Cuando miles de manifestantes saquearon los edificios gubernamentales de Brasil el domingo, los líderes políticos condenaron el grave ataque al tejido democrático del país.
En oleadas de verde y amarillo, miles de simpatizantes del expresidente de extrema derecha brasileño, Jair Bolsonaro, causaron estragos en el Congreso, el Supremo Tribunal de Justicia y el Palacio de Planalto en Brasilia, dejando tras de sí una estela de destrucción.
MIRA: 3 errores que propiciaron la invasión del Congreso, la Presidencia y el Supremo Tribunal en Brasilia
Los tres edificios albergan una rica colección de arte, y algunas de las piezas sufrieron daños irreparables.
El gobierno del mandatario Luiz Inácio Lula da Silva lamentó la pérdida de partes clave de la colección artística, que representa un capítulo importante en su historia nacional.
“El valor de lo destruido es incalculable por la historia que contiene. La colección es un reflejo de todos los presidentes que representaron al pueblo brasileño durante este largo período que comienza con JK (Juscelino Kubitschek). Ese es su valor histórico”, dijo el director de Curaduría de los Palacios Presidenciales, Rogério Carvalho.
Las obras de arte dañadas por los manifestantes incluyen:
As mulatas, una pintura de Emiliano Di Cavalcanti, fue perforada siete veces.
El gobierno dijo que valía al menos US$1,5 millones.
Bandeira do Brasil, una pintura de la bandera de Brasil, se exhibe en la planta baja del palacio presidencial.
La obra se encontró empapada en agua después de que los manifestantes inundaran el suelo con hidrantes contra incendios.
La escultura de bronce, valorada en casi US$48.000, fue destruida y los pedazos quedaron esparcidos por el salón del tercer piso del palacio presidencial.
Los manifestantes rompieron las ramas de madera de esta pieza y las tiraron.
El valor de la pieza se calcula en más de US$47.000.
Era el mueble utilizado por el presidente Juscelino Kubitscheck (1955-1960), el líder brasileño que ordenó la construcción de Brasilia.
El gobierno dijo que la mesa fue utilizada como barricada por los manifestantes. Aún no se ha realizado una evaluación de su estado general.
La ventana de vidrio de la pantalla, que contenía información sobre el presidente en funciones, se rompió.
El reloj del siglo XVII de Balthazar Martinot (1636-1714), el relojero de Luis XIV, fue un regalo de Francia al rey Joao IV, que gobernó Brasil y Portugal.
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Solo hay dos relojes de Martinot como este en el mundo, según el gobierno brasileño.
“El otro está en exhibición en el Palacio de Versalles, pero tiene la mitad del tamaño de la pieza que fue completamente destruida por los invasores”, dijo el gobierno en un comunicado.
Un especialista en arte consultado por la BBC aseguró que el daño es irreparable.
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