En el 2012, Rusia y Polonia se prometieron “superar los dolorosos recuerdos históricos” -como las muertes causadas por el dictador Josef Stalin- y mejorar sus relaciones bilaterales. Reuters recuerda que, en esa reunión, el entonces primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, pidió que no se culpara a todos los rusos por el “asesinato de 22.000 soldados polacos por parte de la policía secreta de Stalin”. Lo mejor que podían hacer, sostuvo, era “mirar al futuro”.
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“No podemos cambiar el pasado, pero podemos establecer y preservar la verdad y eso significa justicia histórica”, sostuvo Putin.
Una década más tarde queda en evidencia que los planes fracasaron.
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El inicio de la ‘desrusificación’
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha declarado recientemente que el país empezará a tomar medidas para “romper los lazos económicos con Moscú” o, en otras palabras, para iniciar la “desrusificación”.
“Morawiecki calificó las medidas como un ‘Escudo Anti-Putin’, una terminología similar a la utilizada con los paquetes de medidas del Gobierno para amortiguar el golpe a las empresas y los hogares por el COVID-19 y la inflación, y dijo que el objetivo principal es detener el aumento en los precios de los alimentos”, explica Reuters.
Pero, ¿qué tan fácil será desligarse del Kremlin?
El plan no es tan nuevo. A fines del año pasado, se anunció que se estaba por concluir el gasoducto Polonia-Lituania, de más de 530 kilómetros. Con esta obra se busca “superar el aislamiento energético de los países bálticos y su dependencia de Rusia”.
Entonces, Euronews sostuvo que el gas empezaría a fluir desde mediados del 2022.
El panorama del plan de desrusificación, sin embargo, es incierto, aunque Occidente está atento a cualquier atisbo de represalia. Tanto es así que, el domingo pasado, el Departamento de Defensa de Estados Unidos vio con preocupación el bombardeo del Kremlin a una base ucraniana ubicada a escasos 20 kilómetros de la frontera con Polonia.
El vocero del Pentágono, John Kirby, denunció: “Claramente, desde una perspectiva de ataques aéreos, los rusos están expandiendo sus objetivos militares”.
Mientras tanto, Polonia -miembro de la Unión Europea desde mayo del 2004- hace esfuerzos por ponerle fin a la guerra. De hecho, tanto Morawiecki como sus pares de Eslovenia y República Checa (Janez Jansa y Petr Fiala, respectivamente) viajaron esta semana a Kiev, que viene siendo asediada por los rusos.
Morawiecki tuiteó: “Es aquí donde la libertad lucha contra el mundo de la tiranía. Es aquí donde el futuro de todos nosotros pende de un hilo”.
Más tarde, la comitiva se reunió con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky para darle todo su apoyo. Como no podía ser de otra manera, durante la reunión se escucharon “fuertes explosiones” en la capital.
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