Madrid. Pablo Iglesias consuma su anunciado “asalto” a la política española con el fuerte respaldo electoral que hoy ha recibido Podemos (de izquierda y antiausteridad), un partido que surgió del movimiento de indignados hace dos años y se estrena en el Congreso español como tercera fuerza política.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
“Hoy ha nacido una nueva España”, dijo Pablo Iglesias, cuyo ascenso consuma la anunciada muerte de bipartidismo español y “el sistema de turno” ejercido por el Partido Popular y el socialista PSOE desde las elecciones de 1982.
La formación morada ha logrado 69 diputados, más del 20% de los votos, y es la primera fuerza en la región de Cataluña y el País Vasco, y la segunda en Madrid.
Pablo Iglesias ha aprobado con nota la prueba de fuego de las urnas y se considera artífice de esta “nueva etapa” de la política española, en la que su partido ha conseguido cautivar al votante desencantado con el compromiso de “asaltar los cielos” y acabar con la “casta”.
Iglesias (Madrid, 17 de octubre de 1978), profesor universitario de Ciencia Política, es la cara más reconocible de Podemos, el partido de izquierda nacido al calor del movimiento de indignados 15M que en 2011 tomó las calles y las plazas de España para reclamar un modo distinto de hacer política.
Con su inesperado éxito en las elecciones al Parlamento Europeo del 2014, cuando consiguió cinco escaños, Pablo Iglesias se esforzó por huir de la dicotomía izquierda-derecha y bautizó a su formación como el partido de “la gente”.
A pesar de esa ambigüedad, militó en movimientos antiglobalización, firmó una tesis sobre la desobediencia civil y le robó a Karl Marx su frase más famosa: “El cielo no se toma por consenso, se toma por asalto”.
Sus detractores le reprochan esta ambigüedad y le acusan de tener lazos con el chavismo, pero lo que nadie le puede negar es una extraordinaria soltura en la televisión y las redes sociales, dos escenarios que han jugado un papel fundamental de cara a la cita de hoy con las urnas que ha situado a su partido como la tercera fuerza política.
El líder de la formación morada, estrechamente ligada a la griega Syriza, reconoce entre sus errores un exceso de arrogancia, pero ha sabido captar votos con un discurso mordaz dirigido a acabar con “la casta”, denominación que aplicó a la clase dirigente española y una gran capacidad de oratoria.
Pablo Iglesias, uno de los candidatos más jóvenes a la Presidencia del Gobierno, rompió con su llegada el molde del político medio español: renunció al piercing en la ceja, pero mantuvo una imagen marcada por la coleta, vaqueros y camisa, y rara vez cae en la tentación de llevar corbata.
Aunque hace solo unas semanas las encuestas mostraban un acusado descenso de Podemos, Iglesias confió siempre en una “remontada” que se ha confirmado y que le posicionan como uno de los nuevos protagonistas de la próxima legislatura.
Fuente: EFE
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