Sudoroso, embravecido por la masa humana que copó el Movistar Arena el último miércoles 18, Javier Milei anunció eufórico en su cierre de campaña: “Es probable que podamos ganar en primera vuelta”.
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Si bien analistas y encuestadores no descartan esa opción, consideran que el grito del postulante libertario no sería el escenario más factible. Según los últimos sondeos, la presidencia de Argentina se definirá en un balotaje. Todos coinciden en que el candidato de la Libertad Avanza corre con las mayores chances de protagonizarlo, pero falta saber si es el ministro-candidato Sergio Massa o la opositora Patricia Bullrich quien lo enfrentará en esa instancia decisiva.
No ha sido una campaña fácil para los tres principales aspirantes a la Casa Rosada después de las elecciones primarias de agosto. El inesperado triunfo de Milei reorientó las estrategias. Martín Rodríguez Yebra, secretario de Redacción del diario “La Nación”, refiere que al mismo Milei le costó encontrar su lugar desde el favoritismo. “Hubo un intento de mostrarse más presidencial, de moderarse, pero pronto se dio cuenta de que no le hacía bien perder su perfil disruptivo”, anota.
Para Roberto Starke, director de Infomedia Consulting, tras los comicios de agosto Milei impuso su agenda de temas. Dolarización, reducción de subsidios y privatización de áreas del sector público fueron algunos de los puntos que más se trataron en estas semanas.
En esa línea, la carta del oficialismo, Sergio Massa, construyó su discurso desde la vereda opuesta. Eso se vio reflejado en los dos debates presidenciales. “Le dijo al electorado que Milei les va quitar los derechos que tienen, y que él es el único que los va a conservar e incluso aumentar”, refiere Starke.
Como titular del portafolio de Economía, Massa tomó una serie de medidas con tono electoral tras los comicios primarios: impulsó la modificación del impuesto a las ganancias, anunció la devolución del impuesto a las ventas y oficializó bonos para trabajadores informales. “Son las medidas que necesita un candidato, no un ministro”, dice Rodríguez Yebra.
19
de noviembre es la fecha fijada para una eventual segunda vuelta.
30%
del padrón electoral no votó en las elecciones primarias de agosto. Son 10 millones de electores que podrían alterar los cálculos y, por ello, pocos se atreven a dar un pronóstico cerrado.
2
candidatos más compiten hoy, pero tanto Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) como Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) aparecen muy rezagados.
Estas disposiciones son entendidas como paliativos a la agobiante crisis económica. Aún con una inflación anual proyectada cercana al 200% y el dólar a 1.000 pesos, Massa se mantiene competitivo con cerca del 30% de intención de voto, según las últimas encuestas. “Parece sorprendente dado el contexto, pero tal respaldo está vinculado al núcleo duro del peronismo, que por disciplina vota por el representante del partido”, explica Starke.
Quien se vio más descolocada por los resultados de las primarias fue Patricia Bullrich. La irrupción de Milei como el más votado hizo que la candidata de la fuerza opositora Juntos por el Cambio reformulara su discurso frontal. “Iba con la idea de ser la representante del cambio drástico de la derecha, pero tras la elección de agosto quedó en una suerte de centro. Le costó mucho encontrarse en ese lugar”, comenta Rodríguez Yebra.
En el tramo final jugó sus principales cartas. Luego de un primer debate errático, los analistas consideran que se mostró mejor en el segundo encuentro. La historiadora y politóloga Camila Perochena refiere que Bullrich buscó mostrar que tiene ideas practicables. “Presentó un programa económico, le pegó a la dolarización de Milei y enfatizó que tiene capacidad de gobierno”, señala.
Lo último está ligado a los resultados de Juntos por el Cambio en los procesos electorales provinciales: diez gobernadores elegidos, 500 alcaldes en el ámbito nacional y presencia significativa de legisladores. “Intentó mostrar que tendría gobernabilidad, ya que cuenta con una estructura política que hoy Milei no tiene”, marca Perochena.
Ni Macri ni Cristina
Pese a que sus agrupaciones están en contienda, los expresidentes Mauricio Macri y Cristina Fernández, principales rostros de la grieta ideológica de la última década, han tenido un bajo perfil en la campaña.
Tras intercambiar frases amistosas con Milei, recién en las últimas semanas Macri explicitó el apoyo total a Bullrich, la candidata de su partido. “Tuvo gestos hacia Milei que hicieron que se pensara que un triunfo del libertario no le resultaría tan dramático. Lo corrigió sobre el final”, menciona Rodríguez Yebra.
Si el rol de Macri fue ralo, el de su antecesora fue prácticamente nulo. Esta semana, la actual vicepresidenta no asistió a la cita de la lealtad peronista ni a ninguno de los actos proselitistas de Massa. Esperará la definición electoral a miles de kilómetros de Buenos Aires, desde su casa en Santa Cruz en el sur del país.
“No quiere quedar ligada a lo que fue una derrota en las primarias y a lo que puede ser una caída todavía peor. No solo es una cuestión estratégica, sino también algo de orgullo, de ego personal”, refiere Perochena, quien también es autora del libro “Cristina y la historia. El kirchnerismo y sus batallas por el pasado”.
Otra ausencia significativa ha sido la del mandatario Alberto Fernández. Con una desaprobación del 80%, según un reciente estudio de la Universidad San Andrés, evitó inmiscuirse en la campaña. “Massa ha tenido el desafío de despegarse de Alberto, dada la imagen negativa de su gestión”, precisa Starke.
La efectividad de las estrategias tomadas por cada candidato se definirá hoy en las urnas. Una eventual mayor participación de votantes es una variable que ilusiona tanto a Milei, para liquidar en primera vuelta, como a Massa y Bullrich, para crecer y llegar a la ansiada segunda vuelta.
El silencio del presidente Fernández en la campaña se cortó una semana atrás, cuando presentó una denuncia penal contra Javier Milei por sus dichos contra la moneda local.
En su denuncia, por el delito de intimidación pública, el mandatario refirió que el economista libertario “atemorizó” a la gente cuando dijo que no hay que ahorrar en pesos.
“Jamás en pesos. El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende no puede valer ni excremento, esas basuras no sirven ni para abono”, expresó Milei el lunes 9 en una entrevista radial.
Ante la incertidumbre electoral, en las últimas dos semanas el dólar paralelo (también conocido como ‘blue’) saltó casi 150 pesos y superó así la barrera de los 1.000 pesos.
La decisión de Fernández no cayó bien en el equipo de campaña de Sergio Massa. Según sus allegados, la denuncia se hizo sin su conocimiento.
La politóloga Camila Perochena refiere que fue una jugada electoral equivocada: “Fue darle herramientas a Milei para que pudiera polarizar y reforzar su figura de candidato anticasta política”.
En efecto, tras la denuncia, Milei apuntaló sus críticas al oficialismo en una conferencia: “El kirchnerismo está intentando ensuciar el proceso electoral o incluso proscribir a la fuerza más votada en las elecciones de agosto”.
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