“La tensión armada crece en la frontera entre Colombia y Venezuela, con muertos y miles de desplazados”. Así describe la situación el diario español “El País”.
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No se equivoca: “en las riberas del río Arauca que marcan la frontera con Colombia”, el fuego cruzado entre “militares venezolanos y grupos irregulares” (que se desprenderían de las FARC) se ha vuelto pan de cada día.
La agencia EFE, por su lado, anota que los conflictos se vienen aconteciendo desde el 21 de marzo, y que ya hay varios muertos en el lado venezolano.
“No [se] detalla el número de efectivos fallecidos o heridos ni si murieron en un combate planificado en una operación militar, una emboscada o por el uso de minas antipersona, cuyo uso han denunciado fuentes oficiales y castrenses”, anota EFE.
Del otro lado, también hay bajas “importantes”, agrega la agencia.
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Las reyertas parecen no tener cuando terminar en una zona que parece vivir en conflicto perenne.
Y ahora los problemas parecen golpear severamente a la región colombiana Arauca y a la venezolana Apure, que forman parte de una zona apodada “los llanos”.
EL ORÍGEN Y LAS CONSECUENCIAS
La BBC anota que, del lado colombiano, “hay cada vez más albergues, carpas y desplazados”, en tanto que, en el lado venezolano, “hay cada vez más tanques, minas y soldados”.
Así fue que, el 21 de marzo, “los residentes de La Victoria, un municipio fronterizo venezolano, oyeron bombardeos y se vieron forzados a dejar sus casas de repente y cruzar el río hacia el municipio colombiano de La Arauquita”.
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En respuesta, las Fuerzas de Acciones Especiales se dieron cita en la zona, en donde se desplegaron para capturar a 31 personas de un grupo armado colombiano, destruir sus campamentos y desactivar artefactos explosivos.
Nicolás Maduro acusó de a Colombia de protegerlos y de trabajar en conjunto con Estados Unidos, y su gobierno afirmó que garantizará “la paz e integridad territorial”.
En respuesta, el gobierno colombiano “argumenta que a Maduro le está pasando factura su complicidad con guerrilleros”.
En medio del fuego, estarían los desplazados, muchos de los que habrían sido asesinados para “presentarlos como bajas guerrilleras”, según la oenegé Human Rights Watch.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, ha señalado que “las atrocidades cometidas contra residentes de Apure no son incidentes aislados por agentes insubordinados, sino que son consistentes con los abusos sistemáticos de las fuerzas de seguridad de Maduro”.
Y agregó:
“Las investigaciones internacionales de estos crímenes son fundamentales ante el volumen creciente de evidencias que implican a los agentes que han cometido abusos, así como a los comandantes y altos funcionarios que sabían o deberían haber sabido lo que ocurría durante estos operativos”.
AMIGOS Y ENEMIGOS
La zona en conflicto es un “paso clave para las rutas del narcotráfico”. Así lo sostiene la BBC, quien describe la geografía como un punto medio en las “cordilleras y la sabana tropical”.
Por años, cuenta el medio, el lugar fue controlado por el Ejército de Liberación Nacional, grupo terrorista colombiano, que en los últimos tiempos se ha tenido que enfrentar con los disidentes de las FARC.
Ello ha provocado que la paz ganada gracias “a arreglos, a veces tácitos, de repartición de rentas y control territorial” entre las guerrillas colombianas y las autoridades venezolanas, se desmorone.
Ahora, es el Frente Décimo de las FARC, el que busca apoderarse del territorio.
¿De dónde apareció ese frente?
“En 2016, las FARC firmaron, con el apoyo logístico de Venezuela, un acuerdo de paz con el Estado colombiano. Pero varios grupos dentro de la misma guerrilla se opusieron al acuerdo o se rearmaron poco después de la firma”, explica la BBC.
Ello se combina con el aumento de la violencia en Colombia. En el 2020 se registraron 91 masacres y 314 muertes, mientras que, en enero de este año, se registraron “20 ciudadanos muertos” y “14 líderes sociales” y “5 excombatientes de la guerrilla”.
Según un informe de la BBC:
“Entre 86% y 94% de los homicidios dolosos en Colombia quedan impunes, según datos oficiales [...] Y, en cuanto a masacres no existe siquiera un estimativo de impunidad”.
Por supuesto, los inconvenientes diplomáticos también hacen su parte: Colombia no reconoce a Maduro como presidente. En tanto que las suspicacias sobre las injerencias de Estados Unidos a Colombia, y Rusia y China a Venezuela, cobran mayor importancia.
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