Brasilia (Agencias) Mañana se dará el pitazo inicial a la máxima fiesta del fútbol en Brasil, sin embargo, las protestas que han convulsionado las calles cariocas podrían manchar la copa. ¿Cómo?
Las huelgas, protestas anti mundialistas y problemas de seguridad que enfrenta la capital del fútbol latinoamericano han dejado un halo de tensión alrededor de los estadios.
La desconfianza entre los hinchas ya presentes en Brasil crece conforme se inicia la cuenta regresiva para la Copa. El gobierno no ha propuesto soluciones que culminen con los reclamos públicos. La policía, los maestros, los trabajadores del metro de Sao Paulo y de Río de Janeiro, y el movimiento de los Trabajadores sin Techo, han tomado un receso, una pausa, la amenaza de reanudar las manifestaciones se mantiene latente.
HUELGAS EN SECTORES CLAVESLos trabajadores del metro de Sao Paulo suspendieron, ayer por la tarde, una huelga de cinco días en el principal transporte de la ciudad en la que se jugará el partido inaugural.
Sin embargo, el paro de funciones podría reanudarse mañana, en caso que los dirigentes sindicales no vean que atendidas sus demandas salariales.
Pese a ello, para el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, la posibilidad de que la huelga se reanude es nula, por lo que no representa un peligro. La prensa local piensa lo contrario. Los medios brasileños califican el reinicio de la huelga en el metro, como algo de muy alto riesgo para la fiesta mundialista.
La policía federal, responsable de garantizar la seguridad territorial y migraciones, también advirtió con entrar en huelga por motivos salariales. El anuncio ha sido dado pese a una prohibición judicial que calificaría el paro como ilegal. Un oportuno reajuste en sus salarios hizo que esta huelga no se extendiera.
“Es un riesgo importante y tiene implicancias grandes. Hay servicios esenciales como el metro, ómnibus y hasta la policía y las autoridades deben tomarlos en serio”, fue la opinión del analista André Cesar a nombre de la consultora Prospectiva, con sede en Brasilia.
PROTESTAS ANTIMUNDIALISTAS“Radicalizaremos las protestas en el Mundial”, fue la amenaza lanzada por el Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST) hace solo una semana. Los Sin Techo son sólo uno de los múltiples grupos que se oponen a la realización de la Copa de la FIFA en el país.
El incremento de precios en locales y viviendas cercanas a los estadios, mal uso de fondos nacionales y la despreocupación del gobierno por los problemas sociales, como la educación, son los principales reclamos en estas asociaciones. Su malestar se ha demostrado en manifestaciones como las protagonizadas hace un mes por el gremio de maestros contra el bus de la selección brasileña y algunos miembros de la misma.
Otro ejemplo son los enfrentamientos entre indígenas y policías a finales de mayo en Brasilia, que obligó a que se cancele la ceremonia de exposición de la Copa del Mundo en el estadio de la ciudad.
INSEGURIDAD EXTERNA E INTERNAMás de 157.000 policías y militares están destinados a “garantizar la seguridad” de equipos, autoridades e hinchas asistentes al Mundial. La noción de peligro es tal, que incluso se han previsto planes de control ante ataques terroristas.
Otra de las medidas tomadas es la restricción del ingreso a los estadios a hinchas con antecedentes violentos.
Medidas correctas pero no necesarias, tomando en cuenta la violencia que se vive en el país. Con un promedio de 23 homicidios por cada 100 habitantes. Brasil es uno de los países más peligrosos en el mundo, cinco veces más que Estados Unidos y 10 más que Japón.
El consultor de seguridad y especialista en contra terrorismo, Marcus Reis, advirtió que Brasil no está preparado para enfrentar incidentes terroristas a gran escala. “Brasil no es un blanco de organizaciones terroristas, pero sus invitados sí. El Mundial es visto por millones de personas y cualquier organización que quiera difundir su ideología, podría aprovechar”, explicó.
“El costo de cometer un crimen en Brasil es bajo. No hay legislación para protestas con violencia ni para sancionar atentados terroristas como tales. La policía no tiene adecuados instrumentos de investigación”, sentenció Reis.