Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs'); Denver (AP)
Una mujer de 19 años que vive en Denver y a quien las autoridades federales acusan de ser yihadista, se declaró culpable el miércoles de tratar de ayudar al grupo extremista Estado Islámico en Siria, bajo un acuerdo donde deberá colaborar ahora con las autoridades para buscar a otros con las mismas intenciones.
Shannon Conley, vestida con el uniforme carcelario a rayas y con la cabeza envuelta en un velo de color negro y café, se declaró culpable de un cargo de asociación delictiva para proveer material de apoyo a una organización terrorista extranjera. No dijo nada excepto que entendía el alegato y sus consecuencias.
El acuerdo con las autoridades la obliga a cooperar con el FBI y otras agencias de seguridad y dar información sobre más personas en Colorado y otras partes que busquen ayudar a terroristas en el extranjero. Si coopera, los fiscales prometieron pedir una reducción en su sentencia, pero la decisión al final dependerá de un juez.
Conley fue arrestada en abril cuando trataba de abordar un avión en el aeropuerto internacional de Denver que la llevaría a Siria, dijeron las autoridades. La joven podría pasar hasta cinco años en prisión y deberá pagar una multa de 250.000 dólares.
Estudió para ayudante de enfermera y vivía en Arvada, Colorado. Dijo a los agentes de la fuerza antiterrorista del FBI que si no podía pelear junto al Estado Islámico esperaba utilizar sus conocimientos médicos para ayudar a los extremistas, de acuerdo con documentos judiciales.
Conley, una musulmana convertida, dijo a los federales que planeaba casarse con un hombre que conoció por internet, quien según ella era un tunecino que peleaba a favor de los extremistas.
No está claro cómo la mujer se interesó en la guerra santa. Pero llamó la atención de los federales en noviembre después de que alarmó a empleados de una iglesia en Denver porque rondaba el área y tomaba notas, señalan los legajos.