“142 días han pasado del asesinato de la periodista Miroslava Breach ¡y su caso sigue impune!”, dice la tapa del portal “Norte”, de Ciudad Juárez (México), que todos los días actualiza ese conteo. Y será así hasta que haya justicia. El 2 de abril, diez días después del magnicidio, la edición impresa dejó de circular. Su director, Oscar Cantú Murguía, nos contesta el teléfono para lamentar que el caso siga en la impunidad. “Todavía no hay ningún detenido”, nos dice.
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—¿Por qué no hay resultados en la investigación?El problema es que hay un conflicto político entre el gobernador del estado y el presidente del gobierno federal porque son de partidos diferentes y en el 2018 hay elecciones. Los primeros dicen que no pueden ir tras los criminales porque ya no están dentro del territorio y que esa tarea le corresponde a la federación. A final, ninguno hace su trabajo.
—¿Cómo era Miroslava Breach?Era una persona que hacía periodismo de profundidad, muy analítica. Era mamá de dos niños, muy respetada en el gremio. Tenía carácter fuerte pero prudente. Y muy profesional. Puedo asegurar que era la mejor periodista del estado de Chihuahua.—¿Quién cree que la mató?Miroslava escribió hace poco varias notas sobre personas que trataban de infiltrarse en los partidos políticos y se refería al crimen organizado. —¿Cómo es hacer periodismo en Ciudad Juárez? Tenemos que distinguir entre aquellos que se adaptan a las condiciones del mercado oficial y los independientes. Quien hace periodismo independiente, crítico, de contrapeso, de investigación, corre alto riesgo. Ese es nuestro caso: somos un medio local, independiente y por eso estamos entre los más vulnerables. El nivel de impunidad en México para el periodismo es altísimo.
—¿Cuán difícil fue para usted cerrar un periódico con 27 años de existencia como “Norte”?Sumamente doloroso. Todavía siento ese duelo. Yo cierro en protesta. En 27 años que tiene este periódico hemos hecho denuncias, hemos sido agredidos, hemos contribuido con la comunidad, pero no nos pasó algo similar. Fue tan dramático para mí el crimen de Miroslava porque era una periodista excelente, incorruptible. Desafortunadamente, no pude advertir el peligro en el que se colocó y en el que nos estaba colocando. Tengo 40 años en el periodismo y aprendí a vivir en la frontera, donde existe narcotráfico, donde sabe uno qué es conveniente y qué no para evitar exponerse. Yo no quiero impunidad. —¿En algún momento pensó en cambiar la línea para seguir publicando?No cambiaría la línea. Uno solo debe advertir los peligros y saber hasta dónde ir. Nuestro periódico ha sido tiroteado, nuestros periodistas han sido secuestrados, han ahuyentado a nuestros anunciantes haciéndoles auditorías, les dan dinero a nuestros competidores para que nos quiten al personal.—¿Algunas de esas agresiones fueron esclarecidas? Ninguna. Por eso tomé la decisión de cerrar. Revisé las ediciones del diario de los últimos 17 años y vi la serie de denuncias que hemos hecho, hasta que llega la muerte de una persona tan cercana. Fue un punto de quiebre para mí y dije no, si seguimos haciendo lo mismo vamos a tener lo mismo. Nos van a seguir matando. —¿Piensa reabrir?Cerré poniendo como condición que se judicialice el caso de Miroslava para reabrir. —¿Usted también ha sido amenazado?Claro. Hacemos publicaciones que son incómodas y han tratado de intimidarnos para que dejemos de hacerlo. —¿En manos de quién está cambiar la situación en Ciudad Juárez?De los políticos, del Gobierno y de la sociedad, que debe dejar de ser indiferente. Desafortunadamente, está reviviendo la violencia que hubo en Ciudad Juárez hace ocho años.—¿Y cómo sacaban el periódico en la peor época de la guerra en Ciudad Juárez? Con mucho miedo. Era como una ciudad fantasma. No había gente en las calles
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