Córdoba. Una historia con ribetes de ficción involucró a dos familias cordobesas. Mientras una de ellas buscaba al cuerpo de un hombre fallecido, la otra velaba a la persona equivocada. Todo comenzó con un error del Hospital Italiano -donde los dos murieron- que entregó los cadáveres de manera errada.
Eduardo Barrionuevo, de 68 años, falleció el jueves. Llevaba más de un año en su casa en cama y por su enfermedad había perdido muchos kilos. Muchos familiares no lo habían visto en ese período. En la madrugada del viernes su cuerpo fue retirado por el servicio fúnebre.
El velorio se hizo en casa. Sergio Barrionuevo, su sobrino, contó a “La Nación” que “a todos les parecía que estaba raro, hinchado. Pero, entre el dolor y los nervios, nadie se animaba a decir que directamente asemejaba otra persona”.
Cuando el velatorio llevaba diez horas, recibieron un llamado del Hospital Italiano que les explicaba que le habían entregado mal el cuerpo; que el cadáver no era de Barrionuevo sino de otra persona que había muerto a las 3 de la mañana en el hospital.
“Querían hacer todo rápido, cambiar los cuerpos y terminar el tema. Nos fuimos al Hospital y ahí nos encontramos con la otra familia que era la que había alertado que no encontraban a la persona fallecida”, relató el sobrino.
El director del nosocomio, Juan Gras, responsabiliza a la empresa funeraria: “Debió haberlo corroborado, lo mismo que la seguridad del hospital. Lo retiran por una negligencia. Es llamativo que la familia no se haya dado cuenta”. Asegura que se realizará un sumario administrativo y que se aplicarán las sanciones correspondientes.
“Cuando mi primo terminó de hablar con la gente del hospital, destapó el cuerpo y ahí, entre unas vendas en las piernas aparece la identificación, que no correspondía a mi tío”, agrega Sergio. La familia realizó una exposición policial ya que no le admitieron la denuncia porque se entiende que no hubo dolo en el cambio de los cadáveres.
La empresa fúnebre de los dos hombres muertos en el Italiano era la misma. Los trabajadores dijeron que no había identificación visible y que retiraron el que les indicaron.
Sergio enfatiza que al dolor de la pérdida ahora la familia le suma una sensación de culpa por no haber advertido que no era su familiar el que estaban velando: “Es espantoso, para nosotros y para la otra familia”, dijo..