París. Las autoridades de Francia están preparando un dispositivo de seguridad ante las convocatorias de protesta de los “chalecos amarillos” del próximo sábado para evitar que se reproduzcan los disturbios de las últimas semanas, y en París ese despliegue será similar al del pasado día 8.
El prefecto de policía de París, Michel Delpuech, explicó en una entrevista a la emisora “RTL” que el dispositivo será “parecido al de la semana pasada”, cuando hubo 8.000 agentes de las fuerzas del orden, apoyados por camiones con mangueras de agua a presión e incluso de blindados de la Gendarmería para desmontar barricadas.
En toda Francia, ese 8 de diciembre se habían desplegado 89 mil policías y gendarmes, lo que no impidió que se repitieran las escenas de guerrilla urbana de una semana antes en la capital y en diversas ciudades, aunque con menos heridos.
El ministro de Interior francés, Christophe Castaner, se limitó a indicar esta mañana que el dispositivo de seguridad de cara a la movilización de los “chalecos amarillos” va a evolucionar con respecto al de la semana pasada, que se reforzará y adaptará “en todas partes donde sea necesario”, y teniendo en cuenta que nadie asume las responsabilidades de la organización de las protestas.
Castaner reiteró su llamamiento a los “chalecos amarillos” para que renuncien —“preferiría un acto de responsabilidad”— e hizo hincapié en que tienen que darse cuenta de que son instrumentalizados por los ultras que utilizan sus concentraciones para acciones violentas y pillajes.
El ministro se quejó de que por “unos miles de personas” que siguen manteniendo las acciones en rotondas, las fuerzas del orden tienen que movilizarse por ellas, en detrimento de otras misiones de seguridad.
El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martínez, se pronunció por “convergencias” de otras protestas con las de los “chalecos amarillos” y, en una entrevista al canal “BFMTV” afirmó que “hacen falta huelgas por todas partes”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, presentó el pasado lunes una serie de medidas en favor del poder adquisitivo —con un costo de unos 10 mil millones de euros para las arcas públicas— para intentar aplacar la crisis de los “chalecos amarillos”, la más grave de sus 19 meses de mandato.
Fuente: EFE