Algunas tropas rusas se niegan a pelear nuevamente en Ucrania debido a sus experiencias en el frente al comienzo de la invasión, según activistas y abogados de derechos humanos rusos.
La BBC habló con uno de esos soldados.
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“No quiero volver (a Ucrania) para matar y que me maten”, dice Sergey*, quien pasó cinco semanas luchando en Ucrania a principios de este año.
Ahora está en su hogar en Rusia, tras haber recibido asesoramiento legal para evitar ser enviado de regreso al frente.
Sergey es solo uno de los cientos de soldados rusos que se cree han buscado ese tipo de asesoramiento.
Sergey dice que está traumatizado por su experiencia en Ucrania.
“Pensaba que el ejército ruso era el más potente del mundo”, dice amargamente el joven. En cambio, se esperaba de nosotros que peleáramos en Ucrania sin equipamiento básico, como dispositivos de visión nocturna, señala.
“Éramos como gatitos ciegos. Estoy sorprendido por nuestro ejército. No costaría mucho equiparnos. ¿Por qué no se hizo?”
Sergey se unió al ejército como recluta: la mayoría de los hombres rusos entre 18 y 27 años deben completar un año de servicio militar obligatorio.
Pero después de unos meses tomó la decisión de firmar un contrato profesional de dos años que también le daría un salario.
En enero, Sergey fue enviado cerca de la frontera con Ucrania para, según le dijeron, realizar ejercicios militares.
Un mes después, el 24 de febrero, el día en que Rusia lanzó su invasión, le dieron la orden de cruzar la frontera. Casi de inmediato, su unidad se encontró bajo ataque.
Cuando se detuvieron para pasar la noche en una granja abandonada, su comandante les dijo: “Bueno, como ya habrán descubierto, esto no es una broma”.
Sergey dice que estaba completamente consternado.
“Mis primeros pensamientos fueron '¿Esto realmente está pasando? ¿Esto realmente me está pasando a mí?'”.
Su unidad fue bombardeada continuamente, dice, tanto cuando se movían como cuando estaban estacionados durante la noche.
En su unidad de 50 soldados, 10 murieron y otros 10 resultaron heridos. Casi todos sus compañeros tenían menos de 25 años.
Sergey escuchó que algunos militares rusos eran tan inexpertos que “no sabían disparar y no podían distinguir un extremo de un mortero del otro”.
Él dice que su convoy, que viajaba por el norte de Ucrania, se paralizó después de solo cuatro días cuando un puente que estaban a punto de cruzar explotó, matando a sus compañeros delante.
Sergey habla del trauma de otro momento, cuando debió adelantarse y pasar junto a compañeros atrapados dentro de un vehículo en llamas.
“Su vehículo fue volado por un lanzagranadas o algo así. No supe qué era. El vehículo se incendió y había soldados (rusos) adentro. Pasamos a su lado disparando mientras avanzábamos. No miré hacia atrás”.
Su unidad avanzó por el campo ucraniano, pero hubo una clara falta de estrategia, señala. Los refuerzos no llegaron y los soldados estaban mal equipados para la tarea de tomar una gran ciudad.
“Fuimos sin helicópteros, solo en una columna, como si fuéramos a un desfile”.
Sergey cree que sus comandantes esperaban capturar ciudades clave muy rápidamente, y habían calculado que los ucranianos simplemente se rendirían.
“Avanzamos continuamente, con paradas muy cortas de noche, sin trincheras, sin reconocimiento. No teníamos a nadie en la retaguardia, por lo que si alguien decidía atacarnos por detrás, no teníamos protección”.
“Creo que (muchos de) nuestros soldados murieron en gran parte debido a esto. Si nos hubiéramos movido gradualmente, si hubiéramos inspeccionado las carreteras en busca de minas, se podrían haber evitado muchas pérdidas”.
Las quejas de Sergey sobre la falta de equipo también surgieron en conversaciones telefónicas supuestamente entre soldados rusos y sus familias, interceptadas y publicadas en línea por los servicios de seguridad ucranianos.
A principios de abril, Sergey fue enviado al otro lado de la frontera a un campamento en el lado ruso. Las tropas se habían retirado del norte de Ucrania y parecían reagruparse para un asalto en el este.
Más tarde ese mes Sergey recibió la orden de regresar a Ucrania, pero le dijo a su comandante que no estaba dispuesto a ir.
“Él me dijo que era mi elección. Ni siquiera (intentó) disuadirnos, porque no éramos los primeros”, dijo el joven a la BBC.
Pero Sergey estaba preocupado por la reacción de su unidad a su negativa a pelear y decidió buscar asesoramiento legal.
Un abogado les dijo a Sergey y a otros dos soldados en la misma situación que regersaran sus armas y volvieran al cuartel general de su unidad, donde deberían presentar una carta explicando que estaban “moral y psicológicamente agotados” y que no podían seguir luchando en Ucrania.
El abogado dijo que regresar a la unidad era importante porque simplemente marcharse podría interpretarse como una deserción, que puede resultar en una sentencia de dos años en un juicio militar disciplinario.
El abogado ruso de derechos humanos Alexei Tabalov señala que los comandantes intentan intimidar a los soldados contratados para que permanezcan en sus unidades.
Pero Tabalov subraya que la ley militar rusa incluye cláusulas que permiten a los soldados negarse a luchar si no quieren.
El activista de derechos humanos Sergei Krivenko dice que no tiene conocimiento de ningún juicio a quienes se niegan a regresar al frente.
Pero esto no quiere decir que no se intente realizar esos procesos.
Un comandante en el norte de Rusia solicitó que se presentara un caso penal contra su subordinado que se negó a regresar a Ucrania, pero un fiscal militar se negó a proceder, según documentos vistos por la BBC. Tal acción sería “prematura” sin haber evaluado el daño a la unidad de la que formaba parte el subordinado, dijo el fiscal.
Y no hay garantía de que no haya más procesamientos en el futuro.
Soldados como Sergey, reacios a regresar al frente, no son inusuales, según Ruslan Leviev, editor de Conflict Intelligence Team, una iniciativa de medios de comunicación que investiga las experiencias del ejército ruso en Ucrania a través de entrevistas confidenciales.
Leviev dice que su equipo estima que una minoría considerable de los soldados contratados enviados a Ucrania al inicio de la invasión se negaron a regresar.
Medios rusos independientes también informaron sobre cientos de casos de soldados que se han negado a volver a Ucrania desde principios de abril.
Abogados y activistas de derechos humanos consultados por la BBC dijeron que han ofrecido regularmente asesoramiento a soldados que buscan evitar regresar al frente en Ucrania.
Cada uno de nuestros entrevistados dijo haber lidiado con decenas de casos y creen que esos soldados también han compartido el asesoramiento con compañeros.
Aunque Sergey no quiere volver al frente, sí quiere completar su servicio militar en Rusia para evitar consecuencias en el futuro. Pero esto significa que, si bien su carta de negativa a pelear fue aceptada, no hay garantías de que no sea enviado de regreso a Ucrania durante su período de servicio.
“Puedo ver que la guerra continúa, no va a desaparecer”, le dijo Sergey a la BBC. “En estos meses (de servicio militar obligatorio) que me quedan, cualquier cosa, incluso lo peor, podría suceder”.
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