París. “¡Macron dimisión!”, ¡dinero lo hay en las arcas de la patronal“ gritaban este sábado en París los ”chalecos amarillos“ llegados de toda Francia para ”hacerse oír más“, en una ciudad cuyos lugares turísticos estaban tomados literalmente por la policía.
La ola de manifestaciones comenzó el 17 de noviembre en oposición a un aumento de los impuestos a los combustibles y con el paso de los días se extendió a otros sectores, sobre todo a los estudiantes.
“Quieren que nos dispersemos pero nos encierran en los Campos” Elíseos, protestan los chalecos amarillos envueltos en el humo de gases lacrimógenos lanzados por la policía cerca de esta famosa avenida.
Las fuerzas de seguridad intentaban impedir a los manifestantes salir de los Campos Elíseos por una calle paralela cercana al Arco del Triunfo.
“¡Queremos más, nos gusta! gritaban desafiantes algunos. Otros lanzaban proyectiles y petardos. ”¡Macron, vamos a buscarte a casa!“, entonaban otros, refiriéndose al presidente francés Emmanuel Macron.
“Es como una jaula a cielo abierto”, denuncia un treintañero de un suburbio de París.
“Nos gustaría ir al Elíseo pero no sé si llegaremos”, comenta Fabien Simon, de 35 años.
La mayor parte de las tiendas están cerradas y con las puertas de entrada y los escaparates protegidos por planchas de madera.
En la Plaza de la Bastilla, en la otra punta de París, algunos abuchean a la policía.
“¡Dinero lo hay en las arcas de la patronal!”, gritan. En la vitrina de un banco se lee: “Macron ladrón”.
Gérard, de 69 años, salió como cada sábado a tomar un café. “Parece como si estuviéramos en guerra. Nunca pensé que un día viviría algo así, sobre todo en París”, comenta al ver el dispositivo policial.
La mayoría de las cafeterías están cerradas. Tendrá que tomárselo en casa.
Tampoco abrieron la Torre Eiffel, ni los museos, ni muchas tiendas.
Marie-Josée Chapuis estima que “demasiados impuestos mata el impuesto” y culpa de ello a “las élites desconectadas” y a “demasiada inmigración”.
- “Tres semanas en las rotondas” -
En la vía de circunvalación de París, también hay chalecos amarillos.
“Hace tres semanas que estamos en las rotondas, vine para hacernos oír más”, explica un joven de 25 años equipado con rodilleras y protección para los codos.
Un autobús de policía lleno de “chalecos amarillos” arrestados pasa bajo los gritos de ánimo de los manifestantes.
En el noroeste de la capital, unos “chalecos amarillos” se dirigen a los gendarmes: “¡Despiértense, vengan con nosotros, pónganse un chaleco amarillo!”
De madrugada, un hombre con sotana acudió a la plaza donde se encuentra el Arco del Triunfo. Thibaut bendijo a los “chalecos amarillos”, que se quedaron estupefactos.
“Pido la protección de Dios para los manifestantes y las fuerzas de seguridad”, explica el sacerdote.
“Yo confío más en la protección de Dios” que en los antidisturbios, replica un manifestante.
Fuente: AFP