“¡Eres un viejo enfermo!”, le grito un muchacho al príncipe Andrés en pleno funeral de la reina Isabel II. Una vez arrestado, el chico explicó el insulto contra el hijo de la fallecida monarca y hermano del nuevo rey, Carlos III. “Un hombre tan poderoso no debería poder cometer crímenes sexuales y salirse con la suya”.
Esas palabras traen nuevamente a la mesa las polémicas del hijo predilecto de Isabel II. La última, como se recuerda, fue su relación con Jeffrey Epstein, acusado de montar una red de explotación sexual que incluía a menores de edad y de la que eran parte hombres acaudalados y poderosos. Andrés de York habría sido uno de ellos.
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En vida, su madre, la reina Isabel II, pudo amortiguar el golpe y las críticas hacia la monarquía. Para ello, lo despojó de sus títulos militares y honores. Según declaró a El Comercio Richard Fitzwilliams, experto en la familia real británica, ella no tuvo otra opción:
“Se llegó a un punto en el que Andrés se enfrentaba a un juicio en Nueva York y todas las opciones eran problemáticas. Él tampoco ayudó al FBI para encontrar a los otros cómplices de Jeffrey Epstein, y nunca pudo explicar su relación con Virginia Roberts Giuffre, y la de sus amigos, entre los que estaban Ghislaine Maxwell”.
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¿Qué tan implicado estuvo el príncipe Andrés?
A inicios de este año, él llegó a un acuerdo -que se asume fue millonario- con Virginia Giuffre, quien lo demandó civilmente por “haberla agredido sexualmente en tres ocasiones cuando ella tenía 17 años, acusaciones que él ha negado insistentemente”.
Giuffre fue parte de la red de trata organizada por el millonario Epstein -hallado muerto en su celda- y su pareja Maxwell, condenada a 20 años de cárcel por tráfico sexual de menores.
En respuesta, la reina Isabel II ordenó que el Palacio de Buckingham le retirara “los títulos militares y los patrocinios reales al príncipe”.
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¿Problemas para el futuro?
El especialista en monarquías, Amadeo-Martín Rey y Cabieses, recuerda que el príncipe Andrés llegó a un acuerdo extrajudicial con Virginia Giuffre, y que se acordó el pago de una indemnización. El asunto, en todo caso, pasa por el juicio moral al que lo somete la ciudadanía. “Sin embargo, el hecho de que el príncipe esté presente tiene sentido. ¿Por qué razón no acudiría a las exequias de su madre? Se portó mal, pero ¿qué tiene que ver?”.
“Es más, recuerda que iba vestido de civil, a diferencia de sus hermanos Eduardo, Ana y el propio rey”.
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Rey y Cabieses anota que de la relación entre Andrés y el rey Carlos III no se conocen detalles, aunque parece obvio que el monarca “no debe estar muy contento con las actividades de su hermano porque, en definitiva, afectaron la imagen de la monarquía. Ahora, eso no quiere decir que no se quieran”.
¿Se puede esperar que, para evitar más daños a la imagen de la familia real, Andrés sea apartado? Para el especialista queda claro que el núcleo duro de la monarquía -la rama principal, es decir, Carlos y Guillermo- será el que más atención se lleve. Dependerá de ellos trabajar y esforzarse por la salud política de la institución.
“Es verdad que antiguamente otros miembros de la familia real tenían más peso y representatividad. Pero ahora hay que tener en cuenta la política de austeridad. Las monarquías tienden a ser cada vez más austeras, así que se entiende que hayan menos personas a su servicio y todo el trabajo recaiga en el rey, la reina y los herederos”.
En todo caso, para Rey y Cabieses queda claro que el monarca está preparado para lidiar con las críticas contra su hermano, hijos y contra la misma monarquía. “Si bien la institución es muy aceptada y goza de buena popularidad, también hay detractores. El Reino Unido es un país democrático así que todo el mundo puede decir lo que le da la gana”.
“Así es el día a día de todas las monarquías. Así como las repúblicas, tienen partidarios y detractores. La cuestión es saber lidiar con ellos de la mejor manera posible. Carlos III tendrá, además, un equipo de consejeros”.