Washington [EFE]. A solo tres semanas del comienzo de las elecciones primarias en Estados Unidos, los aspirantes demócratas mostraron sus diferencias sobre la mejor fórmula para vencer a Donald Trump: ruptura o reforma, sanidad para todos o no, la salida de Oriente Medio o volver a convertir a Washington en el policía del mundo.
Los dos más progresistas, los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, prometieron que darán un giro de 180 grados al país nada más llegar a la Casa Blanca; mientras que el ex vicepresidente Joe Biden, la senadora Amy Klobuchar y el alcalde Pete Buttigieg se mostraron más moderados.
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Nadie ganó. Klobuchar, por debajo en las encuestas, brilló y reivindicó su lugar sobre el escenario, mientras que Biden, a la cabeza, se trabó en varias ocasiones y fue incapaz de brillar, repitiendo los errores que ya había cometido en los seis debates anteriores.
El debate tuvo como escenario Iowa, un estado rural del medio oeste que dará el pistoletazo de salida al proceso de primarias el próximo 3 de febrero.
Un cambio real frente a la restauración de Estados Unidos
Iowa, como el resto de los demócratas de Estados Unidos, sigue indeciso sobre cuál es la mejor estrategia para vencer a Trump. Biden lidera las encuestas en ese estado con un 20,7% de la intención de voto, seguido de cerca por Sanders (20,3%), Buttigieg (18,7%), y Warren (16%).
“Vengo aquí esta noche con un corazón lleno de esperanza”, anunció Warren. “Y está lleno de esperanza porque veo esto como nuestro momento en la historia, nuestro momento en el que nadie queda atrás, nuestro momento en el que entendemos que depende de nosotros decidir el futuro de este país, nuestro momento para construir un movimiento y crear un cambio real”, proclamó ceremoniosa.
En un tono más áspero, Sanders pidió pensar “a lo grande” e insistió en las diferencias entre el 1% más rico de Estados Unidos y el 99% restante, que lucha para poder acceder a cuidado médico.
Frente a esas ideas de cambio, Biden abogó por “restaurar el alma de Estados Unidos” y dar marcha atrás al reloj para devolver al país al mismo lugar en el que se encontraba antes de Trump.
“Lideramos el mundo con el ejemplo, no con poder. Tenemos que volver a ganar el respeto del mundo para poder cambiar las cosas”, subrayó Biden con gesto serio.
Y, mientras, Buttigieg, que ha sufrido un bajón en las encuestas en Iowa, aprovechó su última intervención para apelar a los republicanos desengañados con Trump.
“Si solías votar al otro partido pero ahora no puedes mirar a los ojos a tu hijo y explicarles este presidente, únete a mí”, invitó sonriente.
El final de la “tregua” entre los progresistas
Sin embargo, dentro de los dos bandos (progresistas y moderados) también surgieron diferencias. Uno de los momentos más esperados de la noche llegó con el cara a cara entre los dos aspirantes más progresistas, Sanders y Warren, que hasta ahora habían mantenido una tregua para no atacarse en los debates.
Ese pacto llegó a su fin esta semana a raíz de unos artículos de prensa que desvelaron que, en una reunión privada en 2018, Sanders supuestamente dijo a Warren que una mujer no podría vencer a Trump, que opta a la reelección.
Este martes, como ya había hecho anteriormente, Sanders aseguró que el evento no tuvo lugar, mientras que Warren reiteró que ocurrió, aunque intentó restarle importancia.
“Bernie es mi amigo, no estoy aquí para pelearme con Bernie”, intentó conciliar Warren. Pero, a continuación, propinó otro golpe: afirmó que los cuatros hombres que se encontraban en el escenario habían perdido en total diez elecciones, mientras que ella y la senadora Amy Klobuchar siempre habían vencido.
“Sobre este escenario, las únicas que han ganado cada elección son las mujeres”, presumió.
Un final agrio y confuso
Parecía que, con ese intercambio, el enfrentamiento entre ambos candidatos había terminado, pero al final del debate hubo un gesto agrio que alimentó la confusión.
En concreto, al terminar el debate, Sanders le tendió la mano a Warren y ella, sin estrechársela, se acercó a él para conversar durante unos segundos. Enseguida, sin que el público pudiera escuchar qué estaba pasando, Sanders se dio la vuelta y se fue visiblemente irritado.
En medio de este intercambio, cuyo contenido se desconoce, estaba en silencio Tom Steyer, el sexto aspirante sobre el escenario y al que se le conoce por ser un millonario que ha gastado decenas de millones de dólares en anuncios de televisión para impulsar un juicio político contra Trump.
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Por su parte, antes de que comenzara el debate, el mandatario dio un discurso de 90 minutos en una universidad de Milwaukee, en el estado de Wisconsin, que será clave para los comicios de noviembre.
“Bernie y la izquierda radical no pueden proteger a su familia y no protegerán a nuestro país, no quieren hacerlo”, aseguró Trump, en medio de ovaciones.
Trump se perfiló en 2016 como el candidato de la “ley y orden” y logró vencer a Hillary Clinton.