El Gobierno francés va a desplegar 40.000 policías y gendarmes la próxima noche para tratar de impedir los disturbios que se han producido en las dos últimas jornadas tras la muerte de un joven de 17 años por los tiros de un agente en Nanterre, una ciudad del extrarradio de París.
“Vamos a hacer todo lo posible para que vuelva el orden a todas partes”, subrayó en una comparecencia ante la prensa, el ministro de Interior, Gérald Darmanin, que explicó que el despliegue de las fuerzas del orden hoy será cuatro veces más importante que el de la pasada noche.
El ministro insistió en que “los disturbios no tienen nada que ver con lo ocurrido en Nanterre” y que los ataques que se han producido contra los agentes la pasada noche (170 han resultado heridos, aunque ninguno de gravedad) o contra edificios públicos son “absolutamente inaceptables”.
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Al menos 150 personas fueron arrestadas en la segunda jornada de altercados, que se tradujeron también en ataques a 90 edificios públicos (como ayuntamientos, escuelas, comisarías o tribunales), muchos de ellos incendiados, como decenas de coches.
Para Darmanin, detrás de eso no hay un simple movimiento espontáneo de protesta por la muerte del menor Nahel en Nanterre, sino una clara voluntad de combatir los símbolos y los valores de la República francesa.
Una idea que reiteró por su lado la primera ministra, Élisabeth Borne, que afirmó que “nada justifica la violencia que se ha producido esta noche y que “atacar símbolos de la República es absolutamente intolerable”.
El ministro de Interior dijo esperar que todos los responsables políticos hagan llamamientos a la calma y advirtió de que “no puede haber condicionantes”, en un mensaje claramente dirigido a alguno de los líderes de la oposición de izquierdas, y muy particularmente a Jean-Luc Mélenchon, de la Francia Insumisa (LFI).
Mélenchon ha multiplicado los mensajes en Twitter en los que califica de “asesino” al policía que mató a Nahel y en los que también ha cargado contra Darmanin, sin nombrarlo directamente: “Los perros guardianes nos ordenan que hagamos llamamientos a la calma. Nosotros pedimos justicia”.
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El ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, hizo hincapié por su parte en que “hay una investigación judicial abierta contra un policía, y no contra la policía”, y descalificó a “todos los que de forma irresponsable escupen a la policía y a la justicia, porque son también responsables morales de las exacciones que se han cometido”.
Igualmente quiso dejar claro que “la Justicia no se hace en los platós de televisión ni en las redes sociales” ni “con incendios en la calle” y aseguró que los autores de los disturbios serán identificados y que se les aplicará el Código Penal.
Una primera prueba de fuego sobre la continuación y la propagación de los disturbios viene esta misma tarde, con la concentración que ha convocado la familia de Nahel delante de la prefectura (delegación del Gobierno) de Nanterre. La madre había pedido “una revuelta” por su hijo.
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