Atenas y Moscú firmaron este viernes un acuerdo para construir un gasoducto ruso en Grecia, en un contexto de fuertes tensiones por la crisis de la deuda griega. El presidente ruso, Vladimir Putin, se reunirá este viernes con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, al margen del Foro Económico de San Petersburgo, un evento ensombrecido por la propia crisis económica rusa y el enfrentamiento entre el Kremlin y los países occidentales. Tsipras es uno de los pocos invitados de honor del Foro y está previsto que Putin y él aborden la situación en Grecia, mientras en Bruselas crece el temor a que Atenas no pueda pagar a sus acreedores y el país tenga que dejar la eurozona.En vísperas del encuentro, los consejeros de Putin se negaron a indicar si Rusia se plantea ayudar a Grecia, uno de los pocos países que ha criticado publicamente las sanciones occidentales impuestas a Moscú por su implicación en el conflicto ucraniano. Los dos Estados crearán una empresa conjunta, que controlarán a partes iguales, para construir un gasoducto en Grecia entre 2016 y 2019. “Es el inicio de un amplio proyecto de inversión en Grecia, que es benéfico para la economía del país”, declaró el ministro de Energía ruso, Alexander Novak. El gasoducto denominado South European costará 2.000 millones de euros -unos 2.260 millones de dólares-, y su capacidad de entrega alcanzará los 47.000 millones de metros cúbicos de gas.Rusia llevaba meses negociando un acuerdo para prolongar en el territorio griego el proyecto de gasoducto Turkstream entre Rusia y Turquía. El proyecto supone un revés para los occidentales. Primero para Bruselas que ve cómo Atenas se acerca a Moscú, y también para Estados Unidos, que se enfrenta a Rusia por la crisis ucraniana, y mira con recelos su intención de reforzar su capacidad de entrega de gas al mercado europeo. - Un comienzo difícil -El Foro Económico de San Petersburgo tuvo un comienzo difícil el jueves, después de que Bélgica y Francia anunciaran el embargo de los activos del gobierno ruso en sus países, en el marco de un procedimiento de compensación por el cuestionado desmantelamiento de la petrolera Yukos, a principios de los años 2000. La diplomacia rusa aseguró, por su parte, que estaba preparando “una respuesta judicial” a esa decisión. “Aquellos que se atrevan a hacer eso (congelar los activos rusos) deben comprender que habrá medidas de represalia”, declaró el viceministro de Relaciones Exteriores, Vasili Nebenzia.Rusia, que nunca estuvo tan aislada desde el final de la Guerra Fría, vive una profunda crisis económica provocada, sobre todo, por la caída de los precios del petróleo, su mayor fuente de ingresos junto con el gas. El país ha vuelto a la recesión y su PIB debería caer alrededor del 3% este año, según sus previsiones y las de las organizaciones internacionales. Aunque el ministro de Economía, Alexei Uliukaiev, repitió este viernes que esperaba el regreso del crecimiento en el cuarto trimestre, el exministro de Finanzas, Alexei Kudrin, pidió unas elecciones presidenciales anticipadas para impulsar las transformaciones necesarias en el país. La Unión Europea decidió, además, prolongar seis meses las sanciones económicas contra Rusia.
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