Los horrores del capítulo más sangriento hasta la fecha del conflicto en Ucrania quedaron plasmados en las palabras y los dibujos de un niño de ocho años, Egor Kravtsov, que escribió un diario en secreto durante el asedio de Mariúpol.
Mientras las fuerzas ucranianas libraban una defensa cada vez más desesperada contra las tropas rusas en la ciudad, Egor pasó semanas en un sótano con su familia llenando las páginas de un pequeño diario azul, con una imagen idílica de Grecia en la portada.
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“Dormí bien, luego me desperté, sonreí y leí 25 páginas. Mi abuelo murió el 26 de abril”, dice Yegor, leyendo, junto a su madre y su hermana, lo que escribió en su diario.
La familia logró huir de la ciudad, ahora en manos de los rusos, y llegar a Zaporiyia, a 100 kilómetros de su devastado hogar.
Un ataque con misiles hizo que el techo de su casa les cayera encima y los tres resultaron heridos.
“Tengo una herida en la espalda, la piel está arrancada. Mi hermana se rompió la cabeza, mi madre se rompió los músculos de la mano y tiene un agujero en la pierna”, lee Egor en otra entrada de su diario.
“Todo el mundo lloraba”
En un día soleado en Zaporiyia, Egor juega al bádminton y monta en patinete, un mundo muy alejado de las imágenes de destrucción que garabateó en su diario con un bolígrafo azul.
En los dibujos aparecen hombres armados, tanques, un helicóptero y edificios que explotan. En uno de ellos se ve el techo de su casa derrumbándose tras el ataque con misiles.
“El ruido me asustó”, dice una entrada del diario. En otra, describe cómo los miembros de la familia se vendaron unos a otros y luego fueron a buscar agua.
“Tengo muchas ganas de irme”, escribió entonces.
Su madre, Olena Kravtsova, madre soltera, rompió a llorar cuando encontró el diario por primera vez.
“Se lo llevé a mi familia para enseñárselo. Todo el mundo lloraba”, cuenta a la AFP.
“Quizá solo necesitaba expresarse para no guardar todas las emociones dentro”, dice.
La hermana de Yegor, Veronika, de 15 años, que tiene una cicatriz profunda en la cabeza, espera que el diario “sea útil para alguien en el futuro”.
Las imágenes del diario fueron publicadas por primera vez en internet por el tío abuelo de Yegor, Yevgeniy Sosnovsky, un fotógrafo que documentó la batalla de Mariúpol antes de abandonar la ciudad el mes pasado.
La familia vivía cerca de la fábrica de acero de Azovstal, el último foco de resistencia de los soldados ucranianos, que finalmente se rindieron a finales de mayo después de tres meses de lucha.
Ahora están alojados en un refugio para desplazados en Zaporiyia y quieren viajar a Kiev, la capital de Ucrania.
La madre de Egor dice que su hijo todavía está en estado de shock y es reacio a hablar de sus experiencias. Cuando le preguntan a él si quiere seguir escribiendo en el futuro, responde: “Probablemente”.
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