“Cuando la poli los detenga, sean súper amables”, dice Nils Arend.
“Personalmente, tengo mis problemas con la autoridad, pero con The Speed Project (Proyecto Velocidad) nos están representando a todos en cada interacción”.
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“Así que, sean amables, cooperen. Y cuando les pregunten qué están haciendo, simplemente digan: 'Oh, somos un grupo de amigos corriendo a Las Vegas'”.
“No tienen por qué saber nada más ni nada menos”.
Arend está sentado en un bar en el norte de Londres explicando las reglas de base de una de las carreras extremas más cotizadas del mundo.
Ser amable, pero discreto, frente a la ley es parte de las instrucciones que imparte antes del inicio de The Speed Project (TSP), una carrera de 560 kilómetros entre Los Ángeles y Las Vegas, a través del Valle de la Muerte, que no está regulada ni tiene patrocinadores.
Tampoco tiene un sitio web, ni un botón que diga “regístrate aquí”, ni reglas, ni una ruta especial, nada de espectadores y, hasta una semana antes, ninguna fecha oficial de largada.
Es el equivalente de “El club de la pelea” (la película sobre peleas clandestinas) para el mundo de los corredores, creado en la imagen de su fundador.
Antes de dedicarse a correr maratones, cuando se mudó a Los Ángeles a mediados de los 2000, Arend organizó una fiesta rave en un burdel que le prestaron en el distrito de tolerancia de Hamburgo, Alemania.
A pesar del estatus clandestino de la carrera, en la línea de largada se presentan gran número de los atletas más rápidos del mundo y algunas de las mayores marcas deportivas.
Pero, ¿cómo es que coinciden en llegar allá? Pues, bien, esa es una larga historia que está envuelta en secreto.
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Arend corrió la ruta por primera vez en 2013 haciendo relevos con cinco amigos, tres hombres y dos mujeres. Ese formato de competencia se conoce ahora como la manera original de correr esta travesía (OG).
Desde entonces, se han añadido tres categorías más, incluyendo, increíblemente, una modalidad en solitario en la que el corredor extremo británico James Poole ha competido en los dos últimos años.
“Es difícil no sonar muy mojigato, moralizante, o que todos los demás están haciendo las cosas mal”, dice Poole que, en 2023, completó la carrera en menos de 119 horas, acampando en edificios abandonados rodeados de cartuchos de balas y alimentándose únicamente de la comida y la bebida de estaciones de gasolina a lo largo de la carretera.
“Pero creo que una vez que tienes una caja llena de medallas que nunca volverás a ver y una colección de camisetas que no significan nada para ti, el volverte autónomo es la manera más pura de practicar algo que amas”.
Arend comparte el mismo amor por lo excéntrico. Y una completa aversión al estilo formal de las competencias de carreras de larga distancia.
“Cuando me mudé a Los Ángeles, corrí un par de maratones”, cuenta. “Pero me sentí tan fuera de lugar. Como que no era mi clase de gente”.
“Así que el siguiente acto de todo eso para mí fue empezar a hacer mis propias cosas. Creamos un lugar seguro para que todos lleguen tal y como son. Ningún maratón puede hacer eso. Podrían. Pero no lo van a hacer. Ellos simplemente están dirigiendo su propio programa como hace 25 años”, señala.
“Hay dos niveles de motivación de por qué las personas están atraídas al TSP”.
“Uno es, 'bueno, quiero ir allá, competir y romperla' y otros dicen, 'voy a utilizar TSP y su comunidad para amplificar mi voz, mi misión, la causa que persigo'. Siempre y cuando se alineen con lo que es nuestra comunidad, son exactamente los que queremos”.
La mayoría de las marcas deportivas del mundo quieren ser parte de la visión de Arend.
The Speed Project celebró su décimo aniversario este año y la lista de marcas comerciales que han enviado equipos integran la élite de este deporte, desde Nike a Tracksmith, desde New Balance a On Running.
Su presencia en la más discreta de las discretas largadas -la carrera empieza a las 04:00 de la madrugada en el muelle de Santa Mónica (condado de Los Ángeles)- es una de muchas paradojas de un evento que igualmente invita y rehúye la publicidad al mismo tiempo.
A pesar de estar despojado de todas las vestiduras de las carreras de alto perfil, la atracción del TPS para las grandes marcas se ha disparado.
Poole entiende esa extraña ironía más que muchos otros.
Los patrocinadores de este corredor de 47 años realizaron un cortometraje del evento en 2022, acompañándolo en un autocaravana para asistir con el reabastecimiento, el sueño y la navegación.
Este año, sin embargo, corrió el evento completamente sin apoyo, el único participante en hacerlo. Una decisión que hasta el mismo Arend consideró una “locura”.
Significaba que Poole era responsable de no sólo correr más de 500 kilómetros atravesando condiciones inmensamente variables -pasó la mayoría del trayecto de 2023 envuelto en una chaqueta y pantalones por las atípicas bajas temperaturas y tormentas de nieve- también estaba encargado de orientarse y buscar su alimento y lugares para dormir.
“Tengo un par de molestias a causa del TSP, pero estoy seguro que estaré bien”, dice.
Han pasado dos semanas desde que regresó de Los Ángeles, y Poole y yo estamos corriendo 10 kilómetros a los largo del Canal Regent (en el norte de Londres) y sus otras rutas habituales en el este de la ciudad.
Después de abordar casualmente en la conversación el plan que tiene de correr un maratón dentro de unos pocos días, Poole trata de explicar la atracción de los 560 kilómetros del TSP y la ruta que, a primera vista, es famosa por su monotonía.
Parte del trayecto en 2023 lo llevó por la carretera Yermo, un tramo recto de 120 kilómetros de pavimento sin una sola curva.
“Corres durante seis horas y estás en la misma carretera”, señala. “Corres otras seis y sigues en la misma carretera”.
“Si estás corriendo 120 kilómetros al día, como lo hice yo, entonces te pasas el día entero en la misma carretera sin doblar una sola vez”.
Paula Radcliffe, legendaria fondista británica, solía contar hasta 100 repetidamente en su cabeza durante los maratones que corría.
“Te puedes imaginar cuántas veces estaría contando hasta 100 si hiciera lo mismo”, pregunta Poole riéndose. “Creo que lo importante es simplemente estar en el presente. Y eso es lo que creo que hace Paula contando hasta 100, no estár pensando en el futuro”.
“Tienes que estar disfrutando del momento lo más que puedas. Si empiezas a pensar a los 80 kilómetros que te faltan 400 o más, eso te revienta la cabeza”.
Poole, que llevó una cámara durante la carrera y captó algunas de las imágenes en este artículo, continúa: “La ruta del TSP es de algún modo bella en su estilo brutal. Hay belleza en todas partes. Todo depende de cómo lo veas. Las estaciones de gasolina son lo más feo que hay, pero son hermosas cuando llegas a ellas”.
“Para un británico, no tenemos espacios amplios como esos o los viejos pueblos fantasma estadounidenses”, comenta.
“Podía dormir en edificios abandonados, como lo hice, algo que es difícil en Reino Unido”.
Y, ¿qué tan miedoso es?
“Un poco”, responde. “Cuando duermes en edificios rodeados de cartuchos de bala, piensas: '¿Qué tan seguro es esto?'”.
“Recuerdo ver el año pasado un automóvil lleno de huecos de bala, pero tenía un sillón en la parte de atrás y, estaba tan cansado, que consideré echarme a dormir allí pero decidí que era una idea estúpida”.
“Obviamente había gente que lo utilizaba para practicar el tiro al blanco. ¿Te puedes imaginar?”.
A primera vista, el proceso de Arend de empezar organizando fiestas rave clandestinas en Hamburgo a liderar una carrera de ultra de resistencia en Los Ángeles podría parecer improbable.
Pero él insiste en que hay un vínculo entre las dos.
“Es lo mismo, es un deporte de resistencia para la gente, muchos que han dejado la vida nocturna”, explica. “Muchas personas que tenían problemas, alcohol, drogas, lo que fuera, se encuentran a sí mismas en ese deporte y nosotros estamos creando el entorno donde se pueden sentir comprendidas”.
Poole se siente igual, insistiendo en que la carrera TSP debería ser entendida como un botón de reinicio para tomar distancia de las normas sociales. Es un retiro extremo, pero consciente, en el desierto, lejos de la monotonía de la vida de 9 a 5“.
“Hay un cierto placer de ser autosuficiente [en el TSP] y velar por ti mismo sin necesitar a nadie”, afirma Poole.
“Hoy en día, todo es bastante fácil, ¿cierto? Vivimos en un mundo de conveniencia, particularmente en Reino Unido y EE.UU.”.
“Puedes tener tu comida llevada por Deliveroo [un servicio a domicilio]. No tienes que salir de tu casa”.
“Este es el otro extremo. Nadie te trae nada. No lo tienes hasta que no lo encuentres. Y si el local está cerrado, así es como funciona”.
De eso Poole sabe mucho.
Frecuentemente hubo tramos en la carrera de este año en los que tuvo que aguantar entre ocho y 10 horas sin una opción para reabastecerse de comida o agua.
Arend también conoce, y se deleita, de esa sensación de escape y de sobrepasar los límites de la resistencia física.
De hecho, si se pueden creer los rumores, el aguantar entre ocho y 10 horas sin comida o agua será un ligero paseo comparado a lo que tiene planeado.
En nuestra conversación, Poole deja escapar el dato que Arend está pensando en llevar una carrera al estilo The Speed Project a Chile este noviembre.
Será parecida al TSP en términos de distancia y ética, pero mucho más extrema dado que enviaría a los corredores a atravesar todo el desierto de Atacama, uno de los ambientes más severos del mundo.
Una carrera por Atacama tendría cero opciones de reabastecimiento. Los equipos tendrían que ser completamente autosuficientes, llevando todo su equipo en camionetas todoterreno dadas las características del lugar.
Arend es evasivo cuando le pregunto sobre otros planes. “Esta es una pregunta difícil”, responde. “Estamos explorando otros elementos”.
“Siempre me estoy embarcando en mis propias aventuras y, de la misma manera como nació TSP, si me encuentro en una aventura que pienso que vale la pena compartir con la comunidad, continuaré haciendo eso”.
Pero Poole es menos ambiguo.
Si Arend lleva la carrera al Atacama, él será el primero que pondrá su nombre en la lista, a pesar de los riesgos. ¿Por qué?
“Lo que no entiendo es la gente que corre el maratón de Londres una y otra vez y se la pasan el resto de sus vidas activas tratando de rebanar cinco segundos de un tiempo que no le importa a nadie”, sostiene.
“Mi respuesta a eso es que dejes de estar persiguiendo esa cosa que no es importante y ve a hacer algo que es emocionante”.
“Hay muchas razones sutiles para no hacer este tipo de cosas como el TSP. Pero, al final, la respuesta concisa, algo obtusa, de por qué hacer estas cosas es porque puedes. Y si puedes, ¿por qué no intentarlo?”.
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