Los casi 200 países presentes en la COP26 de Glasgow se disponían este sábado a cerrar un acuerdo que contiene pasos tímidos para una financiación de la lucha contra el cambio climático, tras febriles negociaciones entre el Norte y el Sur.
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Con 24 horas de retraso respecto a la agenda oficial, la conferencia de la ONU parecía finalmente haber llegado a un laborioso consenso, que incluiría, según el borrador, consultas formales para crear fondos estables para la mitigación y la adaptación y para estudiar las demandas de daños y pérdidas de los países más vulnerables a medio plazo.
El documento no contiene fechas exactas, ni montos. “Lo que este texto está intentando hacer es tapar agujeros y echar a andar un proceso”, en especial en el tema de las finanzas para adaptación, es decir para prepararse ante lo que viene, explicó Helen Mountford, del World Resources Institute.
- Con uñas y dientes -
La presidencia británica de la conferencia abrió el turno de palabra tras horas de exhaustivas negociaciones en la misma sala de la asamblea plenaria, con los delegados de pie, documento en mano.
El enviado especial de Estados Unidos, John Kerry, su homólogo chino, Xie Zhenhua, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, iban y venían, saltaban de un grupo a otro, sobre un borrador de texto que luego, en los discursos, fue aceptado en su práctica totalidad, aunque con duras críticas de parte de India.
“Quiero confirmar (...) que participaremos constructivamente en el diálogo en torno a daños y pérdidas para contribuir a su éxito”, declaró Kerry.
“El texto actual no es perfecto, pero no tenemos intención de reabrirlo”, añadió Xie.
Timmermans fue vehemente: “es cierto, solo estamos al principio de un financiamiento para la adaptación”, dijo. “Pero, por favor, ¡les ruego no maten este momento!”, añadió.
Los países en vías de desarrollo, en especial los más vulnerables al calentamiento del planeta, luchan con uñas y dientes para lograr montos y plazos concretos.
Las compensaciones por daños y pérdidas es un capítulo especialmente controvertido, puesto que concierne a Estados, grandes multinacionales (como las petroleras) y aseguradoras.
Y el texto también fue objeto de duros debates sobre los combustibles de origen fósil, que nunca han sido denunciados de forma explícita en los documentos de las conferencias del clima de la ONU.
El ministro de Medio Ambiente indio, Bhupender Yadav, defendió que las naciones menos industrializadas, con poca responsabilidad histórica en el calentamiento global, tienen “derecho a su parte justa del presupuesto global de carbono y tienen derecho al uso responsable de los combustibles fósiles”.
“¿Cómo se puede esperar que los países en desarrollo hagan promesas de eliminar el carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles?”, clamó.
- Alarmismo de los científicos -
Desde el Acuerdo de París de 2015, el alarmismo ha crecido y el mundo se dirige a una situación “catastrófica” si no se toman medidas drásticas, insisten los científicos.
El objetivo fijado en París hace seis años era que el aumento de la temperatura media global no llegue a +2 ºC, e idealmente se sitúe en un máximo de 1,5 ºC.
Para ello hay que elevar el nivel de ambición, imponer más recortes en la emisión de gases de efecto invernadero, planear un cambio radical del modelo energético.
En el último borrador la mención de los combustibles fósiles era aún más débil que en el texto anterior, donde se pedía a los países “acelerar la eliminación progresiva del carbón”.
El texto pide también “reconocer la necesidad de apoyo para una transición justa”, es decir, cómo ayudar a los países más pobres que aún dependen de los combustibles fósiles para que descarbonicen sus economías.
Y llama asimismo a acelerar los planes nacionales de reducción de emisiones y presentar nuevos objetivos para finales de 2022, tres años antes de lo previsto.
Pero los países ricos no han podido regularizar los 100.000 millones de dólares anuales que supuestamente tenían que recibir los países vulnerables desde 2020. Y esa cifra era tan solo una base.
Los países en desarrollo quieren que el dinero que vayan a recibir a partir de ahora sea, en líneas generales, repartido a partes iguales en mitigar el cambio climático (reducir las emisiones de gases de efecto invernadero) y en adaptarse a lo que se viene (por ejemplo, mediante presas, diques en las costas, etc).
La discusión parecía orientarse hacia la creación de grupos de trabajo, abrir espacios de consulta, una puerta de escape habitual en este tipo de foros multilaterales.
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