“Ellos violaron la ley y están en desgracia. Hagan lo que hagan ahora, la vergüenza se aferrará a Johnson y Sunak”. Con esas palabras, Polly Toynbee, columnista laborista del diario británico “The Guardian”, describió el martes 12 en un artículo de opinión la crisis que atraviesan el primer ministro británico, Boris Johnson, y el jefe de Hacienda, Rishi Sunak. Ambos políticos vuelven a estar bajo extrema presión esta semana por las multas que les impuso la policía por violar las normas del confinamiento impuestas por su propio gobierno durante la pandemia.
El escándalo del ‘partygate’ ha tocado fibras muy sensibles en el Reino Unido. La indignación gira en torno a la asistencia de funcionarios públicos a fiestas ilegales en Downing Street durante la cuarentena, en momentos en que los casos de COVID-19 estaban lejos de ser controlados y cuando millones de ciudadanos tenían prohibido reunirse con sus seres queridos y hasta asistir a los funerales de sus fallecidos.
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El propio Johnson asistió el 19 de junio del 2020 en la Oficina del Gabinete a una fiesta por su cumpleaños 56, presuntamente organizada por su esposa Carrie, quien también fue multada.
Además del rechazo a sus acciones, la revelación de multas aplicadas a Johnson y a su entorno pusieron al primer ministro en jaque una vez más pues convirtieron al líder conservador en el primer jefe de Gobierno en activo del Reino Unido en ser sancionado por romper la ley.
Las multas revivieron una crisis latente para el gobierno y la oposición reaccionó pidiendo la dimisión inmediata de Johnson. Sin embargo, el líder conservador se niega a dejar el cargo.
“Obviamente, esto lo debilita bastante, además ya estaba siendo bastante cuestionado dentro de su propio partido. Desde luego que hay gente del Partido Conservador que quiere tumbárselo y también de la oposición. Sin embargo, aún no tienen la fuerza suficiente para hacerlo y él no quiere renunciar”, dice a El Comercio el analista internacional Francisco Belaúnde.
Según medios británicos, las multas que el primer ministro y su esposa ya han abonado ascienden a 50 libras cada uno (60 euros).
¿Dejar el cargo?
Para Enrique Banús, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura, ser multado representa un desprestigio importante para Johnson. Sin embargo, destaca que los hechos por los que fue sancionado ya eran conocidos, y lo que se añadió es de manera inesperada al caso es la sanción. La gran pregunta es qué pasará ahora con el futuro inmediato del primer ministro.
“Cualquier otro personaje en cualquier otro país, por mucho menos, ya tendría que haber renunciado, pero el caso de Boris Johnson es muy particular. Ni siquiera ha renunciado el otro ministro que también ha sido sancionado y que además es un hombre de confianza para Johnson”, dice a este Diario.
El experto considera que a Johnson se le permite mucho más que a cualquier otro político porque tiene fama de excéntrico y especial. “Con eso ha conseguido votos. Eso es un fenómeno muy británico, esa excentricidad vende”, agrega Banús.
La multa fue el resultado de meses de investigación policial sobre fiestas que violaron el confinamiento en las oficinas del gobierno, algo que Johnson negó inicialmente, afirmando que no hubo fiestas y que creía que no se ignoraron las reglas.
Aunque la oposición política en bloque ha pedido la dimisión de Johnson y Sunak, el líder conservador se encuentra en una posición relativamente segura pues cuenta con el apoyo de sus diputados -cuyo voto es clave para lograr su salida o permanencia-, que defienden que no es el momento para cambiar de liderazgo, en momentos que se libra la guerra en Ucrania.
“Moralmente el comportamiento ya era sancionable y ya ha sido sancionado. No sé si ahora la indignación vaya a subir tantos grados como para forzar que el partido de Johnson le obligue a renunciar, porque si alguien lo va a obligar va a ser su partido, no la oposición”, apunta Banús.
Añade que la oposición tiene que intentar que esto juegue a su favor. “Pero parece que no es suficiente, el único tema sería si su partido decide que es inaceptable y parece que no, al menos por ahora”.
El factor de la guerra
A diferencia del momento en que estalló el escándalo, a fines del 2021, Johnson hoy apenas es cuestionado por los parlamentarios conservadores debido, principalmente, a la coyuntura internacional.
El líder de los “tories” en Escocia, Douglas Ross, quien en el pasado ha sido uno de los mayores críticos del primer ministro, declaró que “no sería correcto” destituir al jefe del Ejecutivo en plena guerra en Ucrania.
“Mi posición sigue siendo que el hecho de que el primer ministro engañara a la Cámara de los Comunes es algo muy serio, pero estamos en medio de una crisis internacional y no estoy dispuesto a darle al presidente ruso Vladimir Putin el consuelo de pensar que vamos a echar al primer ministro del Reino Unido”, dijo, por su parte, el diputado Roger Gale.
Francisco Belaúnde considera que es evidente que la guerra en Ucrania le está sirviendo a Boris Johnson para mantenerse en el poder.
“El Reino Unido es un país muy importante en el apoyo a Ucrania, es un país que le está dando inteligencia, misiles antiaéreos y antitanques, ahora incluso misiles que le permitirían atacar barcos. Lo de Ucrania le ha servido a Johnson y hasta tal vez lo ha salvado, porque sin la guerra en Ucrania probablemente hubiera caído”, señala el experto.
Destaca, además, que el tema de Ucrania ha ayudado a muchos gobernantes a ganar elecciones, como ha ocurrido en Hungría y Serbia, con la reelección de Viktor Orbán y Aleksandar Vucic, respectivamente.
Banús se pronuncia en la misma línea. Para el catedrático la guerra en Ucrania juega a favor de Johnson porque cualquier cambio de gobierno genera un tiempo de inestabilidad hasta que todo sea nuevamente reconfigurado, lo que genera un panorama no deseable en tiempos de conflicto.
“Hay una percepción generalizada de que en tiempos de crisis es mejor no hacer muchos cambios ni poner a un equipo nuevo que probablemente no tendrá toda la capacidad de reacción. Eso sin duda juega a favor de Boris Johnson y lo protege”, agrega.
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