Los mandatarios del Perú, Chile, Colombia y México se reunieron para definir la agenda de integración de la alianza para los próximos años.
—¿Cuál es la importancia del acuerdo marco que entrará en vigencia pocos días después de esta Décima Cumbre Presidencial de la Alianza del Pacífico?El Acuerdo Marco entrará en vigor el próximo 20 de julio, que, por cierto, es una fecha muy significativa para Colombia, pues es el día en que celebramos nuestra independencia. Ese acuerdo formaliza nuestra decisión de construir un área de integración profunda en la que bienes, capitales, servicios y personas tengan libre circulación, y nos da pautas para seguir avanzando en este proceso. Y tiene toda la importancia porque sobre él es que estructuramos los demás acuerdos; por ejemplo, el Protocolo Comercial Adicional al Acuerdo Marco, que es uno de los logros más importantes y visibles que hemos alcanzado, pues moderniza los acuerdos vigentes y desgrava el 92% del universo arancelario a partir de su entrada en vigor.
—Se estaba esperando que Colombia cumpliera con el proceso de aprobación interna. ¿Por qué quedó rezagada?Colombia, como todos los países, tiene procedimientos constitucionales para la aprobación e incorporación de los acuerdos internacionales. En nuestro caso, deben ser aprobados como ley por el Congreso de la República, y luego revisados en su constitucionalidad por la Corte Constitucional, antes de poder ratificarlos. En el Acuerdo Marco se presentó un error de forma en el trámite legislativo que se subsanó debidamente, y por eso estamos listos para su entrada en vigor. En cuanto al Protocolo Comercial, la ley se aprobó recientemente en el Congreso, pasa a revisión de la Corte Constitucional y esperamos poder ratificarlo, ojalá, en el segundo semestre del año.
—¿Cuáles serán las consecuencias inmediatas y a largo plazo de la entrada en vigencia del Acuerdo Marco?La alianza nació hace apenas tres años. Y digo apenas, porque en este período tan corto hemos alcanzado avances muy significativos. Por ejemplo, eliminamos los requisitos de visa de turismo y de negocios hasta por 6 meses; estamos haciendo una promoción conjunta en materia de exportaciones, inversión y turismo; pusimos en marcha una plataforma de movilidad estudiantil; y tenemos siete sedes diplomáticas compartidas. Y fuimos aun más allá al integrar nuestras bolsas de valores en el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), que ya es el número uno por número de compañías listadas en América Latina y por tamaño de capitalización bursátil.
—En el corto plazo....Con la puesta en marcha del protocolo adicional, esperamos intensificar el comercio dentro de la alianza y proyectar la relación con nuestros socios. No olvide que la alianza hoy tiene 32 países observadores de todas las regiones del mundo, y hay más en la lista de espera. El objetivo de largo plazo es la integración profunda.
—Los capítulos de cada país del Consejo Empresarial han trabajado en propuestas en las que el sector privado trabaja con el público...El sector privado juega un rol clave en este proceso de integración, pues es uno de los principales destinatarios y beneficiarios de los acuerdos. Así como los estados nos integramos, esperamos que las empresas también aprovechen esta integración para aumentar sus negocios. Uno de los retos inmediatos consiste en aumentar los flujos de liquidez. El MILA, por ejemplo, es un mercado muy prometedor con todas las perspectivas de crecimiento.
—¿Qué propuesta de estrategia lleva Colombia para enfrentar el complejo entorno de volatilidad que viven nuestras economías debido a la caída en el precio de las materias primas y el alza en las tasas de interés de Estados Unidos?El contexto internacional es complejo, no hay duda. Por eso es importante remover las barreras que enfrentan las exportaciones, que no solo son arancelarias sino que comprenden también asuntos regulatorios, costos y demoras en los trámites de comercio exterior. Las exportaciones de valor agregado de nuestros países son especialmente sensibles a estas barreras. Nos interesa que la alianza continúe trabajando en la implementación de los compromisos y mandatos en temas como operación de ventanillas únicas de comercio, la armonización de asuntos regulatorios en sectores con potencial exportador y la profundización de la integración financiera.
—En las primeras negociaciones del TLC con EE.UU. (antes de que se retiraran Bolivia y Ecuador) se buscaba la acumulación de origen ante Estados Unidos –sobre todo en confecciones– tema que finalmente no se logró. ¿Está en la agenda de Colombia buscar, junto al Perú, esta posibilidad para luego extenderla a la alianza?Como mencioné antes, uno de los logros más visibles de la alianza es la suscripción del Protocolo Comercial Adicional, en febrero del 2014. Y dentro de este, uno de los mayores logros es que permite acumular el origen de las mercancías entre los cuatro países. Así, las empresas podrán recibir insumos de los socios de la alianza para ser procesados localmente y exportar bienes con valor agregado a la región. Nos interesa trabajar la acumulación extendida de origen con Estados Unidos y Canadá, un aspecto en el que también existen coincidencias con Perú. Estos trabajos se realizan como parte de los TLC con EE.UU. y con Canadá, pero por ahora la alianza no está discutiendo este tema.
—¿Qué beneficios traería a la alianza un posible acuerdo de paz con las FARC y el ELN?La peor paz es mejor que la mejor de las guerras. Le cuento que los expertos calculan que nuestra economía –si logramos poner fin al conflicto armado– podría crecer entre 1 y 2 puntos adicionales cada año. Los beneficios de la paz van desde la calidad de vida hasta la posibilidad de poder invertir más y mejor en el desarrollo. Espero que las FARC así lo entiendan. Solo nos restan dos de los cinco puntos que forman la agenda –si bien son los más complejos– y tengo un optimismo moderado, con la conciencia de que la paciencia de los colombianos no es infinita. Y espero también que el ELN –con el que seguimos en la fase exploratoria de diálogos– no se quede por fuera del tren de la paz.