El presidente de Bolivia, Luis Arce, negó este jueves que haya terminado la “era del gas” natural en su país y defendió la política de diversificación de su Gobierno ante el descenso de las reservas hidrocarburíferas para que la economía nacional “no dependa de un solo producto”.
En un encuentro con periodistas, el presidente boliviano volvió a reconocer que “el problema mayúsculo del país” ha sido la disminución de sus reservas de gas a falta de proyectos de exploración.
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“Queremos tranquilizar al país, no es que no tengamos gas, no es que ha terminado la era del gas en Bolivia (...) Lo que estamos pretendiendo hacer es diversificar la economía para que el país no dependa de un solo producto, como ha ocurrido”, manifestó.
Al margen de la diversificación, aseguró que entre 2021 y 2024 se perfilaron 42 proyectos exploratorios para buscar nuevas reservas de gas, de los que 27 “ya están en ejecución”.
“Si esto hubiéramos hecho mucho antes, hoy no estaríamos en estos problemas”, señaló el mandatario y comparó esos 27 proyectos con los seis desarrollados entre 2014 y 2019, durante la Administración de Evo Morales (2006-2019), el líder de su partido, del que está distanciado.
Arce sostuvo que mientras “maduren” los proyectos, es necesario “enfrentar” el problema de que el país está “pagando más” por la importación de combustibles líquidos y no está recibiendo más ingresos por la exportación de su gas, para lo que, por ejemplo, se desarrollan proyectos como la producción de biocombustibles.
A fines de abril, el gobernante generó polémica y fue criticado por decir que el país no posee los ingresos que tenía antes porque “el gas se ha agotado”.
Al menos en las dos últimas décadas, el gas natural fue el producto estrella de exportación de Bolivia y el sustento de su crecimiento económico, con Brasil y Argentina como principales mercados, pero en los últimos años se ha advertido una disminución en la producción y los ingresos.
La producción de gas natural pasó de 56,6 millones de metros cúbicos diarios (Mmcd) en 2016, con una renta petrolera de 1.755 millones de dólares, a 31,9 Mmcd en 2023 alcanzando un ingreso de 2.048 millones de dólares, según información oficial difundida en diciembre pasado.
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Además, Bolivia registra actualmente una baja producción de líquidos en los campos petroleros y gasíferos, por lo que debe importar gasolina y diésel que luego se venden a precios subvencionados en el mercado interno, un gasto que cada vez le pesa más al Estado.
La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha asegurado que, si bien la producción de gas del país disminuyó, el energético alcanza para cubrir su demanda interna y sus compromisos de exportación a Argentina y Brasil.
Luis Arce también defendió que el modelo económico diseñado por su Gobierno “sigue vigente” y da “resultados económicos y sociales positivos” en un contexto internacional “adverso”.
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