Reservado, pensativo, dedicado, inteligente y gracioso. Así describe a Jeffrey DeLaurentis, el hombre a cargo de los asuntos estadounidenses en La Habana, su ex jefa, la diplomática estadounidense Vicki Huddleston, quien estuvo a la cabeza de la misión en la isla entre los años 1999 y 2002.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Pero más que meros adjetivos, se trata de unos “activos” muy necesarios en los venideros meses y años, especialmente si Estados Unidos y Cuba quieren tener éxito en la reconstrucción de sus relaciones diplomáticas, las cuales han estado rotas por más de 50 años.
Pero este lunes, se escribe un nuevo capítulo, marcado por la reapertura de las embajadas de ambos países.
DeLaurentis fue designado jefe de la misión en agosto, el año pasado. Esta es su tercera temporada en Cuba.
Primero asumió el cargo de funcionario consular entre 1991 y 1992 y después regresó como jefe de la sección político-económica entre 1999 y 2002.
“Conoce Cuba, puede servir de una guía sabia para el Departamento de Estado y el presidente porque ha tenido una relación sólida con los cubanos”, indicó Huddleston
“Ellos saben que Jeff los respeta y confían en él”.
Experimentado
Durante gran parte de su carrera diplomática, DeLaurentis se ha especializado en América Latina.
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Los turistas estadounidenses han estado disfrutando de viajes a Cuba, tras el deshielo de las relaciones entre ambos países.
Trabajó en la embajada estadounidense en Bogotá, en Naciones Unidas en Ginebra y en Washington, donde estuvo en el Buró de asuntos del hemisferio Occidental, y en el Consejo Nacional de Seguridad.
En el Consejo de Seguridad Nacional, Ted Piccone, quien ahora es miembro del Brooking Institution en Washington, trabajó con él.
“Tiene la mezcla perfecta de experiencia que es necesaria en este caso y en este muy especial, único e histórico momento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba”, indicó Piccone.
“Desde la última vez que ejerció una posición (en la isla), Cuba ha cambiado. Por eso pienso, que es particularmente útil tener a alguien quien vio al país previamente y quien tiene un mejor contexto de los cambios que han ocurrido”, señaló.
“Como un amigo”
Es una visión que los cubanos también comparten.
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Muchos cubanos se han mostrado complacidos con la perspectiva de unas relaciones más cercanas con sus vecinos.
“En Cuba lo vemos como un amigo. Como alguien que no va a venir a arruinar la relación”, señaló el ex diplomático cubano, Carlos Alzugaray.
“Pienso que Jeff es consciente de lo que está pasando en Cuba, es consciente de lo que podría enfadar a un cubano sobre la política extranjera estadounidense. Él realmente nos entiende y eso lo puedes sentir”.
Mientras trabajaba en Cuba, DeLaurentis enfrentó momentos difíciles.
Vivió en La Habana cuando la isla experimentaba graves dificultades económicas tras el colapso de la Unión Soviética.
También representó un papel protagónico en el caso de Elián González, el niño cubano quien en 1999 se convirtió en un símbolo mundial de la amarga disputa entre Cuba y Estados Unidos, cuando fue rescatado en el estrecho de Florida.
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Delaurentis jugó un rol clave en el caso del pequeño Elián González.
González fue uno de los tres sobrevivientes de un grupo de balseros cubanos que intentó llegar a territorio estadounidense.
Tras ser llevado a Florida, los tribunales estadounidenses ordenaron que debía retornar a Cuba para reencontrarse con su padre.
Se trató sin lugar a dudas de una gran victoria para Cuba.
“Teníamos que mantener a los cubanos a bordo con nosotros”, recordó Huddleston.
“Jeff y yo tuvimos que conversar con Washington y decirles que ese era un momento serio, que lo teníamos que manejar con calma y con efectividad. Y Jeff es un diplomático muy efectivo”.
Edificio histórico
En momentos en los que DeLaurentis forja un nuevo futuro diplomático, el edificio que albergara la embajada de Estados Unidos guarda testimonios de la turbulenta relación entre Cuba y Estados Unidos.
Ubicada en el Malecón de La Habana, la edificación acogió la embajada de Estados Unidos hasta que las relaciones diplomáticas se rompieron en 1961.
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Desde 1977, se transformó en la Sección de Intereses Estadounidenses, bajo la protección legal del gobierno suizo.
Al otro lado del edificio con vidrios marrones está lo que se conoce como el puesto antiimperialista, que se construyó en el 2000.
Precisamente allí fue donde se llevaron a cabo las manifestaciones antiestadounidenses por el caso de Elián González.
Muy cerca se pueden ver, en letras grandes, los mensajes más emblemáticos de la Revolución Cubana: “Patria o muerte” y “Venceremos”.
En la parte superior de la plaza hay alrededor de 140 mástiles que oscurecen el edificio de la embajada.
Esa era precisamente la intención cuando Estados Unidos erigió una pantalla electrónica en la que se proyectaban mensajes sobre derechos humanos y críticas al gobierno cubano.
¿Qué viene?
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Los presidentes Raúl Castro y Barack Obama tendrán que trabajar duro en los próximos meses.
Nadie parece querer regresar a esa época combativa y para que Estados Unidos y Cuba puedan triunfar en los próximos años, mucha paciencia es necesaria, indicó Peter Hakim del Diálogo Interamericano en Washington.
“Pienso que el camino (que viene) se volverá más profundo. Creo que hasta ahora, el Congreso realmente no tenía mucho que hacer y decir al respecto”, dijo Hakim.
“El presidente no estaba violando o proponiendo cambios a las leyes. Ahora el Congreso tiene que ser tomar un papel central con el embargo y con Guantánamo eventualmente, esos son dos pasos grandes”.
Pero son pasos que incluso Raúl Castro ha dicho que necesitarán de determinación de ambos lados.