El presidente de la República de Irlanda, Michael D. Higgins, y su esposa Sabina asistirán este viernes en Londres a una recepción organizada por el rey Carlos III y la reina consorte Camila en el palacio de Buckingham, en la víspera de la coronación del monarca británico.
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Este será el noveno encuentro entre ambos jefes de Estado, quienes mantienen una buena amistad, si bien ningún presidente irlandés, un puesto principalmente representativo, había asistido antes a la coronación de un soberano del Reino Unido.
El embajador británico en Dublín, Paul Johnston, ha destacado que la presencia de Higgins y del primer ministro irlandés, Leo Varadkar, en este evento histórico demuestra “de manera emblemática” que ambos países “tienen una estrecha y única relación”, a pesar de que ésta se ha visto afectada por el Brexit en los últimos años.
Más significativa aún es la asistencia a la coronación de la vicepresidenta del Sinn Féin, Michelle O’Neill, quien acude como líder de la formación republicana en la provincia británica de Irlanda del Norte y ministra principal electa del Gobierno autónomo, que, no obstante, permanece suspendido desde hace más de un año.
O’Neill ha recordado que “vivimos en tiempos de grandes cambios” en los que es necesario “respetar nuestras aspiraciones diferentes, pero igualmente legítimas”, a fin de “centrarnos en el futuro y las oportunidades que ofrece la próxima década”.
La líder del Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo IRA y defensor de la unificación de Irlanda, ya asistió el pasado septiembre en Londres al funeral de la reina Isabel II, en señal de los avances logrados para mejorar las relaciones entre los republicanos y la Corona británica.
Por su parte, la invitación cursada al Sinn Féin por el nuevo monarca supone un paso más en este proceso de superación del pasado conflicto, que también afectó de manera directa a la familia real con el atentado del IRA que provocó la muerte en 1979 de Lord Mounbatten, el tío abuelo preferido de Carlos III.
Cada gesto cuenta en la política norirlandesa, que atraviesa ahora su enésima crisis por el veto del Partido Democrático Unionista (DUP) -segunda formación- a los arreglos comerciales post-Brexit acordados por Londres y Bruselas para la región.
En consecuencia, los unionistas probritánicos se niegan a formar un Gobierno de poder compartido con el Sinn Féin, tras su histórica victoria en las elecciones autonómicas del pasado mayo.
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