Quito. Después de dos años, el papa Francisco regresó este domingo a su Sudamérica natal y le recordó la deuda que tiene con los “más frágiles” y “vulnerables”, al iniciar en un Ecuador convulsionado por protestas una gira que también lo llevará por Bolivia y Paraguay.Seguir a @Mundo_ECpe!function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El primer papa latinoamericano y jesuita, de 78 años, aterrizó hacia las 14:43 locales (19:43 GMT) en el aeropuerto Mariscal Sucre, a 20 km al este de Quito.
El fuerte viento que soplaba le arrancó el solideo cuando apareció por la puerta. Un Francisco sonriente bajó las escaleras y recibió un abrazo del presidente Rafael Correa.
En su primer mensaje, Francisco invitó a Correa a fomentar “el diálogo y la participación sin exclusiones”, tras un mes de protestas a favor y en contra del gobierno izquierdista.
En el evangelio se pueden encontrar “las claves” para “afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones”, dijo.
Solo ello -agregó- permitirá que “los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía toda América Latina tiene”.
El Papa aseguró que Correa que puede contar con el apoyo de la Iglesia para “servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad”.
Francisco regresó a suelo sudamericano después de participar, en el 2013, en las Jornadas Mundiales de la Juventud en Brasil.
El Papa, quien cumplirá un periplo de ocho días por Ecuador, Bolivia y Paraguay, pretende llevar su aclamado credo de justicia social para los pobres de la llamada periferia.
Antes de aterrizar en Quito, el papa, en sendos telegramas, también abogó por la “convivencia pacífica” en Colombia y Venezuela ante el conflicto armado que enfrenta el primer país, y los problemas políticos y económicos que encara el gobierno de Nicolás Maduro.
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UN CONTINENTE CRISTIANO Y DESIGUAL
El Sumo Pontífice hizo gala de su afabilidad en Ecuador. Antes de abandonar el aeropuerto, dejó que le tomaran 'selfies' y en la noche salió sorpresivamente a bendecir a los fieles que se agolpaban frente a la Nunciatura Apostólica, donde se aloja.
Con megáfono en mano pidió a los creyentes retirarse a descansar y “dejar dormir a los demás”.
Más temprano hizo un recorrido en Papamóvil en el que fue aclamado por miles de fieles que le lanzaron flores.
El papa Francisco deja modesto auto y llega a Quito en Papamóvil http://t.co/olpMuytWQX pic.twitter.com/kjFbwQZTjV— Mundo El Comercio (@Mundo_ECpe) julio 5, 2015
Sin embargo, el paso de Francisco por Ecuador coincide con un momento de crispación política.
Correa, un confeso admirador de Francisco y quien se describe como un “católico humanista de izquierda”, enfrenta desde hace un mes protestas frecuentes que exigen su salida del poder en rechazo a políticas de corte socialista que, según el gobierno, pretenden redistribuir la riqueza a través de impuestos a los más ricos.
“El gran pecado social de nuestra América es la injusticia. ¿Cómo podemos llamarnos el continente más cristiano del mundo siendo a su vez el más desigual?”, dijo el presidente en su discurso de bienvenida.
Correa hizo alusiones a los mensajes del papa contra la injusticia social y a su reciente y celebrada encíclica verde en la que critica el consumismo y denuncia las amenazas capitalistas contra el medio ambiente.
El líder católico, de su lado, agradeció a Correa por “la consonancia” con su pensamiento.
“Francisco tiene una cultura espiritual y sensibilidad social características de América Latina”, dijo a la prensa el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Fuente: AFP