En términos de ingeniería, mover un edificio que pesa toneladas es hoy relativamente sencillo.
En el último siglo las técnicas se han depurado, las máquinas encargadas del traslado son más potentes y los métodos varían, desde la instalación de globos de helio a raíles como los de los trenes o cuerdas.
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Se han reubicado estructuras de todo tipo: antiguas casas victorianas, edificios de viviendas, escuelas, fábricas e incluso estaciones de autobús completas.
Pero en 1930, los traslados de este tipo suponían un desafío monumental.
En el caso de la sede de Indiana Bell Telephone Company, en Indianápolis, Estados Unidos, lo que se hizo es un poco más complicado: la construcción fue pivotada 90 grados en horizontal.
El edificio tenia ocho plantas y pesaba 11.000 toneladas.
Lo increíble es que el proceso se llevó a cabo mientras el personal seguía trabajando dentro del edificio.
Cada mañana mientras duró la obra, los 600 trabajadores de la compañía entraban y salían por una puerta que ni siquiera estaba en el mismo lugar que el día anterior.
Una plataforma móvil de madera permitió a los empleados y al público entrar y salir del edificio en cualquier momento mientras se realizaba la mudanza.
Los cables y las tuberías se alargaron para hacer esto posible por lo que no hubo interrupción del servicio telefónico o del gas, la calefacción o el alcantarillado.
El proceso se llevó a cabo en poco más de cuatro semanas con una precisión milimétrica y dio a la Indiana Bell Telephone Company, una subsidiaria de AT&T, la ansiada zona para ampliar sus oficinas centrales.
En 1929, los directivos de la compañia se dieron cuenta de que el espacio con el que contaban en la North Meridian Street se había quedado pequeño, por lo que se pensó en demoler el antiguo bloque, construido en 1907, para levantar una estructura más grande.
Sin embargo, como compañía de teléfonos, la sede ofrecía un servicio esencial a la ciudad y desconectarla no era posible.
La solución que se adoptó fue mover la antigua estructura a la parcela trasera para levantar el nuevo edificio en el solar que quedaba libre.
El traslado comenzó en octubre de 1930 con la ayuda de decenas de gatos hidráulicos manuales y una máquina de vapor.
“El plan acordado prevé el traslado del edificio original de ocho pisos desde su ubicación actual en la esquina hacia la parte trasera de la propiedad”, escribían los periódicos de la época.
El proyecto “despeja un área de 60 por 30 metros sobre el cual se erigirá el nuevo edificio”, anunció el consejo de la compañía.
Durante las siguientes cuatro semanas, el enorme edificio de acero y ladrillo se desplazó centímetro a centímetro 16 metros hacia el sur, giró 90 grados y luego se desplazó de nuevo 30 metros hacia el oeste.
La empresa no perdió un solo día de trabajo ni interrumpió su servicio durante todo el período.
Si las fotografías del 25 de octubre mostraban la fachada, en las del 8 de noviembre se veía ya el lateral y los cables que hicieron posible el movimiento, al tiempo que el bloque estaba a pulgadas de llegar a su destino.
El edificio estuvo en pie durante 33 años en su nueva ubicación, hasta que fue demolido para dar cabida a otra nueva ampliación de la sede.
“Básicamente, existen dos métodos para reubicar edificios: desmantelar el edificio y volver a construirlo en la nueva posición o mover el edificio entero conservando la estructura”, le explica a BBC Mundo Irene Rodríguez, ingeniera senior en la firma británica Mace Group.
“La selección del proceso se realiza según muchos factores. La distancia a recorrer es de los más importantes”, añade.
Además, explica la experta, hay diferencias dependiendo del tipo de edificio que es.
“No es lo mismo mover un edificio con muros de carga a otro que tenga la estructura de acero, ya que en el proceso va a ser necesarios refuerzos temporales en la estructura para evitar el colapso durante la relocalización”.
Lo más común hoy en día es que las firmas acudan a empresas de ingeniería especializadas en este tipo de proyectos.
Y así se hizo también en 1930.
“El giro y movimiento del antiguo edificio presenta algunos problemas muy interesantes, particularmente porque el cambio debe realizarse sin interrupción del servicio”, reconocía el consejo de la compañía.
“El proyecto no es en ningún sentido un experimento. La empresa contratista que hará el trabajo tiene un historial envidiable de manejar con éxito problemas de movimiento mucho más complejos.
“El plan se adoptó solo después de una larga y cuidadosa consideración tanto de la seguridad como de la economía de la mudanza.
“Es interesante notar que definitivamente se ha demostrado que en ningún momento durante el trabajo se disminuirá la fuerza del edificio, y que durante el movimiento los cimientos serán tan fuertes como en cualquier otro momento”, explicaron los directivos.
Con la mudanza completada en diciembre de 1930 y el nuevo edificio listo para ser ocupado a fines de 1932, Indiana Bell pasó a tener una sede central moderna y reconocible en el skyline de la ciudad.
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