Pablo Escobar fue uno de los narcotráficantes más temidos de Latinoamérica. El capo colombiano amasó una fortuna que le permitió darse una cantidad incalculable de lujos, al día de su muerte se calculó en más de 25.000 millones de dólares. Desde fiestas a todo dar, una ostentosa colección de vehículos de lujo, lagos y zoológicos con cientos de especies de animales exóticos, entre otras excentricidades fueron parte de su vida.
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La hacienda Nápoles
La casa más famosa de Escobar se encuentra en Colombia, se trata de la hacienda Nápoles. En ella el capo celebraba sus aniversarios y fiestas. Esta propiedad tenía una extensión de más de tres mil hectáreas, contaba con 27 lagos, 3 zoológicos, varias réplicas de dinosaurios y la pista para motos más grande de su época. Además, tenía 2 helipuertos, una pista de aterrizaje de un kilómetro de largo, su propia gasolinera, un taller de mecánica y pintura.
Para que todo esto funcione a la perfección era necesario que contara con una gran cantidad de empleados que atiendan todas sus exigencias. Este personal debía llevar ropa diseñada especialmente para realizar sus labores. Las mujeres recibían cursos de maquillaje y de cuidado de manos.
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Zoológicos con animales exóticos
A Escobar le encantaban los animales y por eso se hizo con una colección de 200 especies exóticas. El capo de la cocaína tenía rinocerontes, elefantes, jirafas, cebras e incluso hipopótamos nacidos en África que trajo al continente de forma ilegal. Estos últimos ahora son un problema ecológico en Colombia, pues se han vuelto endémicos y están acabando con la fauna local.
Fiestas interminables
Las fiestas que organizaba Pablo Escobar contaban con todo tipo de de derroches en comida y diversiones, muchas de estas eran temáticas. En Año Nuevo, la hacienda Nápoles se vestía de lujo y ofrecía una fiesta en la que se solía dar un espectáculo con fuegos artificiales. En sus cumpleaños, Escobar también celebraba a lo grande y rifaba entre sus invitados obras de arte de reconocidos artistas internacionales.
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La leyenda del unicornio de Manuela
Se sabe que Pablo Escobar era un padre consentidor, por lo que cuando su menor hija Manuela le pedía algún capricho el capo paralizaba lo que estaba haciendo para concedérselo. Tal fue el caso, que se creo una “leyenda” en torno a un supuesto unicornio que la niña le pidió a su padre.
Según contó en su canal de YouTube John Jairo Velásquez Vásquez —alias “Popeye”— Escobar “tenía devoción por su hija y amaba la Navidad”. Cuando estas dos variables coincidían, hacía hasta lo imposible por complacerla. “Por eso cuando Manuela dijo que quería un unicornio, Pablo Escobar no vaciló: compró un caballo blanco, y dio la orden para que le incrustaran un cuerno de toro en su cabeza y le pegaran, en ambos lados, unas gigantes alas de papel”, contó. A los pocos días el animal habría muerto.
Por su parte, la viuda del capo, Victoria Henao, escribió el libro “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar” y desmintió la historia del unicornio. “Llegaron a afirmar que Pablo ordenó que le clavaran un cacho en la frente a un caballo blanco y que le pegaran alas con grapas para que pareciera un unicornio. También dijeron que el animal había muerto por la infección que le causaron las heridas. No sé de dónde salió ese cuento atroz, pero lo cierto es que jamás sucedió”, así lo recogió RCN.
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Higiene personal y ropa
Otra excentricidad de Escobar estaba relacionada a su higiene personal. Se dice que el capo era extremadamente limpio y que gustaba de tener duchas muy largas que podían llegar a durar hasta tres horas. En cuanto a si limpieza dental, se tomaba unos 45 minutos en cada turno que iba a limpiarse los dientes con un cepillo para niños.
No tenía peluquero o barbero, su cabello lo cortaba él mismo o su esposa, en contadas ocasiones. En cuanto a la ropa, tenía gustos sencillos, pues le encantaban los sacos de pana y las camisas ligeras que su esposa le mandaba a hacer en Medellín, con su sastre favorito.
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Automóviles deportivos y otros vehículos
Una de sus mayores aficiones era la colección de automóviles lujosos. Luego del atentado cometido por el cartel de Cali contra Escobar, se supo que contaba con al menos 40 carros deportivos en estacionamiento del edificio Mónaco en Medellín.
En la biografía de Escobar, también se ha mencionado que el capo tenía helicópteros, motocicletas, lanchas y varias avionetas. Mientras la mayoría de los vehículos mencionados eran para su recreación, estas últimas le servían para transportar de la droga a zonas de difícil acceso.
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Manteles bordados y flores
El edificio Mónaco de Medellín fue derrumbado en el año 2019. En este inmueble vivía la mayoría de la familia de Escobar. Una de sus mayores excentricidades era enviar diariamente un avión privado con flores compradas desde Bogotá. Con estas plantas mandaba a decorar la parte alta del ‘penthouse’, uno 1.700 metros cuadrados.
Entre otro de sus excesos decorativos, Escobar también tenía gustos particulares para vestir a mesa. No aceptaba manteles comunes, prefería que en sus casas se sirviera la mesa con manteles bordados a mano en Venecia. Eran tan exclusivos que tras ser encargados, podían tardar hasta cuatro años en llegar.
Un penal de máximo lujo a su medida
Y entre todas estas excentricidades, quizás la más grande fue la construcción de “La Catedral”, un penal hecho a su medida. Pablo Escobar mandó a construir esta cárcel ubicada en la aldea La Miel del municipio de Envigado —vecino a Medellín— durante el gobierno de César Gaviria, en el año 1991.
Se trataba de una lujosa finca, desde la cual Escobar —tras entregarse en un trato con el gobierno colombiano para evitar la extradición a Estados Unidos— dirigía sus negocios. Uno de los caprichos más recordados del capo en este recinto penitenciario fue la construcción de un campo de fútbol.
Hoy se cumplen 30 años de la fuga de Pablo Escobar de “La Catedral”, un penal hecho a su medida y bajo el consentimiento de las autoridades de aquella época con el líder del cartel de Medellín. El escape del penal se dio después de retener a un viceministros de Justicia, un episodio oscuro de la historia colombiana.
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