“Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y cómo nos podemos atrever a permitir que continúe pasando”, preguntó Francisco de Roux, sacerdote jesuita y presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en Colombia (CEV), refiriéndose al conflicto armado más largo de América Latina.
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Sus palabras este martes fueron escuchadas por cientos de personas en un teatro en Bogotá y por otras miles que siguieron la transmisión en vivo de la entrega del histórico informe final de la CEV.
El informe, titulado “Hay futuro si hay verdad”, es el fruto de una investigación que empezó en 2018 y para la que se realizaron más de 14.000 entrevistas a 27.000 personas en Colombia y en otros 23 países.
El trabajo de la CEV, que se inició luego del acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC en 2016, se ha considerado como histórico.
A través de estas cinco preguntas te contamos por qué y de qué se trata el informe que posiciona a Colombia como un referente en temas de memoria y reconciliación.
La Comisión de la Verdad es una institución autónoma, aunque ligada a la Jurisdicción Especial para la Paz que se creó como resultado del acuerdo de paz firmado con las FARC en 2016.
Sus 11 comisionados fueron elegidos después de un largo proceso. Entre ellos se encuentran algunos de los académicos, líderes sociales y periodistas más importantes y experimentados del país.
La Comisión tuvo un presupuesto de 400.000 millones de pesos (US$100 millones) para cumplir con su mandato en un plazo de tres años. Ese periodo fue extendido siete meses por la Corte Constitucional para que la CEV pudiera recuprar, en parte, el tiempo de trabajo que se vió comprometido por la pandemia.
Hicieron 14.000 entrevistas a 27.000 personas, entre las que se encuentran todos los expresidentes vivos del país. Instalaron 29 casas de la verdad en todo Colombia para recoger y divulgar información.
Este martes se hizo entrega del resultado de ese trabajo, pero no se publicó todo. Solo la declaración de De Roux, una suerte de prólogo y el capítulo de los hallazgos y recomendaciones. Durante los próximos dos meses se publicarán los demás capítulos.
Son 24 tomos, unas 8.000 páginas de informe, que no solo tendrá la versión de texto, sino que se va a divulgar, y se ha divulgado, a través de obras de teatro, documentales, exposiciones y diversos formatos digitales.
Una encuesta contratada por la Comisión encontró que el 40% de los colombianos no conoce la historia de la guerra y 35% la conoce “más o menos”.
Así que el trabajo se centró en reconstruir la verdad entendida como colectiva y no como una única versión oficial e incontrovertible.
Más que establecer responsables, el informe busca establecer los factores de persistencia que hicieron de esta guerra una de las más largas de la historia y en la que el 80% de las víctimas fueron civiles no combatientes
“No vamos a contar una historia de buenos y malos ni de blancos y negros”, le dijo una alta fuente de la Comisión a BBC Mundo.
Estos son algunos de las conclusiones:
- El narcotráfico no solo fue financiador del conflicto, sino que fue una arraigada industria que permeó la economía y el sistema político.
- El conflicto no solo tuvo causas armadas, sino también no armadas, parte de un entramado económico, político e incluso cultural que fomentaron el alzamiento en armas de campesinos y líderes políticos excluidos.
- El modelo económico neoliberal que se implantó durante décadas, sobre todo después de los años 90, fomentó la exclusión y la desigualdad.
- El modelo de seguridad del Estado, en parte financiado por Estados Unidos e ideado en el marco de la guerra contra las drogas, puso a las Fuerzas Armadas en “modo guerra”. Eso impidió abordar el conflicto como un complejo proceso histórico en el que el Estado jugó, también, un rol como victimario.
- La exclusión no fue solo económica: los patrones de discriminación racial, étnica, cultural y de género jugaron un papel crucial en la persistencia del conflicto.
- El Estado desprotegió regiones y poblaciones vulnerables, sobre todo a jóvenes que, ante la crisis económica y las lógicas de guerra presentes en sus territorios, se vieron obligados a entrar a los grupos armados como una forma de vida posible.
Si Colombia no resuelve factores de persistencia de la guerra, el conflicto “no acabará de acabarse”, dijo Roux en su discurso este martes.
De hecho, durante los casi cuatro años de trabajo de la Comisión, el conflicto se ha recrudecido en algunas zonas remotas, en forma de masacres, asesinatos de líderes sociales y desplazamiento forzado de poblaciones.
Justo hace dos meses, la CEV tuvo que cancelar varios eventos en regiones sensibles por cuenta de paros armados impulsados por los grupos.
Y para encarar esa realidad, la Comisión hace una serie de recomendaciones al Estado, como crear instituciones que le sigan el paso a sus propias recomendaciones, y aseveraciones éticas a los colombianos para evitar resolver los disensos con violencia.
El mandato constitucional de la Comisión termina el 28 de agosto. Luego se formará un comité autónomo que durante siete años le va a seguir el paso a las recomendaciones y se activará la red de aliados de la Comisión (ONGs, gobiernos, organizaciones multilaterales) que esperan contribuir en el proceso.
No solo es la primera vez que se realiza un trabajo colectivo de tal magnitud y rigurosidad en Colombia, sino que también es la primera vez que quienes estuvieron por años ubicados en bandos contrarios han podido escucharse y, en muchos casos, reconciliarse.
Durante la entrega del informe se vio, por ejemplo, un video en el que algunos indígenas Embera escuchaban a Salvatore Mancuso, ex jefe paramilitar y narcotraficante, reconocer su responsabilidad y pedir perdon por el asesinato del lider de su pueblo Kimmy Pernía.
También se escuchó a Braulio Vázquez, excomandante de las FARC, hablar en nombre del “colectivo fariano” y reconocer su responsabilidad en los reclamos hechos por las victimas en el Cauca, durante un encuentro que se llevó a cabo en 2021.
Por otro lado, se vio al exgeneral Oscar Naranjo, quien fue director de la policía, reconocer que la estigmatización es una forma de violencia y que él contribuyó a estigmatizar la universidad como institución.
En general ha sido un proceso en el que se reconoce la complejidad del conflicto armado y la responsabilidad colectiva.
También se ha desescalado el discurso de los enemigos y se ha identificado la responsabilidad no solo de los grupos al margen de la ley, sino también de las fuerzas armadas y de otros sectores de la sociedad que tienen responsabilidad en todo lo sucedido.
Pero esa lectura, justamente, resulta políticamente incómoda para algunos.
Fue muy significativo que al inicio del evento, De Roux contara que el presidente Ivan Duque había sido invitado por la CEV, pero que se había excusado porque tenía un viaje internacional. En su representación estuvo el Ministro del interior, Daniel Palacios.
Así que la entrega de las recomendaciones se le hizo al presidente electo, Gustavo Petro, quien asistió con Francia Márquez, la vicepresidenta electa.
En un discurso breve, Petro recibió el texto, agradeció a la CEV e hizo un llamado a continuar por la vías del diálogo.
“Leeré las recomendaciones que se me hacen a mi, al pueblo, a la sociedad y al Estado. Creo que este esfuerzo que hoy se entrega al país no puede ser un espacio de venganza, tiene que ser mirado y creo que ese fue el objetivo de la CEV, como una institución de la paz, precisamente como la posibilidad de una reconciliación y convivencia”, dijo.
Además de la declaración y el capítulo de hallazgos y recomendaciones, durante los próximos meses se publicarán capítulos sobre la narrativa histórica de la guerra, las violaciones de los derechos humanos por parte del Estado y los fenómenos de resistencia al conflicto que recrudecieron la violencia, como el paramilitarismo.
Hay un capítulo que solo tendrá testimonios de víctimas, otro sobre las poblaciones étnicas y jóvenes que se vieron afectadas por el mismo, uno acerca del exilio de millones de colombianos (se estima que casi uno de los cuatro millones que hay en el exterior huyeron por la violencia) y otro sobre la complejidad territorial del conflicto.
Todo el material estará disponible en un transmedia digital en la página de la CEV, en donde cualquier persona puede consultar no solo el informe, sino también el archivo y los diferentes contenidos en formato de audio, video y texto.
Durante estos dos meses se espera también que De Roux haga una gira internacional para divulgar el informe en escenarios como la ONU, la UE y el Congreso de EEUU.
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