender a “miles o decenas de miles”, a medida que avanzan las investigaciones.
Entre las primeras conclusiones del informe gubernamental se destaca la identificación de 53 enterramientos vinculados a esos internados. Muchos de ellos son tumbas sin identificar.
El informe no analiza directamente las causas de las muertes registradas, pero dice que el sistema de asimilación que se implementó fue “traumático y violento”.
Estados Unidos está llevando a cabo esta investigación a raíz de que en junio del año pasado se descubieran centenares de tumbas de niños en internados para menores indígenas en Canadá.
Entre 1819 y 1969, el sistema federal de internados para niños indígenas en Estados Unidos se componía de 408 escuelas federales en 37 estados (entonces territorios), según el informe.
Gran parte de esas escuelas se ubicaban en los actuales estados de Oklahoma, Nuevo México y Arizona.
Deb Haaland, secretaria de Interior del Gobierno de Joe Biden - y la primera indígena en formar parte del Gabinete estadounidense - presentó los resultados del informe.
“Las consecuencias de las políticas federales de internado indígena, incluyendo el trauma intergeneracional causado por la separación de la familia y la erradicación cultural infligida a generaciones de niños desde tan solo cuatro años, son desgarradoras e innegables”, expresó.
Los abuelos paternos de Haaland fueron enviados a un internado para niños indígenas durante años.
“Procedo de antepasados que sobrevivieron los horrores de las políticas de asimilación llevadas a cabo por el mismo departamento que ahora dirijo. Ahora, podemos ayudar en el esfuerzo de recuperar la oscura historia de estas instituciones que persiguieron a nuestras familias durante tanto tiempo”, dijo Haaland.
La secretaria de Interior de EE.UU. prometió que su departamento seguiría recabando pruebas de esta asimilación forzada.
Haaland contuvo las lágrimas al describir cómo estos internados perpetuaron la pobreza, los trastornos de salud mental, el abuso de sustancias y las muertes prematuras en las comunidades indígenas del país,
“Cada uno de esos niños es un familiar desaparecido, una persona que no pudo cumplir su propósito en esta Tierra porque perdió la vida como parte de este terrible sistema”, añadió.
El informe completo del Departamento del Interior estadounidense tiene 106 páginas y recopila testimonios históricos sobre los abusos cometidos en esos centros.
Además de la separación de sus familias y el internamiento forzoso, los menores eran obligados a trabajar y eran víctimas de maltrato.
“El sistema federal de internados desplegó metodologías sistemáticas de militarización y de alteración de la identidad para intentar asimilar a los niños indios americanos”, dice el informe.
“Las normas a menudo se hacían cumplir mediante castigos corporales, como el aislamiento, la flagelación, la privación de alimentos, azotes, bofetadas y esposas”.
“A veces, se obligaba a los niños indígenas más mayores a castigar a los menores”.
Si trataban de escapar, el castigo era peor. Además, se les prohibía hablar sus idiomas.
El gobierno estadounidense está revisando más de 98 millones de páginas de registros sobre los abusos acontecidos en esos internados que, no obstante, no siempre fueron documentados.
Deborah Parker, directora de la National Native American Boarding School Healing Coalition (Coalición Nacional de Sanación de Internados para Nativos Americanos), recordó este miércoles las historias de un internado para niños indígenas en la reserva de Tulalip, en el estado de Washington, de donde ella es oriunda.
La escuela tenía una pequeña celda y un sótano donde, rutinariamente, al menos una niña era encadenada a un calefactor y golpeada, dijo la activista.
El gobierno de los Estados Unidos dirigió directamente algunos de esos internados, respaldados por leyes y políticas nacionales para “civilizar” a los nativos americanos.
“Los internados federales para indígenas tuvieron un impacto duradero en los pueblos y comunidades indígenas de todo Estados Unidos”, dice en el informe, firmado por Bryan Newland, subsecretario de Asuntos Indígenas del Departamento del Interior.
“Ese impacto continúa influyendo en la vida de innumerables familias, desde la ruptura de familias y naciones, hasta la pérdida de idiomas, prácticas culturales y familiares”.
Un segundo volumen del informe cubrirá los sitios de entierro, además de la inversión del gobierno federal en las escuelas y los impactos en las comunidades indígena.
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